Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

El castillo de Doiras, ya en manos del Concello de Cervantes, reabrirá en la primavera

Suso Varela Pérez
Suso Varela LUGO / LA VOZ

CERVANTES

El castillo de Doiras ya es propiedad del Concello de Cervantes, en Os Ancares, y lo reabrirá esta primavera
El castillo de Doiras ya es propiedad del Concello de Cervantes, en Os Ancares, y lo reabrirá esta primavera CEDIDA

Esta fortaleza de Os Ancares del siglo XIV se podrá visitar, acompañado de una guía, los fines de semana, y en el verano abrirá todos los días

15 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado noviembre se escrituró la compra del castillo de Doiras, en el municipio de Cervantes. Esta hermosa fortaleza de Os Ancares, construida en el siglo XIV, ha sido adquirida por el Concello a la Fundación Xosé Soto de Fión gracias a los 900.000 euros que le concedió la Diputación de Lugo, que sumados a 60.000 euros que puso el Ayuntamiento, el monumento, declarado BIC, pasa a ser de propiedad pública.

Antes de la escritura de compra venta, la Fundación Xosé Soto de Fión, que tiene más patrimonio en la provincia, en concreto el ecomuseo de Arxeriz (O Saviñao), acondicionó la fortaleza medieval e hizo una pequeña musealización para entregar el monumento en ciertas condiciones de conservación. Estos trabajos también se llevaron a cabo gracias al convenio con la Diputación que permitió en el 2021 hacer obras de mantenimiento y de limpieza, reposición de ventanas, reparación de varios elementos interiores así como nuevos puntos de luz exterior.

Entre todas las entidades, consiguieron que el monumento estuviese casi en perfecto estado. Hay que recordar que hace unos años, el Colectivo Patrimonio dos Ancares presentó un detallado informe en el que exponía los graves riesgos estructurales de algunas partes y la falta de mantenimiento en todo el edificio medieval.

Las visitas, en breve

El alcalde de Cervantes, Benigno Gómez, indica que una vez firmada la compra venta del castillo, el Concello ya está preparando el sistema y el modelo de visitas. Confía en que esta primavera abra las puertas el monumento, en principio con horarios de fines de semana. Las visitas estarán acompañadas de una guía que explicará el origen y las características de la fortaleza y atenderá las dudas de los turistas. Ya de cara al verano, el horario se ampliará, con la idea de abrir todos los días de la semana. 

Ayer mismo, desde el grupo provincial del PP, su portavoz, Antonio Ameijide, volvió a calificar de «pelotazo urbanístico» la operación de compra y venta de la fortaleza de Os Ancares, y denunció que un año después del anuncio de que la Diputación iba a poner el dinero para la compra del monumento, este siga cerrado. «Comprobamos que o inmoble segue pechado a cal e canto e que segue nas mesmas condicións que antes da sinatura do convenio entre a Deputación e o Concello, que comprometeu un millón de euros de todos os lucenses», dijo el diputado popular.

«Non é todo tan sinxelo como queren facer ver os señores do PP, porque aínda se escriturou todo en novembro, e foron necesarios numerosos trámites. Pensan que as cousas se fan dun día para outro. O castelo xa é noso, é público, e queremos abrilo esta primavera», contestó el alcalde socialista a las críticas del grupo popular. 

Por su parte, los diputados populares explicaron ante la verja de entrada al castillo que no están en contra «de poñer en valor o patrimonio desta provincia nin de recuperar elementos históricos como, neste caso, o castelo de Doiras. Do que estamos en contra é de beneficiar a unha fundación vinculada a un cargo do PSOE. O que defendemos son criterios de eficiencia na xestión por parte do goberno da Deputación». La Diputación de Lugo y el Concello de Cervantes compraron el castillo de Doiras con el fin de «convertelo así en ben público este patrimonio emblema do medievo» y potenciar turísticamente uno de los principales reclamos de la montaña lucense.

El castillo de Doiras, en Cervantes, reabrirá en la primavera
El castillo de Doiras, en Cervantes, reabrirá en la primavera ALBERTO LÓPEZ

Una fortaleza que no cayó en las ruinas y que destaca por su ubicación entre montañas

El castillo de Doiras está ubicado en la parroquia de Vilarello. Se trata de una fortaleza majestuosa que se levantó en el siglo XIV junto a las vías de comunicación de Galicia con la Meseta durante la Edad Media, algunas de ellas con pasado romano. Este castillo fue de los pocos que no se vio afectado por las revueltas irmandiñas y durante siglos tuvo diversas ocupaciones, incluso hasta finales del siglo XX. Por estos motivos, su conservación, más allá de falta de mantenimiento durante décadas, ha sido bueno y no ha caído en las ruinas, como sí ocurrió con su cercanos castillos de Balboa y de Sarracín (Vega de Valcarce), ambos en el Bierzo.

Se sitúa sobre un promontorio rocoso a 747 metros de altitud, entre los valles del Rego de Vilarello y el Rego de Riamonte. Su ubicación, rodeada de laderas escarpadas, le otorgaba condiciones defensivas casi inexpugnables, convirtiéndolo en una fortaleza ideal para el control del territorio. Su construcción en la zona no fue casual. Primero pudo levantarse en el terreno de un primigenio castro y, además, pudo haber una fortaleza casi gemela en el otro lado del valle. Ambos castillos controlarían antiguas rutas de comunicación como la Vía XIX y el Camino de Santiago, que pasaban cerca. Además, entorno a la historia de este castillo hay numerosas leyendas, siendo la más popular la de la doncella Aldara, una mujer que desapareció en el castillo de Cervantes y se convirtió en cierva.

El castillo de Doiras, como explica el historiador Xabier Moure, fue construido por el linaje de los Osorio. Dos ramas de esta familia intentaron consolidarse en Galicia y León, siendo la leonesa la que pasará a poseer Doiras. Los Grajal de Campos (localidad de la provincia de León) entraron en la historia de Cervantes a partir del año 1673. Desde 1909, en que el castillo fue vendido, pasó por varias manos privadas. En su historia reciente, hasta que lo compró en el 2001 el empresario Xosé Soto, había sido propiedad de la familia lucense Martínez Baladrón y después pasó a manos de un empresario de Becerreá afincado en Madrid.