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Moncho Fernández, entrenador del Bàsquet Girona: «El Pazo es el local soñado, una olla a presión desde el minuto menos quince»

Millán Gómez LUGO / LA VOZ

LUGO

ACB MEDIA

El técnico compostelano entrena al Girona, rival del Breogán este sábado

10 abr 2025 . Actualizado a las 20:58 h.

Ramón Fernández Vidal (Santiago de Compostela, 1969) vive su primera temporada fuera de su casa desde el 2009. El pasado diciembre fichó por el Básquet Girona, con el que ha ganado 7 partidos en 15 jornadas. Fue entrenador ayudante en el Breogán en la ACB entre el 2004 y el 2006. Debutó como primer entrenador ACB en el 2009 con el Murcia. El Breogán visita a su Girona este sábado en el Palau Girona-Fontajau (18 horas, Movistar Deportes).

- Quince años después, ha vuelto a entrenar fuera de su Santiago de Compostela natal. ¿Cómo lo está viviendo?

 - Como una situación natural en la vida de un entrenador profesional. Antes de los catorce años en casa, como ya sabes, entrené en Gijón, en Murcia, en Lugo, en Los Barrios. Sí que hacía mucho tiempo que no me ocurría, pero la vivo con la naturalidad propia de aquel que pretende ser entrenador profesional de cualquier deporte y que sabe que tiene que ir al sitio en el que le quieran.

- ¿Cómo es el Básquet Girona como organización? A usted siempre le ha gustado hablar de organización al hablar de clubes, como los estadounidenses. 

- Sí, como dices, es un organización joven que en muy poco tiempo ha alcanzado lo máximo que puedes alcanzar en el baloncesto nacional, que es jugar en la Liga Endesa. Como organización joven tiene mucha gente con mucha experiencia detrás como es el caso de Marc (Gasol) y Pau (Gasol), nuestro presidente y nuestro vicepresidente, quizás las caras más conocidas junto con Fernando San Emeterio, el director deportivo. Alrededor del club hay muchísima gente que ya tiene mucha experiencia en el basket. Girona es una ciudad que ha tenido baloncesto de élite muchísimos años, como bien sabes. Es un club joven, pero que tiene clara su identidad con los nuevos tiempos. Es un club comprometido con el medio ambiente, comprometido con situaciones que antes estaban al margen de lo deportivo y, sin embargo, en el Básquet Girona hay una conciencia social muy importante.

 - ¿Cómo es su día a día con Fernando San Emeterio, director deportivo? 

 - Hay una relación diaria muy cercana donde sería muy estúpido por mi parte no aprovecharme de todo el saber que Fernando tiene porque ha sido un jugador legendario con una carrera enorme. Tenemos muy claro el objetivo que queremos ser y todos empujamos. Lo que he sentido aquí es mucho compromiso con la idea de remar todos para conseguir la permanencia. 

 - ¿Cómo es su relación con Marc Gasol y Pau Gasol?

 - Pau, como bien sabes, vive fuera y ha encontrado tiempo en su agenda súper ocupada para venir a visitarnos, lo cual agrademos mucho porque tanto Pau como Marc son dos leyendas. En las relaciones del día a día son relaciones entre personas que compartimos objetivos e inquietudes. Además de hablar de baloncesto hablamos de muchos otros temas. 

 - Laia Palau es directora deportiva en la base del Básquet Girona. ¿Cómo es en el día a día?

 - Tenemos una relación súper cordial, súper cercana de compañeros de pista, de entrenadores. Hablamos mucho de basket. Para mí es un honor compartir con gente que ha sido todo en el mundo del baloncesto. Laia lo que hace ahora es transmitir todos los conocimientos y experiencia que ha adquirido. Da gusto verla con las niñas más pequeñas, con qué pasión y devoción lo hace. 

 - ¿Al estar ahora en Girona se acuerda de su debut como primer entrenador ACB con el Murcia? Fueron once partidos. 

