Una nevera del tiempo de los castrexos: reconstruyen en el Museo de Viladonga una gran vasija hallada en el castro

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

LUGO

Las restauradoras Silvia Illanes y Carolina Pérez, de izquierda a derecha, con la gran vasija una vez completada la restauración.
Las restauradoras Silvia Illanes y Carolina Pérez, de izquierda a derecha, con la gran vasija una vez completada la restauración. CEDIDA

La pieza fue hallada durante unas excavaciones y servía para guardar alimentos

22 ene 2024 . Actualizado a las 19:34 h.

Los castrexos, primero, y los romanos, después, se las ingeniaban para guardar alimentos. Una gran vasija que se halló en el castro de Viladonga (Castro de Rei) durante las excavaciones del 2019 y cuya reconstrucción está recién acabada demuestra cómo era la conservación hace unos 2.000 años, cuando no había electricidad ni electrodomésticos.

La pieza sobresale por su tamaño: tiene 52 centímetros de altura y 57 de diámetro; también destaca por su volumen, con capacidad para almacenar 90 litros. Que se usaba para guardar alimentos es algo que se sabe por análisis de restos realizados en la universidad de Évora (Portugal). Las pruebas de cromatografía efectuadas mostraron un alto porcentaje de grasas animales, así como otro porcentaje, bastante menor, de aceites vegetales. Por otro lado, el hallazgo viene a reforzar la tesis de que el castro ya estuvo habitado en la época castrexa, antes de la ocupación romana.

La recuperación de la pieza es resultado de una minuciosa labor en equipo, aunque el principal protagonismo ha correspondido a Silvia Illanes y a Carolina Pérez. La primera es restauradora, empezó a trabajar para la Xunta en el 2020 y luego siguió; la segunda trabaja en el Museo de Viladonga desde hace años. Como recuerda Silvia Illanes, el proceso empezó con una reconstrucción llevada a cabo por la dibujante Marta Cancio, que hizo un dibujo arqueológico.

La restauración se llevó a cabo con la intervención de diversos profesionales de Viladonga.
La restauración se llevó a cabo con la intervención de diversos profesionales de Viladonga.

Las piezas aparecieron, en la campaña de trabajo del 2019, en viviendas situadas cerca del aljibe, cuyo descubrimiento fue uno de los grandes acontecimientos en el castro en las últimas décadas. Los fragmentos se limpiaron y se consolidaron; en algunos casos, detalla Silvia Illanes, se colocó un refuerzo de madera contrachapada. En aquellas partes donde no había material original, se colocó escayola, en la que se aplicaron dos capas de color, primero ocre y después naranja.

Instalación

La pieza está ya instalada en una de las salas del Museo de Viladonga. La consecuencia va más allá de la novedad que supone su presencia. «Enriquece el discurso del museo por la información que aporta», afirma Illanes, que además destaca que en el castro no se había hallado hasta ahora una pieza de ese tamaño. Por otro lado, las proporciones de la pieza parecen directamente proporcionales a la envergadura de afrontar la tarea de la reconstrucción. La restauradora se da por satisfecha. «Fue un reto muy gratificante», reconoce.

Un elemento elaborado a mano que demuestra la riqueza cerámica de varias etapas

La gran vasija que se acaba de reconstruir fue elaborada a mano, no dentro de un proceso que pueda calificarse de industrial dentro de los parámetros de la época. Esa elaboración manual se explica por la ausencia de marcas de torno en los restos ahora reconstruidos. Lo que no se puede aclarar de un modo tan rotundo es si esa pieza fue fabricada en el castro —hipótesis que la restauradora Silvia Illanes no descarta, aunque matizando que su campo de trabajo no es la investigación arqueológica— o llevada desde otro lugar.

Lo que sí aporta la vasija es una riqueza a un apartado, el de la cerámica, que en Viladonga ha ofrecido abundantes muestras. Prueba de ello es que una vasija, de unas dimensiones algo menores, está expuesta, en depósito, en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid) desde hace unos doce años, tras haber sido encontrada en una campaña de excavaciones.

Esta pieza recién reconstruida no es la primera, aunque sus dimensiones sí la hacen particularmente relevante, como afirma la directora del Museo de Viladonga, Elena Varela. De la etapa castrexa y de la romana hay abundantes muestras, y la recién restaurada, por dimensiones, fue colocada en una vitrina especial. «É uha peza máis, que enriquece», comenta Varela.