El Papa Francisco está al día de lo ocurrido con el fraile de O Cebreiro

PEDRAFITA DO CEBREIRO

El obispo Carrasco Rouco tuvo que remitir cumplida información a Roma
14 may 2019 . Actualizado a las 18:54 h.El Papa Francisco recibió cumplida información del encarcelamiento del fraile de O Cebreiro José Quintela Arias y de las razones por las que acabó en la prisión de Bonxe el pasado 25 de febrero. El Vaticano recibió la información a través del obispo Alfonso Carrasco Rouco, que comunicó lo ocurrido a la Conferencia Episcopal, que a su vez hizo llegar la información a Roma, según confirmaron fuentes del Obispado. Este, según los mismos informantes, es el procedimiento habitual, que está regulado.
Al Papa Francisco la información de O Cebreiro, el santuario por el que pasan miles de peregrinos cada año, procedentes de diferentes parte del mundo, le llegó también por otra vía, la del superior en Galicia de la congregación de los Padres Franciscanos, a la que pertenece el propio Papa.
En otras fuentes, también próximas a la Iglesia, se especula con la posibilidad, no confirmada por el Obispado, de que fuera el propio Papa el que demandara la información sobre lo ocurrido con el religioso, que llevaba cinco años destinado en el santuario del Camiño de Santiago.
Un mes y medio después de la detención de José Quintela por supuestos abusos sexuales, prostitución y apropiación indebida, en el poblado prerromano ya no lo echan de menos. Quintela se había incorporado por completo a la vida en O Cebreiro y era uno más de sus habitantes, a los que se les heló la sangre en el momento en el que empezaron a trascender las acusaciones vertidas contra el religioso.
«Enganounos a todos»
A la incredulidad inicial sobre las imputaciones del fraile, una persona afable y muy colaboradora, se une ahora el deseo de que actúe la justicia, en caso de que el religioso sea culpable de los delitos que le imputan. «Non se poden facer xuizos paralelos -argumentaba un vecino de la zona- e de momento non está condenado». «Enganounos a todos -señaló otra persona- nunca pensei que, se é certo o que dín del, levara unha vida paralela e non sospeitaramos nada». Un vecino de la zona confesó que había visto a más de una persona llorar desconsoladamente, después de haber conocido la noticia de la detención del religioso, información a la que inicialmente no daban ningún crédito porque les parecía imposible.
En O Cebreiro ya no confían en volver a ver por allí al fraile franciscano, al menos como hasta el momento de su detención. Su presencia no pasaba desapercibida ni para los peregrinos ni para el resto de las personas porque utilizaba siempre el hábito de color marrón, característico de la orden. Esta vestimenta no es la que utilizan sus compañeros destinados en el poblado prerromano.
En algunos círculos se especula con la posibilidad de que la propia congregación religiosa acabe abandonando el santuario de O Cebreiro, una vez que transcurran unos meses que permitan olvidar al menos parcialmente lo ocurrido.
en directo un mes y medio después de la detención de josé quintela
La normalidad retornó al santuario de la mano de los otros dos religiosos
La normalidad retornó al santuario de la mano de los otros dos franciscanos que compartían piso en Pedrafita con Quintela. Siguen al frente de la iglesia y cumpliendo con sus obligaciones en el resto de las parroquias que tenían a su cargo. El flujo de peregrinos en el santuario fue constante durante la Semana Santa y en estos últimos días bajó algo el ritmo pero se mantiene el goteo constante. La mayor parte de los romeros de estos días son extranjeros, ajenos a los sucesos del pasado febrero.
Las primeras semanas desde que trascendió la detención de Quintela fueron muy duras para los otros dos franciscanos de O Cebreiro, que se mantuvieron en un plano muy discreto, a la espera de que escampara el temporal que azotó a la pequeña comunidad de la montaña lucense.
En algunos círculos parece bastante extraño que los dos religiosos que convivían en el piso de Pedrafita con José Quintela no se hubieran percatado de la doble vida que supuestamente llevaba el fraile, poco acorde con las reglas de su comunidad.
Mayor presencia
Quintela era el que pasaba más tiempo en O Cebreiro de los tres franciscanos asignados al santuario, dado que era el único que no tenía obligaciones en el resto de las parroquias, ya que no era sacerdote y por tanto tampoco celebraba.
El propio Quintela admitió ante el juez de Becerreá que había mantenido relaciones sexuales consentidas con una menor de edad de la zona. También negó de forma que le hubiera pagado.