Los tres grupos de la Diputación piden al Gobierno que mejore una vía de 110 kilómetros
12 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Los tres grupos políticos de la Diputación acaban de aprobar una petición conjunta al Ministerio de Fomento para que en el tiempo más breve posible realice un plan para reformar, humanizar y mejorar la seguridad de la N-VI a su paso por la provincia de Lugo, en total 111 kilómetros entre Pedrafita y el límite con A Coruña, en Guitiriz.
Al caso tan llamativo de O Corgo -donde los vecinos ya han presentado más de mil firmas para pedir su arreglo- se le han ido sumando peticiones de otros municipios. Al ser una vía transversal y que apenas ha tenido conservación en los más de 30 años desde su construcción, los ayuntamientos, gobernados por todos los colores políticos, comienzan a demandar mejoras. La N-VI pasó de ser la vía de accesos a la Meseta a una carretera utilizada por miles de vecinos de diez municipios. Incluso, existen tramos de la primigenia N-VI que aún son necesarios para dar servicio a los vecinos.
El grupo socialista presentó una moción en el pleno provincial al que se adhirieron el PP y el BNG para demandar de Fomento que incluya en los presupuestos del 2018, a poder ser con remanente de obras, partidas para comenzar la mejora de la carretera, y ya de cara al 2019 asignar una cantidad mayor.
Los tres grupos destacaron los problemas que tiene una vía que en algunos casos, y a pesar de la apertura de la A-6, mantiene el tránsito de vehículos de los años 90 o incluso más. El mejor ejemplo es el recorrido entre O Corgo y Rábade, con pasos diarios de vehículos que superan los 25.000 en el municipio de Lugo, casi los 8.000 por Outeiro y Rábade, y casi 5.000 por O Corgo. Las principales peticiones son de reforma del firme, medidas de seguridad para los peatones y mejora de la señalización.
La petición de la Diputación incluye que se elabore en seis meses un plan integral de seguridad y humanización de la N-VI por todos los concellos de Lugo. Además del caso ya denunciado de O Corgo, las mayores demandas se encuentran en Outeiro de Rei, donde la vía divide en dos el centro y los vecinos tienen que cruzarla sin haber un paso de peatones, una pasarela o un semáforo. Se dan incluso casos de mayores de la residencia cruzando la vía en silla de ruedas.