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Lugo tiene una casa única: pasiva, de madera, hermética y con consumos
muy reducidos

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Primera casa pasiva certificada de la provincia de Lugo
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Óscar Cela

Maderas Besteiro participó en este proyecto; se trata de la primera casa Passivhaus con paneles macizos de madera que ha sido certificada en Galicia

19 feb 2022 . Actualizado a las 09:55 h.

«La madera está de moda y sigue ganando terreno en el sector de la construcción». Así de tajante resulta Adolfo Montero, director técnico de Maderas Besteiro, una empresa con casi un siglo de historia que puede presumir de tener trabajo por doquier. «No damos abasto», explican desde la entidad. Y la afirmación se constata al entrar en la nave que tienen a las puertas de la ciudad de Lugo, que es un trasiego constante de particulares, constructores y carpinteros que acuden a encargar o recoger sus materiales.

Montero llegó a Besteiro hace una década «desde el lado oscuro de la construcción», y acostumbrado a tratar con cemento, la madera era para él la gran desconocida. Ahora, admite que es un enamorado más, después de conocer y estudiar las múltiples ventajas que ofrece el material, y está al frente del equipo técnico de esta empresa gallega, una referencia del sector. «Cuando llegué a la empresa las vigas se mecanizaban a mano. Ahora, lo hacemos a través de un control numérico, con una máquina. El técnico dibuja y el aparato replica el boceto. Por otra parte, tenemos un láser escáner único en Galicia en la construcción en madera estructural», cuenta el aparejador.

Casa A Baicela

El «flechazo» de Montero y la madera se explica con la joya de la corona de Maderas Besteiro, la Casa A Baicela, el hogar en el que el director técnico de esta empresa lucense vive desde hace un año. El aparejador y su familia han pensado en todos los detalles para lograr una vivienda sostenible y con bajos consumos. «Se pretende que todo pasivo, un día de temperaturas bajo cero, si hace sol, la casa llega a los 22 grados sin calefacción», explica. Además, la vivienda, de estilo contemporáneo y con grandes ventanales orientados al sur que hacen que penetre la luz natural, tiene ventilación automática las 24 horas del día. «Las ventanas son de triple vidrio y las más pequeñas están orientadas al norte. La casa es hermética, no pierde calor, sino que la recupera», cuenta Montero. Además, en la finca hay 12 placas fotovoltaicas que ayudan a reducir emisiones y consumos y la orientación de la casa, que es de planta baja, está calculada bajo lupa.

A Baicela necesita 3.000 vatios de potencia para calentarse, lo equivalente a un secador de pelo. La construcción está hecha de madera, por dentro de abeto y por fuera, de pino silvestre termotratado. El aislamiento es de fibra de madera con mortero de cal. Sin embargo, en el interior, este aparejador ha sabido combinar el color y la textura de este material con otras zonas pintadas, que le confieren una apariencia nórdica y moderna.

La primera de Galicia

En su momento, A Baicela fue la primera casa Passivhaus con paneles macizos de madera que ha sido certificada en Galicia, y el interés de Montero porque así fuera se basa en sus creencias: «En el mundo no vale con consumir eficientemente, hay que intentar no consumir, ir hacia un consumo casi nulo», sostiene Montero. La casa solo se nutre de electricidad y, aunque diciembre fue el peor mes del año a nivel consumo, el ingeniero hizo frente a una factura de 50 euros, un respiro en pleno encarecimiento de la energía y los combustibles en todo el mundo.

«Cuando hice la casa, los paneles macizos que hacen que sea la primera certificada con este sistema constructivo llegaron de Austria porque no se hacían aquí. Aun así, en España, hay sobre 160 casas certificadas con este sello», cuenta Adolfo.

«Si a mí me dijeses antes de entrar en esta empresa que iba a vivir en una casa pasiva de madera, te lo negaría», añade el aparejador, ahora enamorado de su hogar, que además de tener unos consumos muy reducidos se ubica en las proximidades de la ciudad amurallada, en una finca soleada, abierta y repleta de vida.

A Baicela es el resultado de muchos meses de esfuerzo por parte de muchos profesionales, algo cada vez más difícil al tener en cuenta el déficit de personal que arrastra el sector de la construcción, tal y como constatan desde Maderas Besteiro.

Más de 18 millones de euros de facturación el año pasado y 90 empleos directos

En Maderas Besteiro pueden presumir de haber invertido en tecnología: entre el año 2021 el 2022, un total de dos millones y medio de euros. Ahora, cuentan con máquinas prácticamente inexistentes en el resto del país, que les han ayudado a mecanizar procesos que antes hacían a mano, pero también a agilizar el trabajo diario.

Más del 50 % de la madera que pasa por su nave se trata dentro de las propias instalaciones y la empresa lucense de casi un siglo de historia genera 90 empleos directos. Asimismo, y a pesar de la pandemia de coronavirus, el año pasado Besteiro superó los 18 millones de euros en facturación.

Más de 20 especies de madera

En esta empresa se mueven cantidades ingentes de madera, aunque las que más se venden son el pino rojo, castaño, iroko, roble americano y abeto.

«No hay madera mala, pero sí hay malos usos»

Sobre la calidad de la madera, su director técnico de Besteiro tiene claro que «no hay madera mala, pero sí malos usos». Asimismo, explica que las distintas especies tienen sus propias fortalezas y debilidades. «El eucalipto estructural, por ejemplo, es una madera muy densa y ultrarresistente, hablando desde un punto de vista ingenieril», sostiene.