CUANDO llueve como ayer en Galicia y cuando graniza o nieva con mucha fuerza es frecuente que se empleen las frases caer chuzos, caer chuzos de punta, llover chuzos o nevar chuzos. Se utilizan también en sentido figurado («Y con la que está cayendo, con la banca mundial metida bajo un paraguas de acero para protegerse de los chuzos de punta que caen aquí y allá...»). Tanto en castellano como en gallego, el chuzo es un palo con un pincho de hierro y una especie de lanza, que Cervantes menciona en el Quijote . En español se ha usado este nombre sobre todo para designar el bastón o la vara que empleaban los serenos como arma de defensa y para golpear el suelo, una forma de anunciar su presencia («... sobre las losas, el golpe del chuzo del sereno repercutía con majestad», escribe la Pardo Bazán). En gallego, ese 'pau que leva un agillón na punta' suele ser el que se emplea para dirigir al ganado. La Academia Española, que situaba su origen en suizo, se inclina actualmente por la probabilidad de que sea una metátesis de zucho, procedente del árabe zugg, 'cuento de la lanza'. Otras fuentes se inclinan por la tesis de que viene de chuzón, derivado a su vez de zuizón y éste de suizo o zuizo. Eran éstos, según Covarrubias, «gente belicosa en Alemaña, de donde se truxo esta arma, porque usan ellos della». El uso de caer chuzos -también en gallego- se explica por el aguijoneo que se siente cuando el agua o el granizo caen con fuerza. hablar.bien@lavoz.es