La aldea está incomunicada a pesar de estar a solo 6 kilómetros de la A-6
07 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Llegar a la montaña para una persona poco familiarizada con ella tiene un poco de aventura por aquello del terreno enrevesado y las pendientes. Pero hacerlo a una cumbre totalmente nevada y en pleno temporal no es una tarea fácil, solo para manos expertas y con vehículos apropiados.
A Pintinidoira, la aldea de siete casas repartidas entre As Nogais y Cervantes, está literalmente sepultada en la nieve desde que el pasado martes comenzó a caer sobre Os Ancares una de las nevadas más intensas de lo que llevamos de siglo, como así apuntan los vecinos del pueblo. La paradoja de este enclave a 1.279 metros de altitud es que se encuentra a escasos seis kilómetros de Pedrafita. La carretera de acceso va paralela, en línea recta a menos de diez kilómetros, de la moderna A-6. Dos vías paralelas que muestran a la vez dos formas de vida opuestas. Por un lado las velocidades de 120 por hora, los camiones de Zara, las quitanieves llenas de sal subiendo y bajando y los turistas que entran en Galicia; mientras, a poca distancia, las vías provinciales y locales atoradas de nieve y hielo desde hace un mes.
Los vecinos de A Pintinidoira tienen como referencia Pedrafita. Sus capitales están lejos, y ahora aún más. De As Nogais parte la LU-P-3701, una subida entre pinos, hayas y teixos de 17 kilómetros que el pasado miércoles estaba intransitable. Al llegar a A Pintinidoira estaba cortada por una nevada de un metro que solo pudo limpiar una quitanieves, aunque en apenas media hora volvió a quedar cubierta por la ventisca.
Desde San Román de Cervantes el camino es peor. Son 26 kilómetros, parte de ellos a través de la citada LU-P-3791, pero literalmente sepultada en la nieve. Eso sí, esta vía la recomiendan las plataforma ciclistas para que la Vuelta a España la tenga en cuenta en alguno de sus recorridos.
Pedrafita -donde están el médico, el colegio y la panadería- está a seis imposibles kilómetros. Una pared de nieve impide el paso y paraliza la vida exterior de la aldea; mientras los camiones y turismos atraviesan sin parar la A-6 a golpe de motor.