Querido tirano

EMILIO R. PÉREZ

LUGO

19 mar 2025 . Actualizado a las 19:23 h.

Nos falta y estamos perdidos, desnudos de arriba abajo. No es más que una simple, pequeña máquina y lo hemos convertido en nuestro mejor amigo. Nos lleva, aunque parezca que lo llevamos, y dado el caso, ante el riesgo de perderlo wasapearíamos con el diablo desde el mismo infierno. Se ha apropiado de nuestra alma, de nuestro intelecto, es una prolongación de nuestro brazo, de nuestro cerebro… Le dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo, depositamos en él nuestra confianza, nuestras confidencias, hasta nuestro número de cuenta…, así que cuando lo perdemos una parte de nuestra esencia se va con él a hacer puñetas.

Me sirve Yusa su magnífico café cada mañana, el segundo tras el desayuno, en una cafetería de A Milagrosa cuyos amplios ventanales, de inmejorables perspectivas, complementan de maravilla las que me ofrece mi ventana desde ahí arriba. Hoy he llegado, me he sentado, desplegado La Voz sobre la mesa y, tras llevar la mano a mi bolsillo, una señal de alarma parpadea y se me activa el rifirrafe neuronal en la cabeza: ¡el móvil! Reflexiono unos instantes y, cosa rara, consigo recordar que lo dejé olvidado en la cocina. Maldita sea, me rebelo, pero serás memo, cualquier día te da un infarto por chorradas  de este tipo. Tomo aire y me relajo. Me olvido de La Voz por un momento y miro afuera. Contemplo el tránsito peatonal de mi ciudad que a esta hora ruge en plena efervescencia. Como en todas partes, dos de cada tres lucenses hablan, wasapean, o simplemente hipnotizados lo masajean. Qué curiosa la raza humana, considero, el ser vivo de intelecto más avanzado, cautivo, prisionero de sus inventos. Contradictorio cuando menos.