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El abogado que logró que le perdonasen 80.000 euros a un lucense con ludopatía: «Luego no queda ningún registro de la deuda»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

maría pedreda

El letrado de la Asociación de Ayuda al Endeudamiento afirma que la ley de la Segunda Oportunidad está diseñada para auxiliar a afectados como este: «Ahora se valora más el ser insolvente que el demostrar buena fe»

17 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Para muchos ciudadanos, arrastrar una deuda económica significa cargar con un peso casi de por vida. La dificultad de salir de una etapa de problemas financieros es insalvable para mucha gente, cuyos ingresos no alcanzan para recuperarse de un fracaso empresarial, de un gasto inesperado por la enfermedad de un familiar o cualquier otra circunstancia que exija endeudarse. Sin embargo, existe una solución desconocida para muchos: la ley de la Segunda Oportunidad.

Una persona que está en contacto con esta normativa a diario es Francisco Bautista. Este abogado, miembro de la Asociación de Ayuda al Endeudamiento, trabaja cada día con personas que, por un motivo u otro, cargan con un adeudo al que no pueden hacer frente.

Él fue quien asesoró recientemente a un vecino de Lugo, que poseía un trastorno de ludopatía severa, y que logró que el juzgado le perdonase una deuda de 80.000 euros. «La gente que no está en contacto con este tipo de casos de forma habitual tiene que tener claro que es muy fácil deber 10.000 o 20.000 euros y no poder pagar esta deuda. Si existe, además, un condicionante como una ludopatía diagnosticada, como en el caso de este lucense, la cifra alcanza los 80.000 euros muy fácilmente», comenta el abogado.

Requisitos que cumplir

Desde septiembre del 2022, la nueva normativa permite a los ciudadanos que acrediten una serie de requisitos librarse de las deudas que tengan pendientes con entidades privadas, como bancos o entidades de crédito. «Si la persona afectada es insolvente, acredita no poder hacer frente a los pagos y no tiene antecedentes penales por delitos económicos, es muy probable que se le cancele la deuda», resume el abogado. 

Desde la asociación a la que pertenece, trabajan a diario con perfiles de este tipo. «No es raro recibir usuarios con problemas de ludopatía. Ellos cargan con su adicción y, además, con la deuda que les provocó ese trastorno. Suelen acudir a nosotros como última opción, desesperados, y aquí tratamos de usar la ley en su favor y poder eximirlos de este pago», insiste Bautista.

Antes la reforma del pasado mes de septiembre, los jueces tenían muy en cuenta que el afectado acreditase su buena fe a la hora de exonerarlo de la deuda. De esta manera, se trataba de asegurar que no se volvería a incurrir en una falta de pagos. «Ahora, eso ha cambiado. No se tiene tan en cuenta la buena fe, sino más bien la colaboración durante el proceso, acreditar que no se puede hacer frente al pago y la ausencia de antecedentes», añade el letrado.

Sin embargo, la ley de la Segunda Oportunidad conlleva también varias responsabilidades. El lucense que se acogió a ella recientemente y que no tendrá que pagar los 80.000 euros que debía no podrá volver a contraer una deuda y tratar de beneficiarse de nuevo de esta normativa en los próximos tres años. Tampoco podrá realizar gastos que el juzgado considere excesivos. 

No queda registro de la deuda e incluso se pueden volver a pedir préstamos

No hay una cifra mínima o máxima que el juzgado acepte perdonar. Cuenta Bautista que lo habitual es que a su asociación lleguen personas que deben entre 5.000 y 10.000 euros. «Hemos llegado a recibir a jóvenes que perdieron su trabajo y que se vieron en una situación en la que no se podían pagar el máster que estaban estudiando», comenta el letrado. Por el contrario, Bautista afirma que han conseguido exonerar a usuarios de pagos de hasta 3 millones de euros. «Antes, el máximo eran 5 millones, pero ahora no hay límite», insiste.

«Muchos usuarios», relata Bautista, «tienen miedo a acogerse a esta ley porque piensan que van a quedar en una lista negra, o algo así. Y al contrario: salen de la lista de morosos y no queda ningún registro de la deuda». De esta forma, los usuarios que quedan libres de pagos pueden incluso volver a pedir préstamos en el futuro si su banco acepta concedérselos. «Se hace como si jamás hubiese existido esa deuda», concluye el abogado.