DE RAMOS EN PASCUAS | O |
20 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.VAMOS a ver: no estaba mejor la calle Aguirre cuando la transitaban coches y las aceras eran estrechas y de altos bordillos, pero tenía más personalidad que ahora, con el suelo lleno de plastones de chicle y el aire contaminado por un permanente olor a edulcorantes y a potenciadores de sabor que agrede las pituitarias de los amantes de la buena pastelería. En resumen, esa calle, por ubicar el ejemplo, es igual a centenares de calles en otras tantas ciudades con cañadas estudiantiles. La homologación es lo imperante en los usos y costumbres, incluso en los que se nos presentan como rasgos de distinción. El chalé más lujoso que nos ofrecen es idéntico a los otros 199 de la urbanización y en la Sociedad Financiera de Caballeros de Lugo hacen lo mismo que en la Sociedad Financiera de Caballeros de Pontevedra. Sin embargo, un Balbino agazapado con la mano presta a instalarse en salva sea la parte femenina, o una marmolería de metro y pico de ancho, sólo estaban en la calle Aguirre. A diferencia de las hormigas, servidor tiene dificultades para manejarse en medio de tanto igualitarismo. Me cuesta distinguir entre Jekyll y Hyde, no diferencio a Tucho de Tonecho ni, lo que es peor, al guapo del feo de los Hermanos Calatrava.