 - Pues sí, también estuve en ACB como ayudante en otros equipos, tanto en Lugo como en Gijón. Claro que me acuerdo del caso de Murcia. Lógicamente, fue el primer club que apostó por mí para ser entrenador jefe en la Liga Endesa y no me puedo olvidar de ello. Es más, cuando voy a Murcia sigo teniendo amigos allí, tengo muy buena relación con mucha gente en el club, aún quedan en el club compañeros que tuve en aquella época y lógicamente también en el pabellón. Los veo cada vez que vuelvo. Me trae buenos recuerdos. Como bien dices, fue una etapa muy corta de once partidos. Los resultados no fueron como nos hubiera gustado, pero lógicamente no puedo olvidarme y hay que estar agradecido a aquellos que me dieron la oportunidad de ser entrenador. 

 - ¿Qué les está aportando técnica y tácticamente Jarod Lucas?

 - Pues poco porque acaba de llegar (se ríe). Jarod es muy inteligente, lo que está intentando hacer en los entrenamientos que lleva con nosotros es subirse a un tren que ya iba en marcha. Cuando es tu primera experiencia fuera de Estados Unidos y es la primera vez que sales de tu país no solo es baloncesto, son muchas otras cuestiones, es la vida, son las costumbres, es la cultura, es el lenguaje. Tienes que adaptarte a todo esto a toda velocidad, empaparte como una esponja de todo lo que requiere la liga y la vida aquí. Necesitas un tiempo para dar lo mejor de ti, pero está poniendo muchísimo de su parte. 

 - Su Girona está jugando muy rápido y cerrando el rebote. ¿Está contento con el proceso?

 - Sí, estoy contento por cómo el equipo ha reaccionado. Está rindiendo muy bien en lo que tiene que ver con el esfuerzo. A veces nos ha faltado a lo mejor un poco de acierto, pero en general el equipo se ha entregado en todos los partidos, eso es lo más importante, y lo que me hace estar más feliz y satisfecho. 

 - En su cuerpo técnico tiene una leyenda como Darryl Middleton, que está en su sexta etapa en Girona. ¿Qué le aporta con los pívots y en otras facetas?

 - Sí, es todo un campeón de Europa con Panathinaikos. Estuvo en el cuerpo técnico del CSKA. Su trayectoria es enorme. Desde ahí, él apoya su conocimiento, su experiencia y, como bien has dicho, en la posición de pívot ayuda a los pívots jóvenes en un trabajo específico. Luego es uno más del cuerpo técnico. 

 - Tiene en la plantilla a un ex del Breogán como Juan Fernández. ¿Cómo analiza su rendimiento y su evolución?

 - Juan ha hecho un esfuerzo también para adaptarse a lo que se le ha pedido con mucho compromiso poniendo su talento, su capacidad a disposición del colectivo. El techo de Juan seguramente esté por llegar, las condiciones y el conocimiento los tiene. Estoy convencido que es un jugador que va a ir a más. 

 - ¿Tiene claro que Juan Fernández es un cinco?

 - No soy muy amigo de poner esas etiquetas, es decir, Juan Fernández juega de Juan Fernández. Tiene capacidad para ocupar diferentes posiciones por su capacidad técnica y táctica. Tiene capacidad valga la redundancia. ¡Me parece que solo digo "capacidad" (se ríe)! No soy muy dado a encasillar a los jugadores en posiciones. 

 - Tiene un plantilla especialmente versátil. ¿Percibe lo mismo que yo?

 - Sí. Lo considero una ventaja. Cualquier entrenador creo que te diría lo mismo, queremos tener jugadores que se puedan desenvolver en diferentes posiciones en la pista independientemente de la idea de juego. Siempre es una ventaja. 

 - ¿Qué opinión tiene del Breogán actual?

