Vivan las huestes de Pardo de Cela

LUGO CIUDAD

Una catapulta y un cañón contribuyen a la ambientación de época.
Una catapulta y un cañón contribuyen a la ambientación de época.

El mercado medieval devuelve la localidad lucense a los tiempos del mariscal

12 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Los soldados y las doncellas del mariscal Pardo de Cela se encaminaron hacia la plaza de la Catedral de Mondoñedo a media mañana de ayer, acompañados del Merino y la Merina, personajes que asumen el mando de la ciudad durante el fin de semana del mercado medieval. De fondo se oía al herrero, el afilador Rodesindo da Barrosa -popular «porque lle saca punta a todo»- y la música del grupo Rapax, que recorrió la ciudad.

Frente a la catedral se colocaron decenas de toldos, cubiertos con retamas. La exhibición de cetrería atrajo a los curiosos -el pueblo llano, muchos vestidos de época-, al igual que los titiriteros y el teatro callejero de Os Quinquilláns, que escenificaron A traizón da Frouxeira en homenaje a Pardo de Cela, decapitado allí mismo el 17 de diciembre de 1483 por mandato de los Reyes Católicos.

Mientras tanto, las mesnadas mindonienses -las huestes del mariscal, que empezaron siendo diez y ya superan el medio centenar- se dirigían al domicilio del obispo, que entró en la plaza bajo palio, desde el puente de O Pasatempo y la Fonte Vella, el antiguo camino de Castilla. Ya corría el tinto junto a los soportales. «Hai torreznos e pan gratis para todos», repetía un mesonero.

Artesanía y gastronomía

En el Mercado Medieval de Mondoñedo, que continúa hoy, solo se paga la jarra: el vino y la cerveza se sirven de balde. El cañón -fabricado por los vecinos hace un par de décadas, cuando nació la feria- y la catapulta recuerdan que la paz es efímera. Los niños se divierten en el tiovivo, accionado por una manivela, cerca de la catedral (en la plaza do Seminario han instalado otro, más grande, junto al dragón y demás atracciones).

Este año, y ya van 21, hay 169 puestos, más que nunca. Los artesanos trabajan en vivo para el numeroso público. Alfarería, cantería, serigrafía, sillería, cuero, forja... Y calderos gigantes donde cuecen los jamones para la cena medieval (anoche). Hasta el aire huele a otra época. La Asociación O Pasatempo honra al cerdo, su estandarte: «Xa empezamos o venres e non paramos de comer chourizos e xamón...», cuenta Israel. «Cada vez hai máis xente vestida á usanza medieval», constata José María, de los pocos mindonienses que han optado por la camiseta y las bermudas para disfrutar de una tarde con cetrería, malabares y coplas de ciego.

Mondoñedo vive en el Medievo y, como afirma el alcalde, el nacionalista Orlando González, «esta fin de semana non hai crise». Hoy volverán los juegos populares, la esgrima y las actuaciones callejeras. Y como novedad, se oficiará una boda por el rito mozárabe (13 horas). Las mesnadas mindonienses no bajan la guardia.