
Hay situaciones inimaginables. hace no demasiados años que en el mundo del deporte que ahora se han convertido en normales y que no sorprenden a nadie por habituales. De entre todas, la más frecuente, la continua entrada y salida de jugadores de las plantillas de los equipos.
Fueron tiempos en los que los aficionados sabían de memoria la composición de su plantel desde el inicio hasta el final de la temporada. Pero como dijo el filósofo «Panta Rei», todo cambia. Ahora, las modificaciones forman parte del día a día de las competiciones deportivas profesionales.
Darrun Hilliard marcha del Breo cara al Unics Kazan ruso. Sin duda alguna supone una importante pérdida para los de Luis Casimiro y para su estructura táctica. Pero a la vez, hay que ponerse en el contexto: permanencia asegurada, play-off por el título muy complicado, liberación de una importante cantidad de masa salarial, posibilidad de recibir una compensación económica y, al fin, capacidad para realizar una incorporación comunitaria o extracomunitaria.
Seguro que es lo mejor para todas las partes, porque estoy convencido que es el jugador, su entorno y agente los que plantean esta realidad, que ven como una oportunidad deportiva y seguro, por encima de todo económica.
O sea que los deseos y la mente del protagonista ya están en otra parte. A partir de aquí toca jugar a la estructura deportiva. Seguro que lo harán, porque en una temporada que va camino de ser muy positiva conviene tener presente que es muy importante, mucho, acabar bien. Porque muchas veces, el final es lo que queda en la retina, y supone el inicio de la construcción de un nuevo e ilusionante proyecto.