Alba Pernas, fotógrafa canina: «Vienen porque el perro es mayor y tienen miedo de quedarse sin un recuerdo»

Lucía Blanco
Lucía Blanco LUGO / LA VOZ

LUGO

La fotógrafa Alba Pernas, en su estudio ubicado en Camiño Real.
La fotógrafa Alba Pernas, en su estudio ubicado en Camiño Real. OSCAR CELA

En su estudio de Lugo capta la personalidad del animal, apoyándose en un dosier previo y comenzando porque el can no se asuste con el flash

10 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Alba Pernas unió su trabajo, su gran pasión, con su amor por los animales. Así fue como decidió especializarse en fotografía canina y orientar sus reportajes hacia estos peludos. «Si por mí fuera, tendría un montón en casa. Yo quería especializarme porque aunque puede salir la familia está enfocada en el animal, además hice un curso en Madrid y me gustó mucho», dice. Tras la formación con Emilio Cuenca, conocido como El Fotógrafo de Perros, se animó a dar el paso en su estudio de Lugo, que abrió en el 2017 en el barrio de A Milagrosa.

«Hace poco menos de un año que me animé a centrarme en esto porque aquí no hay tanta oferta. Somos muchos fotógrafos y era una manera de diferenciarme». Coco, Manuela, Oliver, Eila, Pipo o Tokio fueron algunos de los que ya inmortalizó. «Veo un montón por la calle y los voy como fichando. Los que tienen el pelo larguito me gustan mucho porque dan más juego», explica esta profesional que no puede decantarse por ninguna raza en concreto. En cuanto a las razones para buscar un retrato de su amigo de cuatro patatas, cuenta que son diversas. 

«Tengo todo tipo de clientes. Gente que tiene cachorros y quiere ver el crecimiento y muchos que el perriño o la perriña está mayor y tienen miedo a quedarse sin él y no tener un recuerdo. Y luego gente que simplemente adora a su animal y quiere hacerle unas fotos». Cuando empezó lo que más le preocupaba no era la foto en sí, sino cómo tratar a su retratado para que esté tranquilo. Así que el procedimiento comienza por conseguir que el can no se asuste con la luz.

Acostumbrarse a la cámara

«Les digo que los desaten de todo, que les quiten arneses y que les dejen investigar el local mientras voy dando ráfagas de flash para que se acostumbre. Sí es cierto que me encontré con más de uno que se asustaba mucho y requiere más tiempo porque intento que no se estresen y que vean que es un sitio seguro». Luego, utilizando tres fondos, blanco, negro y un color —siempre de papel para que no resbalen— , se lanza a las instantáneas en las que la mascota se muestre calmada.

«Que estén tumbados, sentados o mirando para mí. Utilizo un flash en modo grúa y me fijo que le resalten los ojos con el destello blanco porque se ven más bonitos». Después es el turno de jugar con ellos. «Les lanzo comida, utilizo las pompas de jabón, sus propios juguetes, los que tengo yo o intento hacerles sonidos que también queda muy bien», agrega Pernas, que ofrece además fotografía de eventos, new born o premamá. La familia también puede animarse a salir aunque no suele ser lo habitual. 

Dosier previo

Captar la personalidad del animal requiere un trabajo previo a partir de un dosier que cubren los dueños. «Les doy de comer aquí, por lo que lo más importante es saber si tienen alguna intolerancia o puedo darles lo que quiera». Incide a su vez en si presentan algún problema de movilidad y en el tamaño. «Sobre todo los pequeñitos los subo a una superficie alta para no puedan bajar y estén tranquilos. Si son muy nerviosos, por ejemplo en el caso de los cachorros, siempre me dicen que no van a parar y al final sí que paran, pero prefiero saberlo de ante mano», asegura Alba, que reconoce que supone todo un reto cuando se juntan varios a la vez.

«Dos se lleva bien pero tres ya es muy complicado. Cuando uno me mira el otro no y aunque participan los dueños no saben cómo tienen que hacer, así que les explico un poco para que sea lo más llevadero posible». De momento, captura en su estudio y en el exterior perros y algunos gatos, que exigen más paciencia.

«Cuando los meten en el trasportín salen de su zona de confort y lo asocian con ir al veterinario. Así que llegan y se esconden». Sin embargo, no se cierra puertas. «Si me vienen con una gallina o con lo que sea no me importaría», comenta divertida. El resultado final convence y mucho. «Los dueños quedan muy contentos. Siempre quieren escoger más fotos y les intento orientar porque las enseño antes de editar».