Antonio García de Diego, músico: «Trabajar con Sabina es el mayor regalo que me ha dado la vida»

Antonio García de Diego (Toledo, 1949), uno de los músicos más importantes del país, llega este domingo a la Sala Jagger junto a Carlos García Boente a las 19.00 horas de la tarde para ofrecer un concierto conjunto. El toledano, que lleva más de cuarenta años trabajando al lado de Joaquín Sabina, prepara ahora su última gira con el cantante por América, que durará cerca de dos meses, antes de retirarse de los escenarios.

—¿Qué se va a encontrar el público en este concierto?

—Se trata de una colaboración con Carlos García Boente en la que cantaré y tocaré la guitarra y el teclado para acompañar al lucense en su repertorio sobre Joaquín Sabina. Conociéndolo, imagino que será un éxito.

—¿Cómo empezó a trabajar como músico y compositor de Sabina?

—Llevaba tiempo trabajando con Víctor Manuel y Ana Belén, y, justo en ese momento, le llegaron referencias mías. Al principio me daba mucho pudor hacer música con un artista de su talla, pero acepté y, llevo toda una vida aprendiendo a su lado.

—¿Cómo ha sido su experiencia con el artista?

—Poder trabajar al lado de Joaquín Sabina ha sido el mayor regalo que me ha dado la vida. Con él he sentido una emoción inigualable en el escenario. He compuesto «Y sin embargo», «Contigo», «La del pirata cojo», «Yo quiero ser una chica Almodóvar», entre otros temas, así que no me puedo quejar.

—¿Cómo ve el panorama de la música española actual?

—Creo que me he vuelto un viejo cascarrabias, antes me empapaba de música, pero ahora recurro a la que más me gusta de siempre y a la que me llega dentro.

—¿Cuál es esa música que le «llega dentro»?

—Escucho música clásica, flamenco, jazz, pop, rock... Me alimento de todo tipo de estilos que me emocionan. Cierto es que The Beatles y The Rolling Stones son el fuego que nos ha quemado por dentro, en el mejor de los sentidos, a muchos de los músicos de mi generación.

—¿Le hubiese gustado colaborar con algún artista con el que ha podido hacerlo?

—La verdad es que no. He tenido la suerte de tocar con los que, para mí, son los artistas más grandes de este país. La única espina que tengo es la de no haber sido mejor músico, pero, hago balance, y la verdad es que estoy satisfecho y orgulloso.

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