 - Solo tengo elogios, cuestiones positivas. Ahí están evidentemente los resultados, que son excepcionales. Luis (Casimiro) ha hecho un trabajo excepcional, no solo se refleja en las victorias, sino también en el estilo de juego. Es un equipo que defiende francamente muy bien y que ofensivamente es un equipo con alegría, con velocidad, con talento en todas las posiciones. Es un equipo con mayúsculas tanto ofensiva como defensivamente, es lo que más me gusta del Breogán, es un equipo muy solidario y que se ayuda en ambos lados de la pista. Ha hecho partidos excepcionales. Es muy divertido verlos jugar. 

 - ¿Qué virtudes destacaría de Víctor Pérez como compañero, como amigo y como entrenador ayudante?

 - ¿Tienes siete páginas para ponerlas? (sonríe). Víctor y yo nos conocemos desde el año 1991 o 1992.  Ha llovido un mundo, éramos unos niños, ahora somos adultos, padres y hemos vivido muchísimas cuestiones juntos. Fíjate la cantidad de partidos que hemos disputado juntos que la primera vez que nos enfrentamos fue en el Breogán - Girona en mi primer partido como entrenador jefe en el Girona. Es el entrenador con el que he compartido más veces un sitio al lado en el banquillo, pero eso es lo secundario. Es un amigo, es una persona que quiero mucho. Destacaría como entrenador sus conocimientos y experiencia. Está ahí todo lo que ha hecho, su trabajo lo habéis valorado como se merece, el trabajo que ha hecho. También destacaría su capacidad de trabajo enorme, su fidelidad, es una persona muy sincera, muy fiel, siempre rema por el colectivo, tiene un sentido de equipo muy amplio y mucho, mucho sentido común. Como defecto, su tozudez, es un tozudo, pero eso se lo perdonamos (se ríe). Seguramente es la persona más especial en mi vida en mi cuerpo técnico porque es con el que he compartido más partidos y más momentos en mi vida.

 - Usted fue entrenador ayudante de Moncho López en el Gijón y en el Breogán. ¿Qué aprendió de él?

 - Sí. A Moncho le debo casi todo porque fue la persona que confió en mí para el baloncesto profesional. Es con el que aprendí lo que significa ser un entrenador profesional. Aprendí muchísimo de baloncesto y de dirección de grupo. A veces nos reducimos simplemente a los bloqueos, a las defensas y la figura del entrenador tiene mucho más, como las relaciones con los medios, con los jugadores, con sponsors. Además, es un gran amigo con el que estoy en permanente contacto, nos cambiamos e intercambiamos muchas ideas, hablamos constantemente de estas cuestiones. Es fundamental en mi vida porque, si no me hubiera dado la oportunidad, a lo mejor yo no hubiera sido entrenador profesional. 

 - ¿Cómo valora y cómo recuerda sus dos temporadas en el Breogán?

 - Sí, lógicamente se impone la parte final, donde descendemos y es muy triste. Me acuerdo que para mí volver a Galicia era un sueño. Me quedo con todos los momentos vividos, con los grandes partidos y el haber tenido la fortuna de entrenar a jugadores como Charlie Bell o como Pete Mickeal, por nombrarte a los más destacados porque con muchos otros sigo manteniendo relación. He tenido la fortuna a lo largo de estos años de basket de encontrarme con Marco Carraretto, por ejemplo, en Siena o estos años siendo ya él director general en Bolonia y he podido hablar con él. Guardo ese recuerdo de mi primera temporada, que fue fantástica y entrenando jugadores fantásticos, y el triste final de la segunda. 

 - ¿Cómo era Charlie Bell en el día a día?

