Tengo la sensación de que hoy se ha perdido una gran oportunidad de dar un paso adelante en la lucha por la salvación. Bilbao, que a priori es mejor plantilla que la breoganista, venía mermado por la baja de Killeya-Jones y , dados los problemas que ahora mismo tiene el Breo en el juego interior, se igualaban las fuerzas antes del comienzo del partido.
El encuentro se movió en la primera parte en tanteos bajos, con falta de claridad ofensiva por parte de ambos equipos. Bilbao buscaba conectar con sus tiradores. Lo logró especialmente con Hornsby, que tuvo un gran día en el lanzamiento exterior, metiendo tiros de gran mérito. No obtuvo el mismo éxito el Breogán buscando descargar su peso anotador en la figura de Ben McLemore, que si hubiese tenido el acierto de otros días, probablemente hablaríamos de otro tipo de partido.
Pero no se puede jugar todo a una carta y está claro que en este momento el equipo le cuesta encontrar otras opciones para generar en el apartado ofensivo. El balón se para sin encontrar ideas y se consumen tiros complicados en los últimos segundos de posesión.
La que parecía una buena apuesta para construir juego, con la llegada de Robinson, se vio disipada por su escaso protagonismo en la segunda parte. También cabe destacar el bajón de rendimiento de Toni Nakic en los últimos partidos. Desconozco los motivos, pero el croata tiene que ser fundamental en nuestro juego si queremos conseguir la permanencia.
Hay que reconocerle al equipo que intentó subir el nivel defensivo en primera línea y aunque fuese a tirones, consiguió reducir la ventaja en el marcador en muchas ocasiones. La suerte fue esquiva esta vez (recuerdos varios intentos de robo no consumados por poco) y tampoco ayudó en momentos puntuales el trío arbitral con decisiones dudosas.
Hoy es un día de pesimismo entre la afición, pero pienso que se puede conseguir el objetivo. Queda mucha liga y hay que recuperarse mentalmente. Si conseguimos la victoria de Palencia daría confianza al equipo y a partir de ahí todo puede cambiar. Nuestros rivales no están mucho mejor que nosotros. Nos toca creer y confiar.