Solo una construcción se salvó del anegamiento del viejo Portomarín

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA PORTOMARÍN / LA VOZ

PORTOMARÍN

Carlos Castro

El palomar de Adriano López es lo único que queda en pie e intacto: «Consérvoo en memoria do meu pai»

08 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los vecinos de Portomarín que nacieron y vivieron en el pueblo viejo añoran casi cada día la vida a las orillas del río. De aquel pueblo de la época medieval con pavimento rodado y calles estrechas tan solo queda un único elemento al que no alcanzó el agua: un palomar situado frente el Club Náutico, propiedad del vecino Adriano López. «É o único que se conserva, non sei cantos anos pode ter», asegura.

Esta atípica construcción para un pueblo mayormente agrario y pesquero continúa intacta desde antes del anegamiento porque Adriano quiso que fuera símbolo de la memoria del pueblo, pero sobre todo de la de su padre. El palomar se ubica en una larga finca, que actualmente está por encima de la carretera, y se extiende hasta la orilla del río por el cauce del viejo pueblo. Antiguamente pertenecía al conde de Portomarín y estaba ocupada por tierra de labranza o viñedos y cinco viviendas ubicadas en el viejo pueblo.

El padre de Adriano López, tal y como él cuenta, fue quien le compró el terreno al conde y en esas cinco casas vivió su familia. Sus antecesores se dedicaban a repartir el correo casa por casa en el viejo pueblo. «Eu tamén axudaba, por iso recordo tan ben como era», relata Adriano. Este oficio les permitió adquirir la finca con el palomar, ya que este tipo de construcciones, que suponen un coste y una escasa rentabilidad actualmente solo se encuentran en fincas pertenecientes a pazos, casas rectorales o casas grandes de campesinos acomodados.

Vinta antigua del viejo pueblo y el palomar
Vinta antigua del viejo pueblo y el palomar

Cuando el agua llegó a Portomarín se llevó las cinco casas de la familia de Adriano, sus tierras, pero no el palomar. Aunque desde 1963 ya no se criaron palomas, la construcción está cuidada como si cada día tuviera que estar a punto. «Aínda que tampouco require demasiado mantemento senón non deixalo abandonado», asegura Adriano. La estructura blanca conserva la entrada al amplio espacio interior, que puede ser reformado y utilizado como bodega o merendero, lo que es una de las ideas de Adriano. Lo que era lo utilizado por las palomas, tanto las entradas como las cornisas para que pudieran alzar el vuelo, también están intactas.

Un «barrio» propio

Un simple palomar tiene más atención y aprecio de lo que pueda parecer para los vecinos de Portomarín. Todos saben que esa figura blanca que sobresale entre los viñedos es de Adriano López y que es la única construcción antigua que se puede apreciar en el pueblo tal y como se encontraba. Además, es la única herencia que un vecino del pueblo pudo conservar de su familia. «O pombal sigue igual porque é o recordo o meu pai, pola súa memoria. A maioría non puideron rescatar nada do que quedou baixo a augados seus seres queridos», explica. Desde el Concello de Portomarín se decidió cuidar esta construcción. Recientemente se señalizó la zona donde se encuentra como O Pombal en el trazado de la carretera y también se colocó un cartel informativo frente a él, justo en el Club Náutico. Está ubicado en pleno Camino de Santiago, por lo que forma parte del patrimonio local expuesto al exterior.

Una vida dedicada a Portomarín

El gesto desde el Concello complació a Adriano López, que también dedicó su vida a Portomarín y a los recuerdos del pueblo viejo. Aunque actualmente regente una tienda de souvenirs en la plaza principal del pueblo, estuvo en el Ayuntamiento como concejal y teniente alcalde durante 24 años después de retirarse de la Guardia Civil.