La autopsia practicada a Bruno Modia, de 19 años, que en la tarde del domingo apareció muerto en la habitación de un motel de Lugo revela que falleció como consecuencia de la inhalación del gas proveniente del motor del coche que quedó encendido en el garaje. Su novia, Vanesa Fernández, sigue ingresada en la uci del Xeral de Lugo y, al parecer, ayer experimentó una leve mejoría.
La policía cerró puertas a la especulación al asegurar oficialmente ayer que se descartaba la intervención de terceras personas en el suceso, sin embargo mantiene abierta una línea de investigación para saber si lo ocurrido fue un accidente, un suicidio u otra circunstancia.
Hecho fortuito o accidente es la teoría que ayer manejaban con más fuerza los investigadores. Aun así, el suceso no deja de ser extraño.
Bruno Modia, que trabajaba en una empresa de control de calidad, conocía a Vanesa desde hacía mucho tiempo, en concreto desde el colegio y acabaron haciéndose novios.
El sábado salieron de marcha y optaron por quedarse en el motel Montecarlo como, al parecer, habían hecho en otras ocasiones. Llegaron a las cuatro y media de la tarde, tomaron posesión de la habitación número 23 y, en poco tiempo, volvieron a salir. En recepción avisaron de que iban a cenar y que volverían por la noche. La pareja regresó a las once. A las cinco de la madrugada, según la versión oficial, el responsable del establecimiento dio una vuelta por los pasillos del motel porque notó olor a gas y comprobó como el Renault Mégane, que llevaba la pareja (el vehículo era de la madre de Bruno) estaba encendido. Lo apagó y abrió la puerta del garaje para ventilar el local. La cerró tres horas más tarde, en torno a las ocho de la mañana. En ningún momento de la noche fue a la habitación.
Sin rastro hasta la mañana
A las dos de la tarde, desde recepción llamaron a la habitación porque comprobaron que seguía ocupada. Nadie contestó. En torno a las cuatro, el personal del motel entró en el cuarto y lo encontró a él tendido en el suelo sin vida y a ella en la cama semiinconsciente. A partir de ese momento se pusieron en marcha los mecanismos que suelen ser habituales en estos casos.
Quienes entraron en la habitación se encontraron con una botella de alcohol a medio beber y restos de hachís. Al mismo tiempo, tanto los bomberos como los técnicos del 061 detectaron una gran cantidad de gases en la habitación.
Bruno, al parecer, llevaba muerto unas cuatro horas aproximadamente. Su novia, sin embargo resistió, aunque los médicos que la atienden en el hospital temen que puedan quedarle bastantes secuelas.
Después de que le fuera practicada la autopsia a la víctima en las dependencias del Hospital Xeral de Lugo, y tras conocer los resultados, la policía programó una reproducción de las circunstancias del accidente. Agentes de las brigadas judiciales y científicas tenían previsto desplazarse en las últimas horas de la tarde al motel. El plan de trabajo, según algunas fuentes, comenzaría por colocar un coche en el garaje, que está pegado a las habitaciones, encenderlo y comprobar qué nivel podían alcanzar las emanaciones de gas.