Las mujeres que hacen avanzar al centro de Lugo: «La conciliación es el deber pendiente; seguimos casi obligadas a ocuparnos de los hijos y de la casa»

a. s. LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Begoña y Carmen, de la Farmacia Aguirre.
Begoña y Carmen, de la Farmacia Aguirre. A. SISO

Responsables de negocios ubicados en el casco histórico explican cuáles son las reivindicaciones más urgentes y cómo viven su día a día

08 mar 2025 . Actualizado a las 18:27 h.

Como cada año, el 8M ha vuelto a sacar a relucir las reclamaciones de las mujeres de Lugo, tanto en ámbitos como el laboral y el social como en lo más personal. A pesar de que hay puntos en los que el progreso en materia de feminismo ha sido evidente, en otros muchos aún hay deberes pendientes.

Ana, una de las trabajadoras de la peluquería Aluma, se muestra «preocupada» por el «retroceso» que ve en la actitud de las generaciones más jóvenes. Ella es una de las mujeres que, desde sus negocios, hacen que la ciudad de Lugo avance día a día. «A veces veo a chicos aquí sentados en el escaparate, de no más de 15 años, quitándoles el teléfono a sus novias para revisárselo. Me parece increíble que podamos volver a ese nivel de machismo», lamenta.

En lo laboral, ella ya no ve esos «desprecios» y «ninguneos» que había antes hacia las mujeres trabajadoras, pero sí hace hincapié en que la educación en casa debe ser la mejor. «Yo tengo dos hijos de veintitantos años. Ellos se han criado sabiendo que papá y mamá son iguales, y así lo han interiorizado», presume. Sus hijos ya son adultos, pero ella sigue viendo como algunas de sus compañeras, madres primerizas, siguen sufriendo los estigmas relacionados con la conciliación. «En eso sí que creo que estamos estancadas. Sigue siendo como hace muchos años, con la madre responsabilizándose de la casa y de los hijos casi por obligación. Ahí tenemos mucho recorrido todavía», reconoce. 

Diferencias entre sectores

Algo parecido piensan Carmen y Begoña, dueña y empleada, respectivamente, de la Farmacia Aguirre, al pie de la Muralla romana. La primera explica que ya su madre fue responsable del negocio antes que ella, y que «en nuestro sector está completamente normalizada la presencia de la mujer, por suerte». Se consideran «privilegiadas» en ese sentido, pero inciden en que «todavía hay mucho por lo que pelear» en distintos apartados de la vida de las mujeres.

En ese momento, una clienta atendida por Begoña interviene para darle la razón a Carmen. Ella es médica, como ya fue su madre. «Ya en su promoción eran mayoría femenina. Yo creo que en la rama sanitaria lleva décadas siendo habitual ver a mujeres, aunque sigue costando verlas en áreas como Urología», apunta. 

Horarios

En pleno centro del casco histórico, María, empleada de una empresa inmobiliaria, reconoce que ella ha tenido siempre «suerte» porque «mis horarios son buenos y he podido conciliar», pero admite que en otros casos puede no ser igual. Nunca ha notado miradas condescendientes por parte de clientes, y recuerda que «una compañera que se acaba de jubilar estuvo muchos años enseñando pisos y quizás su experiencia fuese distinta».