 - Era una maravilla de jugador en todos los aspectos porque él venía de ser un especialista defensivo con Michigan State y cuyo rol era el de defensor. Cuando él va a Italia, debido a una lesión, tiene que tomar las riendas del equipo en el play-off, jugaba en la Benetton con (Jorge) Garbajosa de compañero y la temporada siguiente juega en el Livorno y es el máximo anotador en Italia, el "capocannoniere". Luego lo fichamos nosotros y fue el máximo anotador en España. Recuerdo sus partidos con el Breo contra el Barça y el Valencia (sonríe). Contra el Valencia, aquel duelo al sol contra (Igor) Rakocevic. Un partido para no olvidar (sonríe). Creo que que fueron como catorce o quince puntos consecutivos, canastas de todos los colores, floaters, pull-ups, triples. Era un jugador súper dotado técnicamente en ataque y era súper dotado técnicamente en lo defensivo. Recuerdo que era un jugador humilde y un muy buen compañero. Recuerdo alguna derrota donde él pidió disculpas al equipo, nos decía que había jugado mal, que lo sentía, se lo decía a los chicos. Era un chico excepcional. Después, con el paso del tiempo cuando vuelve a la NBA me lo volví a encontrar en la Liga de Verano de la NBA de Las Vegas. Fue una experiencia excepcional entrenar con él. Yo, como entrenador ayudante, tenía un trato más cercano con él. Charlie Bell es top tres de los mejores jugadores que he entrenado. 

 - ¿Cómo era Pete Mickeal?

 - Un jugador con un nivel de compromiso altísimo y con unos estándares de trabajo enormes, muy exigente para que todo el mundo estuviera a la altura de su nivel de trabajo. Recuerdo que era un competidor enorme y con el que también sigo teniendo una muy buena relación porque después a lo largo de los años nos hemos enfrentado en otros equipos e incluso en su nuevo trabajo tuve la oportunidad de coincidir con él y hablar con él. Guardo un muy buen recuerdo, tengo muy buena relación con Pete. Me quedo con su ética de trabajo, un jugador que cada día que entraba en la pista era exigencia al 100 %, se exigía a sí mismo muchísimo y ese nivel de competitividad se contagiaba. 

 - ¿Cómo es el Pazo para un entrenador que compite como local?

 - El Pazo es el local soñado porque es una olla a presión auténtica, anima muchísimo, aprieta muchísimo desde el minuto uno. Te diría que no desde el minuto uno, sino desde el minuto menos quince. Está claro que cuando juegas arropado por tanto apoyo como local en el Pazo eso ayuda mucho, es lo que todos los jugadores quieren, tener un pabellón volcado y que le dé alas al equipo. Lugo es una ciudad muy, muy de baloncesto, muy basquetera, la gente anima a muerte al Breo y también lo percibes, claro, cuando juegas como rival. Es muy chulo jugar en el Pazo. La ACB es la mejor liga de Europa por el nivel de sus plantillas y por pabellones como el Pazo. 

 - El otro ayudante en sus dos temporadas en el Breogán fue Miguel Ángel Hoyo, muy vinculado a Lugo y a Sarria. ¿Cómo lo valora?

 - Es un amigo. Mira, teníamos un clínic que íbamos a dar juntos en enero y al venirme yo a Girona no lo pudimos hacer, pero la casualidad hizo que coincidiéramos cuando él iba a Madeira en concreto a dar ese clínic y yo volvía en un viaje con el Girona. Bromeamos con que teníamos que haber cogido el avión juntos. Lo recuerdo como una persona enamoradísima del baloncesto, muy trabajador, con los conocimientos propios del entrenador que es y de un licenciado de INEF como es él. Dio lo mejor en el Breo para que aquello pudiera salir adelante. Tenemos una relación que desde Lugo se ha mantenido hasta hoy en día. Tenemos una amistad muy fuerte, una relación muy cercana, nos vemos en sus campus, nos mandamos mensajes, es un buen amigo. 

 - Coincidió con Fran de Andrés, que sigue como delegado del Breogán. ¿Cómo lo recuerda?

 - Sí. Fran lleva más años que el león del escudo del Breo (se ríe). Fran es el delegado ACB con mayúsculas. Recuerdo mis dos años en Lugo con él como un profesional muy metódico, muy puntilloso, de tenerlo todo muy bien organizado, es todo lo que esperas de un delegado. Cuando vamos a Lugo tenemos la suerte de vernos, de saludarnos, nos preguntamos por la familia.