La pareja de refugiados ucranianos que ha lanzado desde Lugo una marca de cosmética

LUGO CIUDAD

El estallido de la guerra los pilló de vacaciones por España y ya no volvieron a su país. Ahora han lanzado una línea de mascarillas faciales de gel con las que quieren triunfar
27 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.En julio del año 2021, Alexander y Olga Shyshko, una pareja ucraniana que por entonces tenía dos hijos de 1 y 3 años, decidieron viajar a España. Venían como turistas y también confiando en que los ánimos en su país, cada vez más tensos con Rusia, se calmasen. «No planeábamos quedarnos, vivíamos como turistas. Antes de darnos cuenta de que tendríamos que quedarnos, viajamos mucho por España. Solo queríamos esperar a que pasase el peligro, pero empezó la guerra. Si hubiera estado en Ucrania el día que estalló, ya estaría muerto», cuenta Alex.
En un primer momento, confiaron en que todo se resolvería pronto, «ni siquiera pensamos en buscar un trabajo y ganar dinero, pero las circunstancias cambiaron». El conflicto se prolongaba y consiguieron asilo político. Tocaba repensar su situación, y lo primero que hicieron fue decidir dónde querían vivir. Inicialmente pensaron en Barcelona, pero la vida en Lugo, donde unos amigos se habían asentado cinco años atrás, resultaba mucho más barata, así que pusieron rumbo a la ciudad amurallada.
«Vivimos en hoteles el primer mes y medio porque, sin contrato de trabajo, no nos querían alquilar una vivienda, pero luego encontramos un apartamento gracias a un hombre maravilloso, Sergio Freire, y allí vivimos desde entonces», narra Álex. El siguiente paso era conseguir una fuente de ingresos. En Ucrania, Alex había trabajado supervisando la administración regional en un partido político en la región de Dnipró y tenía acciones en varios negocios, pero la guerra se lo llevó todo por delante.
«Inicialmente, creé una empresa en España para grandes importaciones de productos agrícolas, como el aceite de girasol, la harina de soja y similares». Pero su proyecto se topó, dice, «con la actitud negligente y la falta de atención del abogado y el notario». Según Alex, las gestiones para abrir la empresa se retrasaron diez meses y «en ese contexto de grandes pérdidas económicas, con el resto del dinero decidimos arriesgarnos y hacer una marca de cosmética para el cuidado del rostro».
La experiencia previa de Olga
El giro del guion tiene una explicación. Olga, cuentan, es experta en cosmética y Alex podía aprovechar sus conocimientos en gestión empresarial. Así nació Cult Spain, una firma que está dando sus primeros pasos y que tiene ya en el mercado la primera de las seis líneas de productos que quieren lanzar.

«Empezamos con la línea de cosméticos para la cara, y el primer y revolucionario producto de la línea son nuestras mascarillas de gel», explica el matrimonio. «Lo que hace que sea revolucionario es que brinda un cuidado profesional al rostro en el hogar y, al mismo tiempo, es bastante económico en comparación con los precios cuando lo haces en un salón especializado». Destacan que todos los ingredientes son naturales y no han sido probados en animales, y es la propia Olga, con ayuda de su marido, la que los produce.
«En esta etapa inicial, como no necesitamos grandes volúmenes, no es necesario usar equipos de alta tecnología, pero ya tenemos previsto la instalación de estos para el segundo trimestre del 2024», cuenta Alex. Han echado sus cuentas. «Asumimos que nuestra empresa, en un plazo de cinco años, será capaz de ocupar el 1 % del mercado del cuidado de la piel en España y entrar también en el mercado europeo».
Ahora mismo, sus mascarillas se pueden comprar en su página web, cult-es.com, y es allí o en su cuenta de Instagram donde los clientes pueden obtener toda la información. Las mascarillas con las que se han lanzado a la aventura las comercializan con cinco fines diferentes, la de ácido hialurónico; la de bambú y carbón para una limpieza profundas de los poros; la de menta, más refrescante y reguladora del sebo; la antiedad y la de lavanda, con propiedades calmantes y reparadoras.
Olga y Alex están convencidos de las posibilidades de su empresa y miran al futuro con optimismo. Al tiempo, no pueden olvidar lo que cada día sigue sucediendo en su país. A tan solo 50 kilómetros del frente viven los padres de Olga y sus dos hermanos gemelos, y Alex tiene en su país a su madre, su hermano, su cuñada y su sobrino. Con el corazón partido, ellos intentan salir adelante y sacar adelante un proyecto en el que han puesto todo su cariño.