Consiguió 44 millones en fondos europeos, pero el uso de algunos no convenció a la ciudadanía
10 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Se va Lara Méndez de la alcaldía de Lugo tras casi nueve años y, como todo político cuando deja un cargo, se marcha con un bagaje de luces y sombras. Atrás deja una hoja de ruta en la que las palabras sostenibilidad y medio ambiente han impregnado cada decisión, aunque su traslación a la calle no siempre haya cuajado. Aquel Lugo vinculado a causas judiciales que heredó Méndez ha dejado paso a uno que se identifica con madera, Arde Lucus y Caudal Fest, aunque también con lentitud burocrática y problemas enraizados.
Una de las cuestiones de las que Lara Méndez ha hecho gala estos años es de haber conseguido más de 44 millones de euros en fondos europeos para inyectar en intervenciones en la ciudad y transformarla. Pocas localidades pueden presumir de tal lluvia de millones, aunque no siempre se han empleado al gusto de la calle, y el carril bici es el mejor ejemplo.
La senda ciclista le reportó a la regidora más disgustos que alegrías, con reclamaciones por el aparcamiento y críticas por invertir más de un millón de euros en un vía infrautilizada. Y algo parecido sucede con las caldas o el Impulso Verde. El caso del edificio de madera presenta aristas, ya que por un lado sigue vacío de contenido y sin un fin claro y por el otro se ha convertido en un icono más allá de Lugo. El modelo de ciudad sostenible de Méndez ha llegado a foros de todo el mundo, aunque quizás ese discurso enraizó más lejos de la ciudad amurallada que dentro de ella.
Peatonalizaciones
También muchas aristas están generando las peatonalizaciones. Méndez consiguió millones europeos para acabar de poner en manos del peatón el casco histórico, pero su ejecución ha sido un quebradero de cabeza constante azuzado por los retrasos y por las dudas sobre la renaturalización del centro. Lo que se planteaba como una buena idea, se diluyó al no lograr que la ciudadanía se ilusionara desde el principio con la mejora que supondrá.
En su insistencia por posicionar Lugo, Méndez apostó decididamente por el Arde Lucus, que recientemente ha logrado el reconocimiento internacional, y el Caudal Fest, que cada año arrastra a la ciudad a miles de festivaleros. Esa implicación en la parte festiva se convirtió en preocupación sanitaria y económica durante el covid. La alcaldesa, en los momentos más delicados, tomó la iniciativa con ayudas y facilidades para los distintos sectores. Cuidó especialmente de los más vulnerables y analizó cómo reactivar la economía. En esa época alumbró la idea del Lugo Transforma, un fondo de capital riesgo que está en ejecución y con el que quiso atraer talento y empresas.
Con Paula Alvarellos como escudera, la alcaldesa aprobó la RPT, que llevaba tiempo enquistada, y pacificó servicios como los bomberos o la policía local echándose a su espalda la responsabilidad. Apostó por la administración electrónica, todavía implantándose; por el emprendimiento y el CEI-Nodus; renovó el contrato de la basura y el de las zonas verdes; aunque en pendientes queda el ciclo del agua.
Quizás buena parte de los éxitos de Méndez quedaron empañados por los trompicones o la lentitud con la que se ejecutaron. Una lentitud que no siempre era su responsabilidad. Y otro ejemplo fue la aprobación del 5 % del PXOM, lograda tras una década, pero que por el camino se topó con baches.
Derribo del Garañón
Uno de los hitos de la etapa de Méndez es el derribo del Garañón. Comenzó pleiteando las decisiones judiciales, pero en el año 2017 cambió el rumbo y decidió que ya tocaba tirarlo. Pasaron seis años, pero en el 2023 el edificio sucumbió a la piqueta en una intervención subsidiaria municipal. En paralelo, puso en marcha la conversión de la parcela en zona verde, algo que todavía está en proceso y que se presupone que conllevará compensaciones económicas. Una de cal y otra de arena. Su sucesor deberá lidiar con la posible indemnización que acarree el Garañón. En su día, el promotor había pedido más de 20 millones de euros.
Pagar más de 2 millones de indemnización por la Fábrica da Luz es una de las sombras que recae sobre la etapa de Méndez en la administración local. Suyo es el éxito, sin embargo, de conseguir ahora fondos para convertirla en un centro de enogastronomía, aunque todavía está por ver cómo cuaja esta idea.
El nuevo auditorio
Lara Méndez se marcha de Lugo sin haber abierto las puertas del nuevo auditorio de Magoi, en el que la Xunta invirtió cerca de 20 millones, a pesar de que el edificio lleva años construido y está recepcionado desde junio del 2020. El mal estado del edificio obligó al Concello a hacer obras por cerca de medio millón, y entre tomar decisiones y ejecutarlas, va para tres años.
La disputa con la Xunta por el auditorio fue una constante del gobierno de Méndez, lo mismo que la playa fluvial. La alcaldesa se va sin conseguir una zona de baño pública y acusando a la Xunta de entorpecer. En el capítulo de pendientes también queda la rehabilitación de San Fernando, fuente también de discusión autonómica, pero en su haber está renovar la imagen del barrio del Carmen, recuperar la cloaca romana o dotar de vida A Tinería. Los tardeos son un ejemplo de la dinamización que ha intentado llevar a los barrios.
Parques infantiles
Uno de los últimos proyectos que presentó la todavía regidora fue el destinado a rehabilitar los barrios de A Milagrosa y Feijoo. Hay vida más allá del centro y la apertura de locales sociales en A Piringalla o en O Castiñeiro son ejemplos de lo hecho.
No consiguió Méndez agilizar las licencias urbanísticas, aunque en esta última etapa tomó más medidas, y pendiente queda dotar de más aparcamientos la ciudad. Pero sí han mejorado en estos años los parques públicos y los infantiles y también los caniles. En el debe continúa la nueva protectora, en una situación que, según fuentes, incumpliría la Ley de Bienestar Animal.
Méndez, que tanto sufrió en su primer mandato por no lograr sacar adelante presupuestos, se afanó en los últimos cuatro años por sacar a Lugo del letargo y devolverle visibilidad. Reclamó mejoras en infraestructuras, llamó a puertas y llevó el nombre de la ciudad por el mundo. Unas veces con acierto, otras con aprendizaje, pero nadie le podrá reprochar que su brújula fue la de mejorar la ciudad. Aunque acertar siempre con el rumbo es tarea complicada, y sostener las cuentas municipales resulta cada vez más difícil.