Alcalde y vecinos de Friol, pendientes de la voluntad del Obispado de Lugo

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

FRIOL

ALBERTO LÓPEZ

El regidor friolense espera nuevas reuniones tras observar «boa fe» en los responsables diocesanos

02 ago 2017 . Actualizado a las 18:42 h.

El alcalde de Friol, José Ángel Santos, y los vecinos de las parroquias de este municipio que en los últimos meses protestaron por la marcha del sacerdote Ramón Pérez, que atendía doce parroquias en ese municipio y dos en Guitiriz, están en una situación de expectativa. Confían en la voluntad del Obispado de Lugo para resolver elconflicto causado por el traslado del cura, que generó desde principios de año una inusitada y prolongada actividad reivindicativa.

La situación ha dado un notable vuelco en las últimas semanas. Una reunión a la que asistieron el vicario de la diócesis de Lugo, Mario Vázquez, el alcalde de Friol y el sacerdote sirvió para establecer un clima de diálogo, para superar ciertas discrepancias y para confiar en una salida al conflicto, por más que la solución, como admitió ayer el regidor friolense, no resulte sencilla en estos momentos.

La reunión se cerró sin acuerdos concretos pero con la intención de volver a reunirse más adelante. Aunque pueda pensarse que se trata de un escaso balance, Santos destacó que el encuentro había valido para cerrar algunas heridas y para enfriar el ambiente de un conflicto que se mantuvo durante meses. El 4 de febrero, en Lugo, tuvo lugar la primera manifestación, a la que acudieron unos 500 vecinos de Friol y de Guitiriz, cuya corporación había aprobado, unos días antes, una declaración de apoyo al sacerdote y de rechazo a su traslado.

 Meses de reivindicaciones

En los meses siguientes se mantuvieron las protestas, con gestos tan llamativos como las concentraciones dominicales ante las iglesias de las parroquias que atendía Ramón Pérez, ya que los feligreses se negaron a asistir a misa si no era ese sacerdote quien las oficiaba. Incluso llegaron a desplazarse a oír misa a Quiroga, pues parroquias de ese municipio y del de Ribas de Sil pasaron a ser el nuevo destino del sacerdote al ser trasladado.

Esas muestras de rechazo están ahora aparcadas. Santos destacó que había observado «boa fe» por parte del Obispado de Lugo, aunque también subrayó que el Concello friolense mostraba un firme propósito de concordia para superar la situación.

«Hai un stop», dijo Santos, confiado en que del primer encuentro y de otros pueda derivarse una solución satisfactoria. Lo que se reclamaba con insistencia en las protestas de meses pasados, el regreso del sacerdote a las parroquias que llevaba años atendiendo, generó eslóganes y consignas que apuntaban directamente al obispo de Lugo, Alfonso Carrasco: «Obispo, escoite ao pobo» era el lema recogido en carteles y pancartas que se mostraban en las manifestaciones.

 Silencio

El Obispado lucense, por su parte, declinó ayer realizar manifestaciones sobre este asunto. A la espera de que el clima de diálogo llegue a dar frutos, Santos, que aseguró haber pedido disculpas por si había cometido algún error, explicó que se había dado un voto de confianza al Obispado por su cambio de actitud.