Josefa teme perder la teleasistencia y el teléfono fijo: «Salváronme varias veces a vida»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO

Josefa vive en Silvarrei (Lugo) y no sabe qué pasará con su teléfono fijo ni con su pulsera de teleasistencia tras la desconexión de cobre de Telefónica
Josefa vive en Silvarrei (Lugo) y no sabe qué pasará con su teléfono fijo ni con su pulsera de teleasistencia tras la desconexión de cobre de Telefónica REBECA FERNANDEZ

La incertidumbre reina entre las personas mayores de la provincia de Lugo que podrían verse afectadas al cerrar Telefónica las últimas centrales de cobre

07 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A sus 87 años, Josefa Gómez Illán camina con la ayuda de su andador por el jardín de su casa en Silvarrei (Outeiro de Rei). Vive sola. No es un caso raro en Lugo, una provincia con 33.905 personas que están en su misma situación y tienen más de 65 años, según los últimos datos actualizados del Instituto Galego de Estatística (IGE).

Josefa lee La Voz de Galicia todos los días y una de las noticias publicadas este miércoles en el diario, que informaba de que Telefónica cerrará las centrales de cobre y, como consecuencia, parroquias de 45 concellos se quedarán sin teléfono fijo y conexión a internet de ADSL si no tienen fibra óptica, la tiene muy preocupada. Le perturba perder su número «de sempre» y no poder hablar con la familia pero más aún, la incertidumbre sobre su pulsera de teleasistencia, que depende del fijo y se apoya en él para funcionar. «Caín cinco veces, e non sei que tería sido de min de non ser polo aparello. Entre el e o teléfono, salváronme varias veces a vida», dice convencida. 

El brazalete que lleva siempre atado a la muñeca tiene un botón que hace saltar todas las alarmas. Al pulsarlo, una asistenta intenta ponerse en contacto con ella y, de no conseguirlo, llama a los cinco teléfonos de referencia que tiene registrados, para que se desplacen al domicilio de Josefa y comprueben que se encuentra bien. Si no logran contactar con nadie, una ambulancia acude directamente a esta casa de Silvarrei, situada a 15 minutos de la ciudad amurallada.

—Así que, ao parecer, quedo sen todo?

—Non, sen pulseira e sen teléfono non podes estar abuela.

Josefa se acuerda de otros mayores que también viven solos en la aldea. «Eu penso que ninguén se enterou aínda», asegura. Aunque tienen un contrato con Telefónica, no recibió «nin unha triste carta».

Sus hijos y nietos se pusieron en contacto con la compañía, pero según su relato la trabajadora que los atendió desconocía los detalles de la desconexión de cobre. En concellos como el de Outeiro de Rei también están preocupados ya que saben que de la mano del teléfono fijo van las pulseras de teleasistencia. Todo es incertidumbre y el desconcierto reina, más allá de los ayuntamientos, entre las trabajadoras sociales. «Se hai que cambiar de compañía e arranxar papeis imos tardar, teríamos que preparalo con tempo», precisa la lucense.

«A pulseira salvoume moitas veces»

A Josefa también le preocupa cualquier cambio relacionado con el teléfono fijo. Uno de los dos que tiene cuelga de la pared. Sobre algunas teclas hay fotos de sus familiares más cercanos. «Así é máis fácil. Eu probei cun móbil, pero as teclas eran moi pequenas e fíxoseme difícil. Non lle din xeito, engañábame cos números e non contestaba ninguén», explica.

A la sospecha del teléfono se suma, de nuevo, la importancia de la pulsera de teleasistencia: «Unha das veces que pulsei o botón tiven que ir para o hospital. Caera e fastidiara os tendóns, ademais de romper dúas costelas. Aínda hoxe non subo ben os brazos», explica. En otra ocasión, hace apenas dos meses, se desorientó de madrugada. Intentó vestirse y se cayó. Pulsó el botón, avisaron a su hija y esta la llevó al hospital. Estuvo ingresada en el HULA una semana. «Isto salvoume moitas veces», recalca.

«Hai que ir indo, non queda remedio», continúa diciendo Josefa, que a estas alturas de la vida tiene pocos miedos, pero pide un poco más de transparencia e información para tener la certeza de que no perderá ni sus teléfonos ni su pulserita.

Están afectados 45 de los 67 concellos de la provincia

A Fonsagrada, A Pastoriza, A Pobra do Brollón, A Pontenova, Abadín, Alfoz, Antas de Ulla, Baleira, Barreiros, Begonte, Bóveda, Burela, Carballedo, Castro de Rei, Cervo, Chantada, Cospeito, Foz, Friol, Guitiriz, Lourenzá, Lugo, Meira, Mondoñedo, Monforte de Lemos, Monterroso, O Incio, O Valadouro, O Vicedo, Ourol, Outeiro de Rei, Palas de Rei, Pantón, Pol, Quiroga, Rábade, Ribadeo, Riotorto, Sarria, Taboada, Trabada, Vilalba, Viveiro, Xermade y Xove.