Una familia de Begonte instala un árbol de Navidad de 12 metros en su finca: «Gústanos o lucerío»
LUGO
Cada mes de diciembre lo inauguran con fuegos artificiales, chocolate y churros
19 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.De pequeño, Álvaro ya apuntaba maneras. Así lo explica su madre, Maruja, y su padre, Manolo. Cuando era un niño, le apasionaban las luces: «Poñía unha árbore pequena nas macetas. De adolescente tiven unha época de pasotismo pero dende hai uns anos collinlle as ganas», explica.
Esta familia de Damil (Begonte, Lugo) instala en su jardín, desde hace tres años, un árbol navideño de doce metros y medio de altura. «Antes tiña un máis pequeno, que era a metade. Comecei a ter ganas de algo máis ambicioso... E aquí estamos. A nós gústanos o lucerío», explica Álvaro.
Pero lo que podría ser un sencillo árbol ha construido una tradición y es la base, desde hace tres años, de un acontecimiento social que consigue reunir al completo a los vecinos de la aldea, pero también de otras zonas de Begonte. «A inauguración, que xa foi, inclúe chocolatada con churros e ata fogos artificiais», precisa Álvaro, que aunque trabaja fuera de Galicia siempre vuelve a casa por Navidad.
Dos días de trabajo
El proceso de montaje del árbol requiere, tal y como explica esta familia, de al menos dos días de trabajo. Vecinos y amigos colaboran en la puesta a punto. «Facemos un cabreado, dando voltas co pincho do tractor. Son 600 metros de enroscado, o que se traduce en 6.000 lámpadas», abundan. El montaje empieza, habitualmente, en el puente de la Constitución y el desmontaje, tras el paso de los Reyes.
Pero Álvaro no es el único entusiasmado de la familia. Sus padres también lo ayudan y apoyan en este afán por celebrar la Navidad y, sobre todo, con juntar a los vecinos y amigos con los que difícilmente coincide más allá de en fechas señaladas. «Isto gústanos a todos», afirman Maruja y Manolo.
Dentro de esta casa familiar de Damil no hay luces, pero si un belén. «Preferimos que estean fóra e así, gózaas todo o mundo», dice Maruja señalando a la estrella que culmina los doce metros y medio de árbol.
Visto lo visto, la pregunta que surge es la siguiente. ¿Seguirá creciendo este árbol? «Por deus», dice la mujer de la casa. «En altura non creo, pero si que é posible que fagamos máis cousas. Este ano, de non ter podado as árbores, habería máis luces na nosa finca», añade Álvaro.
Mientras, los coches pasan por delante de esta casa familiar y muchos, deciden dar la vuelta para bajar de ventanilla y empaparse del ambiente navideño que ilumina Damil.