Las autovías de Lugo no necesitan peajes

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

A FONSAGRADA

ALBERTO LÓPEZ

La dispersión poblacional, la mala red alternativa y el carácter periférico, factores en contra para el pago

19 nov 2018 . Actualizado a las 22:04 h.

El anuncio -para otros globo sonda- de que el Gobierno quiere tener listo esta legislatura un sistema de peaje en las autovías para invertir lo recaudado en la conservación de las carreteras, tal y como demanda la patronal de las grandes constructoras, tendría una aplicación con pésimas consecuencias económicas y sociales en la provincia de Lugo.

A-6 POR LUGO

Una carretera de circunvalación. Por los 14 kilómetros que hay entre Nadela y O Ceao circulan a diario una media de 22.000 vehículos, de los que gran parte son usuarios que utilizan la A-6 como alternativa para llegar al polígono industrial, a As Gándaras, a A Campiña, al HULA o para tomar las carreteras a A Fonsagrada, Asturias, Sarria o la A-54. ¿Se va a cobrar la A-6 por su uso como circunvalación? Sería un error. La N-VI a la altura de As Saamasas ya soporta al día 27.000 vehículos. Si se cobrase por la A-6, el uso de la nacional, así como de otras avenidas y vías urbanas, aumentaría, lo que causaría problemas de circulación en la capital lucense.

A-6 ÁREA METROPOLITANA

La nefasta N-VI. Si aumentamos el radio de acción y se cobrase por el uso de la A-6 para hacer trayectos entre Rábade, Outeiro de Rei, O Corgo y Lugo, habría conductores que dejarían la autovía para utilizar la N-VI, que como ya se ha explicado en numerosas ocasiones se encuentra con un firme en estado deplorable. También se incrementarían los peligros de seguridad vial al atravesar más turismos las zonas urbanas. Lugo, entre otras cuestiones por su tamaño, no disfruta de un sistema de transportes de cercanías (metro, trenes y buses), como sí ocurre en otros puntos del Estado. La alternativa mayoritaria es el uso de la autovía. Si se cobrase por circular por ella, aumentaría la discriminación de una población, la lucense, que si destaca con respecto a otras zonas de España es por vivir en núcleos dispersos.

ALBERTO LÓPEZ

A-6 Y LOS CONCELLOS

Vía vertebradora. La autovía ha cambiado la manera de entender las relaciones económicas y laborales de los lucenses. No solo el transporte local se vería afectado por el cobro del peaje -además de una posible subida de las mercancías que trasladan- sino que el movimiento de trabajadores también. Si ya existe despoblación en el rural, la creación de un nuevo impuesto por el uso del vehículo (no olvidemos el del combustible, el mantenimiento con su correspondiente IVA, la tasa anual de circulación...) no ayudaría a fijar población. Muchos jóvenes de villas y aldeas de la montaña, ante la falta de empleo en sus municipios, acuden a diario a Lugo a trabajar, donde en determinados sectores sí hay demanda laboral. Con sueldos bajos, si aumentan los gastos, a muchos trabajadores nos les compensarían los traslados. No hay que olvidar que la renta de los lucenses está entre las más bajas del Estado, con lo que un peaje homogéneo para toda España tiene diferente impacto en el bolsillo de un ciudadano de Navarra que en uno de Lugo.

A-6 Y A-8, PUERTAS A EUROPA

Periferia, turismo. Cuando se abrió por completo la A-6 se dijo que se cumplía una deuda histórica con el noroeste, aislada durante décadas de los centros económicos del país y de Europa. La entrada en funcionamiento de la A-8 supuso otro paso para terminar con ese aislacionismo. Las empresas lucenses juegan en desventaja por su carácter de periferia, pero pueden intentar ser competitivas si los costes de transporte de sus productos no se elevan. Y viceversa, la llegada de materiales a Galicia será más fluida si no hay reveses económicos. Otro factor ligado es el del turismo. Las comunidades periféricas tienen más dificultades para conseguir la llegada de turistas de la propia península. Si se aplican peajes, los recorridos largos serán más caros, con lo que se merman las opciones de lo que se conoce como turismo interior. El sistema radial de carreteras volvería a primar al centro peninsular en detrimento del noroeste.

ALBERTO LOPEZ
 

AUTOVÍAS SIN TERMINAR

No se necesitan peajes, sino inversiones. El Estado sigue sin terminar las autovías de Lugo a Santiago y de Lugo a Ourense, fundamentales no solo para vertebrar el interior de Galicia, sino para en el caso de Lugo poder acceder a la llegada del AVE, estar conectados con el norte de Portugal y conectarse con el principal aeropuerto de la comunidad, Lavacolla. También siguen pendientes las autovías de la costa y la lejana, por sus plazos, de Ponferrada a Monforte y Ourense. Por no hablar de la continuación de la A-8, que conectaría la A-6 con Lavacolla. Lugo no necesita peajes, sino inversiones para terminar la red de autovías prometida desde inicios de este siglo.

SEGURIDAD VIAL

Nacionales y autonómicas del siglo XX. Si se aplicase un peaje por el uso de las autovías, parte de su circulación iría a parar a la red de carreteras nacionales y autonómicas, que en numerosos casos no están acondicionadas para acoger un posible aumento de tránsito. El caso de la N-VI es llamativo, donde hasta los grupos de la Diputación por unanimidad solicitaron a Fomento un plan integral para su rehabilitación y «humanización». Pero existen casos paradigmáticos, como el tránsito de Lugo a Ponferrada, debido a que parte de la vieja N-VI se reutilizó como autovía (viaducto de Ruitelán), con lo que la alternativa que queda ahora es una carretera muy estrecha, con curvas y repleta de peregrinos. Si el viaje actual entre ambas ciudades dura sobre una hora y 10 minutos, usando solo la la N-VI pasaría a ser de casi dos horas, igual que hace 50 años.