Un GPS para guiarse por la tradición popular de Friol: del primer vino de las mujeres a cómo se «parlafeaba»
FRIOL
La aplicación Arquitecturas de la Memoria permite conocer el lugar a través de audios de sus vecinas. También está disponible en Monterroso
19 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Para conocer de verdad un lugar no solo hay que visitar su patrimonio sino que su verdadera historia se guarda en cada uno de los vecinos. En el municipio de Friol hay fortalezas, museos, iglesias históricas.... pero además se puede conocer como era la vida social y la tradición popular a través de las voces de numerosas friolesas. La aplicación móvil Arquitecturas de la Memoria permite una visita guiada por Friol, como un GPS, con audios explicativos en diferentes puntos del núcleo urbano. Recuerdan los parladoiros, el primer teléfono o la infancia en la aldea.
La app es un proyecto creado por el servicio Aula de las Artes de la Universidad Carlos III de Madrid, con el apoyo de La Fundación Obra Social La Caixa. Está impulsado por la cooperativa Indaga y para aplicarlo en Lugo tuvo el apoyo de la Rede Museística de Lugo. La lucense es la única provincia de Galicia donde se puede emplear este aplicación, que se puede descargar gratuitamente en el Play Store.
A los relatos de la aplicación solo se pueden acceder desde el propio lugar. Cuando uno está entrando en Friol, abre la app, que tiene el aspecto de un GPS, y en seguida van apareciendo unas chinchetas rojas donde hay una historia. En vez de un coche, quien se mueve es Alvarillo, un conejo. Cuando uno pulsa en un punto de información, se despliega una pestaña con un audio de una vecina de la localidad. En total son 22 testimonios todos de mujeres rurales.
Por los alrededores de la Praza Andón Cebreiro, las friolesas recuerdan la vida del pueblo desde sus vivencias en la infancia: «Non tiñamos chocolate ou iogures pero fame non pasábamos, tiñamos a leite, os ovos e a comida da casa». Las generaciones que ahora disfrutan de sus años retirados destacan que «traballábamos moito», pero incluso entre risas.
De la primera farmacia al primer teléfono
En el inicio de la Avenida de Santiago, varias mujeres recuerdan algunos de los primeros servicios de la localidad. Como la farmacia, que abrió en el 48, los comercios de telas o las tabernas. «Había unha taberna que só abría o día de feira e diante paraban os coches de liña», cuentan. En la casa de enfrente, una friolesa recuerda que había un pozo de donde se cogía agua. Su padre puso allí un estante para colocar las cervezas y que estuvieran frescas. «Daquelas non había neveira». «Puñamos unha mesa redonda fóra na rúa porque viñan as autoridades, para eles tiña uns vasos especiais para a cervexa».
También cuenta su historia la vecina que trabajó con el primer teléfono del pueblo en el año 1963. Era una línea para tres concellos, Friol, Outeiro de Rei y Ombreiro (Lugo). La telefonista tenía una mesa con clavijas altamente demandada por los vecinos: «Estaba esperta ata a nuha da mañá porque viña xente para chamar».
Feria y parladoiros
Una parte importante de la tradición popular se exhibe y conserva a través de las fiestas. En la propia plaza, una friolesa recuerda los «xurelos cortados en trociños» que se servían en la feria y otra enumera los olores con los que se encontraban los domingos. «Dependendo de onde viña o aire sabíase se cociñaran na Casa do Grande, que olía a empanada, en Silvela ou en A Laxe». Dos vecinas aportan detalles de los días grandes como lo que significaba para las niñas tener un par de zapatos nuevos de charol que estrenar en la feria.
La relación entre los vecinos de las generaciones más veteranas la rememoran como buena: «Sentábamonos nas portas para falar». Subiendo por la avenida de Coruña, las ahora abuelas recuerdan sus tiempos jóvenes. Una de ellas cuenta cómo se «parlafeaba» en los parladoiros: «As mozas ían en fila pola carreteira cos seus mellores vestidos, o rapaz ía por detrás e se ela vía que lle gustaba dicíalle ‘das unha volta?' senón... pois media volta».
Las friolesas admiten que «unha peza bailábase con calquera», pero verdaderamente de los parladoiros salían muchos noviazgos. Eso sí, advierten que «cos ricos hai que ter coidado que son máis pillo».
Todas las voces escogidas para la aplicación son femeninas, por lo que relatan la historia común y también la suya propia. Una vecina recuerda como, de jóvenes, una pandilla de cinco o seis mujeres quedaba cada domingo para tomar un café: «Cando se comezaba a falar diso das mulleres decidimos pedir un vaso de viño». Ante la sorpresa del tabernero, confiesa entre risas que «o viño non nos prestou nada pero queríamos poder tomalo igual que os homes».
Las historias de los vecinos de Friol se expanden más allá de la plaza central. En el paseo fluvial, las mujeres recuerdan cuando iban a lavar la ropa a la presa del río, en el lugar en el que estaba la central de luz, donde los chicos aprovechaban para bañarse.