Los agricultores afirman que el precio es más alto que otros, pero alaban la calidad
18 oct 2022 . Actualizado a las 10:18 h.El cultivo de patata en Terra Chá coge nuevos bríos. La condición de zona productora estaba presente en muchos municipios de la comarca, y cuatro de ellos —Xermade, Vilalba, Cospeito y Abadín— formaron parte de la subzona Terra Chá-A Mariña antes de que la IXP Pataca de Galicia abarcase toda la comunidad. En estos momentos, en diversos concellos hay productores que se adaptan a los nuevos tiempos. Unos dieron el paso hace años y otros son casi recién llegados al mundo de la producción, unos apuestan por el cultivo ecológico y otros escogen el convencional, pero todos coinciden en que la patata chairega tiene capacidad para triunfar en nuevos mercados.
Javier Miranda, de Riotorto, ha plantado este año 14 hectáreas. Toda la producción saldrá del municipio de Riotorto, a diferencia de otros años, en los que cosechaba fincas de Pol y de Castro de Rei. La razón del cambio está en que el concello riotortense ya ha quedado fuera de las restricciones impuestas por la plaga de la polilla guatemalteca. Tras meses de sequía pero sin problemas como el mildiú, precisamente por la escasez de humedad, la producción rondará las dos toneladas por hectárea, algo menos que en otras campañas.
Miranda subraya que el reto de la patata de Riotorto y de la Terra Chá está en consolidarse en un mercado que pueda pagar un precio más alto algo que el de otros tubérculos. «A pataca de aquí é máis cara de producir, pero é boa. A clave é atoparlle mercado», explica. Para reforzar su exposición, afirma que el coste de producción supera los 0,30 euros por kilo y que por ello el precio final es más elevado. Pero también advierte de que las Administraciones deben ayudar más y divulgar que esta producción, de secano, es de calidad. Miranda está anotado como productor en la IXP Pataca de Galicia y está tramitando su inscripción como distribuidor. Su producción se vende dentro y fuera de Galicia, tanto a cadenas de distribución como a tiendas.
Gonzalo Hermida, de Vilalba, se decidió este año a ensayar el cultivo de patatas. Trabaja en sistema ecológico porque ya lo conoce desde hace años por su actividad ganadera. Tres hectáreas de terreno que se reparten por las parroquias de Santaballa, Corvelle y Carballido son el terreno preparado para la primera cosecha, que aún está recogiendo. Aunque prudente sobre el resultado final de la campaña porque dice que la sequía se ha notado, Hermida ofrece algún dato con cierto optimismo: de una de las hectáreas cultivadas sacará una producción de 20 toneledas.
Con prudencia se expresa sobre el futuro. «O tempo dirao», dice. Trabajar con los criterios de la agricultura ecológica implica unos criterios diferentes a los del régimen convencional, pero Hermida cree que el producto ecológico tiene un mercado distinto. Por otro lado, no duda de la capacidad de la patata chairega para conquistar nuevos mercados. «A pataca galega sempre tivo boa fama, e a da Terra Chá, tamén», dice.
También es agricultor ecológico Xosé Otero. Su explotación tiene la sede en Xermar (Cospeito), y las fincas dedicadas a patatas están en ese municipio y en Rábade. La superficie cosechada varía de unos años a otros, ya que el cultivo se realiza en rotación con otros. Este año se han cultivado unos 2.000 metros cuadrados, algo menos que en otras campañas, y el balance parece algo peor en cantidad. «Non foi o mellor ano, choveu moi pouco», destaca. De todos nodos, ni nunca ha tenido problemas para vender, ni prevé dificultades este año. Incluso asegura que aunque el aumento de superficie cultivada no entra en sus planes, vendería bien una cosecha más abundante. Otero vende a pequeñas tiendas y también directamente a clientes
«Garantía de prezos»
Otro chairego, José Manuel Fraga, ha dedicado este año a patatas unas tres hectáreas, repartidas entre el municipio xermadino (parroquias de Piñeiro y de Xermade) y el vilalbés (Santaballa). Estuvo inscrito en la IXP Pataca de Galicia, aunque no vendió con sello oficial, y vende a una cadena. «Hai que profesionalizar á xente, iso é básico», dice. Recalca que la calidad del producto es buena y que los agricultores deben sentirse respaldados. «Se, por exemplo, veñen dous anos malos, que haxa unha garantía de prezos mínimos para o produtor», sostiene.