El Cumpleaños

Emilio R. Pérez LUGO / LA VOZ

LUGO

05 mar 2025 . Actualizado a las 20:34 h.

Nunca celebré mis cumpleaños a lo grande, sino más bien en plan frugal. Hasta este año. En ningún momento sospeché que me estuvieran preparando algo. Lo digo ahora, diez días después, cuando por fin soy dueño de mis actos y voy tomando tierra para narrarlo.

Adormecía el viernes 21 sobre las 5 de la tarde viendo el tostón televisivo de costumbre en mi sofá, cuando el tiroliro del wasap me trae de vuelta de sopetón.

—Bonita colección.

Es mi hija. Acompaña foto al comentario con mis plantas del rellano. ¿Pero esta chica no está en Madrid? Pues no, abro la puerta, la tengo ahí. Ella, su pareja y también mi hijo, al que hacía por Toulouse. Error. A eso de las 9 de la noche suena el timbre. Son mis tres sobrinas, vienen de Málaga y Valladolid. Sonrisa lela de estupor y, acompañando besos, carcajadas de rigor. Día 22, mi cumple; llegan por la mañana mi hermano y mi cuñada de Valladolid, los únicos que me esperaba. Hora de comer. Vamos pues a celebrarlo y, ladinamente, Avda. de La Coruña abajo me van llevando hasta el Manuel Manuel sin imaginarme lo que estaba por llegar. Pues fue abrir la puerta y encontrarme con el apoteósico boom final. Recibiéndome con vítores y aplausos, todo cuanto quiero estaba allí. Casi 50 llegué a contar. Fue el partido de homenaje, el Óscar Honorífico, fue ese acto familiar magnífico, entrañable, ese agasajo inesperado que te hace sentir grande; tanto, que temí perder de vista el suelo. Pero no, no lo perdí. Aún emocionado, aterrizo en mi ventana aquí en el alto para intentar narrarlo.

Todo ha acabado, el tiempo pasa página sin acabar de saborear lo que te pide el alma. Sólo se me ocurre una única palabra: gracias.