La maduración de la uva nunca fue tan precoz en muchas viñas de Ribeira Sacra
17 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.No es inusual que los mejores años haya alguna bodega de Ribeira Sacra en vendimia a finales de agosto. Antes de la apertura generalizada de la recogida, el consejo regulador concede autorizaciones en viñas cuyas peculiares características favorecen una maduración más temprana del fruto. Suelen ser variedades blancas -godello y albariño- o tintas situadas en zonas de ribera donde el grado alcohólico tiende a dispararse con facilidad. Pero la cosecha del 2017 va camino de romper todos los récords en cuanto a precocidad. Desde la puesta en marcha de la denominación de origen, hace veinticinco años, nadie recuerda que la uva adquiriese color de forma tan prematura. Muchas bodegas de Amandi se plantean iniciar la recolección a partir de la tercera semana de agosto.
El fenómeno por el cual la uva pierde la tonalidad verdosa para adquirir su color característico -amarillo en las blancas y azulado en las tintas- se conoce como envero. Lo normal es que los racimos comiencen a pintar días antes de la festividad de Santiago, pero este año se vieron cepas en las que este proceso se adelantó en algún caso a principios de julio. José Manuel Rodríguez, presidente del consejo regulador y bodeguero de Amandi, se encontró el pasado martes con que más de la mitad de la uva habían pintado en una viña que cultiva en la ribera de Doade, plantada mayoritariamente con mencía. Eso quiere decir, detalla, «que cara ao vinte de agosto vai valer para vendimar».
Con la llegada del envero se abre la cuenta atrás para la recolección. La tradición dice que cuarenta días después de que la uva adquiera color estará lista para ser vendimiada. Fernando González, de Adega Algueira, tiene situados buena parte de sus viñedos en Doade. También cree que muchas parcelas se podrán vendimiar en poco más de un mes. «Si siguen las cosas así, en alguna no se podrá esperar más del tercer domingo de agosto», aventura el bodeguero,
Acertar en las fechas
Un porcentaje muy importante de la calidad del vino depende de la elección del momento óptimo de la vendimia. Antes de tiempo, la inmadurez del fruto se traduce en una sensación gustativa de verdor. Si se pasa de frenada, por el contrario, el grado alcohólico puede ser excesivo. Es lo que se conoce como sobremadurez. «Este ano hai que poñerse as pilas, non vai valer calquera día para vendimar. O que se descoide vai recoller a uva pasa», avisa el presidente del consejo regulador. José Manuel Rodríguez certifica que, al menos desde la puesta en marcha de la denominación de origen nunca se habían dado un adelanto de tal calibre al menos en la ribera del Sil.
Camilo Rodríguez, de la bodega chantadina Cabo do Mundo, colgó en su cuenta de Facebook a comienzos de julio la foto de una cepa de uva tinta en pleno envero en una viña de Nogueira. Fue una anécdota, según reconoce, ya que en la ribera del Miño la maduración de las vides sigue un ritmo algo más normal que en el Sil. No sucede así en Amandi, donde Víctor Rodríguez, de la bodega Val da Lenda, da por hecho que la vendimia será inusualmente madrugadora. «Tal como vai de adiantada, hai viñas que poden valer perfectamente para o 20 de agosto», señala.
Para Luis Buitrón, enólogo de Adega Guímaro, habrá que estar muy atentos al estrés hídrico al que puedan verse sometidas las cepas de no producirse precipitaciones. «Sin agua no hay verdadera madurez, por mucho calor que haga», explica. En esas condiciones, las vides paralizan su actividad como garantía de supervivencia. Alguna que otra lluvia le iría de perlas a las viñas de la Ribeira Sacra en lo que queda de verano. Siempre, claro está, que no atraiga el granizo.