Ató una cuerda a once metros de altura y descendió hasta el escudo
25 ago 2011 . Actualizado a las 11:21 h.Los viandantes que pasaron el sábado a última hora de la tarde por San Roque y la zona de San Pedro se llevaron un buen susto. Y es que lo que presenciaron no era para menos. Un hombre se colgó desde la barandilla del adarve de la Muralla, de casi once metros de altura, y descendió sobre la Porta de San Pedro hasta el escudo, donde supuestamente recogió las monedas que tradicionalmente tiran los visitantes.
Uno de los que presenciaron esta acción temeraria fue Carlos Pereira, un vecino de Riotorto que circulaba en coche por San Roque cuando vio al hombre, de unos 20 o 30 años, sobre el escudo. «Levei medo porque nun principio pensei que se ía tirar. Ademais, a corda que puxo na varanda para baixar tampouco se vía moi segura», cuenta. De hecho, la cuerda de la que se sirvió para bajar, de color azul, parece tener varios nudos. Con ella logró descender varios metros y llegó al escudo que, para mayor dificultad, se encuentra en un nivel más interior que el adarve.
Tradición
Pereira se percató luego de que el objetivo aparente del joven era recoger las monedas que hay sobre el escudo de la ciudad. «Nunca vira nada semellante», añade.
La tradición de tirar monedas al escudo de la Porta de San Pedro está muy arraigada entre los lucenses y los visitantes. No es una costumbre institucionalizada, pero diversas leyendas urbanas hablan de que si alguien tira una moneda desde el adarve y pide un deseo se le cumple. Incluso hay quien dice que si se lanza la moneda en compañía de otra persona, ambos acaban casándose.
No es el único lugar de la ciudad donde la tradición marca tirar monedas. También es típico hacerlo desde la Mosqueira, también en la Muralla, y en la fuente de San Vicente, en la Praza do Campo. Leyendas y creencias no faltan para avalar estas costumbres.
Se cree que la Porta de San Pedro existía en la época romana, pero no recibe ese nombre hasta el s.XII. Antes era conocida como Porta Toletana o Toledana, posiblemente por estar en el camino a Castilla. Es la entrada a la ciudad para los peregrinos y fue modificada en 1781. En la parte exterior se conserva un frontón triangular con el escudo de Lugo, terminado con la corona real, flanqueado por dos leones rampantes y apoyado sobre un querubín y una cartela.