espués de la noticia que dio a conocer este periódico creo que tengo el derecho a ofrecer mi versión. Llevo al frente de la dirección de Centro de Menores Santo Anxo de Rábade casi 36 años con dedicación absoluta. Es un centro especializado en tratar a menores de 14 a 18 años con graves trastornos de conducta. Después de tantos años alguien de la administración perdió la confianza en mí y como tenía poder para hacerlo promovió mi cese. Este problema se inicia a raíz de un conflicto de los vigilantes de seguridad con su propia empresa. Más tarde la emprenden contra la institución y después contra mi persona.
Después de tantos años algo sé de la administración. Sé que las escaleras se suben de una en una. Todos los partes de trabajo que los vigilantes de seguridad me entregaban a diario y tenían información relevante se los remitía por registro a mi jefe inmediato: El jefe territorial de la Consellería de Traballo e Benestar, hoy de Política Social. A él le remitía igualmente los que me hacía llegar el vigilante nocturno del Centro. Él es el responsable de abrir expediente si lo estimaba oportuno o si todo iba bien dejar las cosas como estaban. Los conflictos entre los vigilantes de seguridad y el vigilante del centro los resolvió cesándome de una manera propia de los tiempos de Franco. Probablemente saltándose la norma ya que mi contrato fue con el Ministerio de Justicia en el año 1980 cuando la libre designación todavía no existía en mi puesto. Y bueno, decir que se han apresurado en ofrecerme varios puestos, la mayoría en este campo -¿qué ironía, no?-, supongo que esperando mi tranquilidad a sabiendas de las injusticias, y como no, mi silencio.
Este centro tiene un proyecto ecoeducativo donde las aves no son más que una parte. Los jardines, inglés y francés, los árboles todos puestos por menores en estos años, la granja, en definitiva la comunión con la naturaleza. Pero toca hablar de aves. Probablemente la ciudadanía de Lugo no sabe que la administración nunca dio un euro para su mantenimiento. El milagro de que las aves llenen de sonidos, color y en definitiva vida los 120.000 metros cuadrados del Centro es obra del trabajo continuo de la comunidad educativa. Este es un Centro de internamiento donde tenemos menores que pasan mucho tiempo en él. Fuimos los ganadores del primer Premio de Voz Natura de Lugo en su primera edición. Con el molino que nos regalaron picamos el pan duro que nos facilitan. Con las sobras de la comida, las mondas de patata, la fruta que se pierde y nos da la frutería y con un poco de grano sacamos adelante las aves. Sí para pagar ese grano vendimos algún ave. Solo para pagar el grano y comprar alguna que nos hacía falta. Nada más. Que esto no se podía hacer no solamente no lo sabíamos nosotros sino que parece que no lo sabía nadie. Esta Institución tiene sus inspecciones y nunca nada comentaron. Nunca fue un secreto una actividad que lleva al menos funcionando 25 años.
Respecto a las fugas tengo que decir y puedo demostrar que estadísticamente es un centro que está por debajo de la media de fugas de menores.
La comunidad educativa, y aquí meto a todos los trabajadores, trabaja en unas condiciones precarias donde cada año vemos como son recortados nuestros derechos adquiridos a base de esfuerzo. A pesar de ello seguimos trabajando duramente y lo hacemos con ilusión. Y desde el jueves todos estamos -incluyo a mis compañeros en esto, ya que el que sabe algo de este trabajo sabe que no solo afecta a mi persona-, estupefactos esperando una explicación coherente que justifique debidamente esta decisión tomada por una persona de la administración. Una explicación que por lo que vemos, no solo no llegará, sino que además estamos sufriendo una especie de acoso y derribo y turbia difamación que pone en duda nuestra profesionalidad, desarrollada durante 36 años en un centro que ha sido un bastión del sistema de protección de menores gallego.