Alberto Tenorio: «El deporte siempre da segundas oportunidades»

Xosé Ramón Penoucos Blanco
x. r. penoucos LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

alberto lópez

El jugador logró el ascenso a División de Honor con los clubes de Lugo y A Pobra de San Xiao

10 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Alberto Tenorio, a pesar de haber nacido en Moaña en 1969, es una de las grandes referencias del fútbol sala lucense al que llegó en 1997 para incorporarse al Prone, equipo con el que llegó a División de Honor desde Primera Nacional, gesta que repetiría de manera idéntica con el Muebles Caloto poco después. Hoy ya dejó el fútbol sala y trabaja en la Fundación de Daño Cerebral (FUDACE).

-¿Cómo fueron sus inicios?

-Comencé en el Pandiña de Moaña, mi localidad natal, con el que jugué la liga local con solo 11 años. Luego fiché por el Rías Baixas, El Olivo, Prone y Muebles Caloto.

-¿Por qué eligió el fútbol sala y no el fútbol?

-Me encantaba estar siempre en contacto con el balón y eso solo me lo permitía el fútbol sala y por eso me decanté por este deporte.

-¿Cuándo pensó que podía dedicarse profesionalmente al deporte?

-El primer año cuando fiché por el Rías Baixas y ya comencé a entrenar en sesiones de mañana y tarde en un equipo ya profesional. En ese momento ya me mentalicé que podía dedicarme al deporte de alto nivel.

-¿Cómo decidió cambiar el Prone por el Caloto?

-El Prone me ofrecía continuar durante tres años más con ellos y así me lo transmitió Manolo Vázquez, pero solo podía dedicarme al fútbol sala, algo que no me encajaba en ese momento. En el Caloto me permitían jugar y trabajar a media jornada en lo que hoy es mi profesión, por lo que decidí cambiar de equipo para poder seguir trabajando y preparándome para el día de la retirada, algo en lo que ya pensaba años antes de dejar el fútbol sala profesional.

-¿Cúales son sus mejores recuerdos?

-Los ascensos a División de Honor, especialmente el primero con Rías Baixas por ser un equipo superprofesional pero que era una gran familia y también el del Caloto por conseguirlo gracias a un gol de oro en Barcelona, fue un gran momento.

-¿Cómo definiría a las plantillas de Prone y Caloto?

-La del Prone era de mucha garra, aunque no exenta de calidad, pero sobre todo un gran espíritu de lucha. En el caso del Muebles Caloto era un grupo de una enorme calidad y muy profesionalizada.

-¿Echa de menos que no exista fútbol sala de élite actualmente en Lugo?

-Por supuesto, echo mucho de menos ese mundillo de la competición que se vivió en la ciudad durante varios años. Ya dije en aquellos tiempos felices que era una pasada que una ciudad como Lugo contara con dos equipos en la élite y la verdad es que se echa mucho de menos.

-¿Recuerda algún momento especialmente malo?

-El descenso con el Prone fue muy duro, pero el deporte siempre concede segundas oportunidades y una buena parte de aquellos jugadores que soportamos el amargo trago de perder la categoría tuvimos la oportunidad de resarcirnos al celebrar el ascenso a División de Honor con el Muebles Caloto poco después.

-¿Cuál fue el mejor jugador al que se enfrentó a lo largo de su carreta?

-Es imposible citar solo a uno, ya que en aquellos tiempos había dioses a mogollón en el fútbol sala español. Los equipos eran auténticas selecciones mundiales con un nivel estratosférico, por lo que sería muy injusto citar a un solo jugador.

-¿Le resultó complicado dejar el deporte?

-La verdad es que no, ya que llevaba años trabajando al margen del deporte y ya estaba mentalizado, por lo que no fue un cambio brusco. Recuerdo que tras lograr el ascenso ante el Barcelona me apoyé en un poste de la portería, até las zapatillas y puse fin a mi carrera. La verdad es que ya estaba cansado después de estar corriendo desde los 11 años.

-¿Cómo valora su trayectoria deportiva?

-Tuve muchas más alegrías que tristezas. La realidad es que tener la oportunidad de hacer lo que te gusta en tu trabajo es algo impagable.

-¿Continúa practicando deporte asiduamente?

-Un poco, juego una vez a la semana al fútbol siete entre amigos y cuando puedo algún partido de pádel para matar el gusanillo. La verdad es que en mi caso llegó el momento de tomármelo con calma.