Guardar piezas como las de la iglesia de Pol implica al dueño del local por posibles daños, y pedir el traslado es la solución
24 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Tener en casa un retablo supone una situación peculiar. Muy a su pesar, en esas circunstancias se ve envuelto un vecino de Lugo, Miguel Pin, que en un bajo suyo tiene tres retablos que estaban en la iglesia vieja de Caraño (Pol). Sin éxito hasta ahora, reclama al Concello polense que le pague el alquiler de nueve años (unos 28.000 euros, resultado de una tarifa mensual de 250), y además reconoce su inquietud ante la posibilidad de que ese material sufra algún daño por la responsabilidad que contraería.
¿Qué pueden hacer él o alguien como él para superar esa situación?
Protección
Una cuestión que compete a la Administración y a la Iglesia
Ni la iglesia de Caraño ni ninguno de sus elementos tienen la condición de Bien de Interés Cultural (BIC), aunque hubo, hace años, un anuncio del alcalde, Lino Rodríguez, de que se solicitaría esa declaración. De todos modos, resulta necesario calibrar el valor que pueden tener esos elementos. En ese caso, la protección corresponde a la Xunta pero también al Obispado de Lugo, responsable de esas piezas.
Desmontar y trasladar piezas reconocidas y protegidas legalmente por su valor es una operación que necesita permiso de la Administración, que también debe inspeccionar el lugar al que se van a llevar. En un caso como el de Caraño, puede argumentarse que el mal estado del templo impide tener los retablos en su emplazamiento habitual, aunque la iglesia vieja, hoy muy deteriorada, está sin culto desde hace más de cuarenta años, al construirse la nueva. Los tres retablos, por otro lado, no estaban en el viejo templo sino en un local cercano al nuevo.
Conservación
Quien custodia asume responsabilidades
El depositario de piezas como los retablos de Caraño asume responsabilidades porque hay un patrimonio que permanece en un local suyo y que puede deteriorarse. Una posible actuación sería comunicar la situación a la Xunta, como órgano encargado del cuidado del patrimonio de Galicia, para que actuase. También sería conveniente que informase al Obispado de Lugo, ya que los elementos guardados —en este caso, en un bajo de Lugo— son bienes eclesiásticos.
En cuanto al Concello de Pol, es responsable por haber promovido un traslado que cabe definir como irregular. Más bien imposible, en cambio, sería pedirle responsabilidades por el deterioro del retablo, ya que las piezas no son de propiedad municipal. El dueño del local, por su parte, podría exigir, en el momento en que se retirasen las piezas, que alguien firmase un documento que acreditase que el material cambia de emplazamiento y en el que figurasen las fechas de llegada y de salida.
Deuda
El cobro del alquiler está desvinculado de la conservación
Que las piezas vayan a parar a otro lugar no frena el derecho del dueño del local a cobrar lo que se fijó por guardarlas (250 euros al mes). Su reclamación no va contra el Obispado de Lugo, propietario de esos elementos, sino contra el Concello de Pol, con el que tiene, desde hace nueve años, un acuerdo verbal para dejar que los retablos se guarden en un bajo suyo.
Reclamación
Sin avance
Miguel Pin explicó este martes que tras haber divulgado su problema la semana pasada no había recibido llamada alguna del Concello ni del Obispado.