La salvación del mejillón de río, en peligro de extinción, pasa por la USC

LUGO CIUDAD

Investigadores del Campus desarrollan un proyecto de cría en cautividad
08 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El mejillón de agua dulce tiene un futuro mejor que hace unos años. Aunque la situación de la especie, cuyo nombre científico es M. margaritifera, ha pasado últimamente por momentos críticos, un trabajo del campus de Lugo permite tener perspectivas más favorables. Una iniciativa de I+D desarrollada en los últimos años, con la supervisión de la profesora del Campus Terra (USC), Paz Ondina, y con la financiación del Ministerio para la Transición Ecológica, ha posibilitado un gran aumento de las reservas de población juvenil.
El programa, denominado MargaSalmo, ha conseguido además una mejora de las técnicas y de las condiciones de cultivo. La situación anterior era preocupante, como reconoce Paz Ondina, docente del área de Zooloxía de la USC y profesora de la Facultade de Veterinaria de Lugo. El trabajo se llevó a cabo en la planta situada en O Veral, junto al río Miño.
Especie en retroceso
El mejillón de río era probablemente el molusco de agua dulce más común y más abundante en la Europa atlántica, recuerda Paz Ondina. El presente contrasta con ese pasado, ya que se estima que «el 90 % de las poblaciones están en declive». A ese problema, que cita la docente de Veterinaria, se le añade otro. Las poblaciones de los ríos carecen de renovación generacional, con lo que la pirámide de edad tiende a invertirse.
La situación en Galicia es similar a la del resto de Europa, y apenas se ven poblaciones con ejemplares de menos de 15 años. Para entender mejor ese detalle, conviene precisar que la esperanza de vida del mejillón de río rebasa ampliamente los cien años.
Supervivencia complicada
Los ejemplares más jóvenes apenas logran sobrevivir, por lo que la muerte de los de más edad dibuja un panorama complicado. Los factores que explican la situación son variados, como apunta la investigadora. Muchos de ellos están relacionados con situaciones que acaban en los ríos pero que se originan fuera. Los incendios, los vertidos o el exceso de nutrientes son factores de contaminación fluvial que dañan gravemente la salud del mejillón de río.
La destrucción del bosque de ribera también es un factor negativo, ya que son árboles bajo cuyas raíces suele cobijarse el mejillón de río y que actúan como barrera térmica y lumínica. La proliferación de centrales hidroeléctricas y el cambio climático, con sus modificaciones de temperatura, complican notablemente la supervivencia de esta especie.
La función principal que realiza el mejillón de río es la depuración. Un ejemplar de seis centímetros puede depurar hasta un litro por hora. Por su disposición en el lecho de un río, formando grupos de decenas de ejemplares, contribuyen a eliminar partículas orgánicas en suspensión, con lo que el agua es menos turbia. En los últimos tiempos, como desvela Paz Ondina, incluso existe interés por utilizar la capacidad del mejillón de río en el tratamiento del agua para consumo humano, puesto que está comprobado que elimina elementos contaminantes.
Habitual en Galicia
Ríos como el Ulla, el Navia, el Eo o el Masma eran importantes hábitats para el mejillón de río. Según datos de hace algo más de diez años, Galicia tenía el 80 % de las poblaciones de la península Ibérica, aunque la profesora Ondina teme que la situación haya cambiado por el empeoramiento de las circunstancias ambientales y por la alta edad que ya tenían entonces las colonias de ejemplares. El noroeste peninsular supone el límite meridional en el hemisferio norte, en donde tradicionalmente era el bivalvo de agua dulce más abundante.
En el cultivo desarrollado en Lugo se colocan las larvas en las branquias de un salmónido (trucha o salmón). En ese proceso, cuya complejidad admite la investigadora, se mantienen los peces bajo control sanitario y nutricional y se elige el momento para la liberación en los ríos. El trabajo consiste en imitar artificialmente el ciclo reproductivo.
Se buscan mejillones fecundados en el río y se cogen las larvas. En la estación de cultivo de O Veral se introducen los alevines en unos tanques en los que se fuerza la inhalación de las larvas. En esos tanques pasan ocho meses, hasta que pasan a los tanques de cosecha. Los juveniles expulsados de las branquias ser recogen a diario durante tres semanas. Luego se meten en cajas de cría, en donde se alimentan. Se trata del momento más sensible de todo el ciclo, en el que los porcentajes de mortalidad son más elevados.
El crecimiento es muy lento, hasta el punto de que pueden hacer falta dos años para que un ejemplar supere el centímetro de tamaño. Los objetivos de este proyecto en el que trabaja el Campus Terra son aumentar la tasa de supervivencia y de crecimiento y producir ejemplares saludables y viables.
En el inicio del cultivo, en el 2012, se estableció como objetivo lograr un plan de cultivo en el que se produjesen juveniles y se mantuviesen durante su período más sensible. El siguiente paso era llevarlos al río para, según los casos, reforzar las poblaciones o conseguir su reaparición. Con el apoyo de la Fundación Biodiversidad acaba de terminar el proyecto MargaSalmo, con el que se ha logrado una producción de juveniles de 90.000 ejemplares. Según Paz Ondina, esa cifra es el triple de ejemplares que había en toda la cuenca del río Ulla en el último censo.
Mejillones del Ulla
Para iniciar el trabajo se usaron mejillones de varios tramos del río Ulla, que discurre por Deza y Tabeirós. Antes se había hecho un estudio para saber si había grupos genéticamente diferenciados y para mantener la diversidad en el período de cría. Esa tarea sirvió de guía. Pero además de cuestiones estrictamente científicas Ondina lanza un mensaje a la sociedad. Dice que el mejillón de río es «una joya» que permite, allí donde se encuentra, que se pueda beber o disfrutar del agua. Por ello insiste en que todos debemos sentirnos «responsables de su conservación y orgullosos de su presencia».