Una alvariza histórica  convertida en un anfiteatro para música en directo en Triacastela

Uxía Carrera Fernández
U. CARRERA LUGO / LA VOZ

TRIACASTELA

CEDIDA

La curiosa construcción se puede visitar en una ruta para disfrutar de la montaña lucense. El Concello quiere pontenciarla como sede cultural

28 ago 2023 . Actualizado a las 21:36 h.

Entre todo el patrimonio que esconde el concello de Triacastela destaca por su singularidad una alvariza recuperada que se convirtió en sede cultural. De ser refugio para las colmenas, la construcción del vecino Pedro Pardo fue ya en varias ocasiones un anfiteatro. El Concello tiene el objetivo de potenciar este escenario como un lugar de actividades culturales. Además, no deja de lado el patrimonio natural, ya que forma parte de una ruta que atraviesa los frondosos montes del municipio lucense.

La alvariza se construyó en el siglo XIX, con la finalidad de proteger del oso a los enjambres. La miel la producía el abuelo de Pedro Pardo, pero su oficio no se conservó y la construcción se dejó de utilizar sobre los años 50. Por su utilidad y su valor histórico, la Fundación Oso Pardo trabaja desde hace años en recuperar estas estructuras, registrarlas en un inventario e incluso rehabilitarlas. Fue el caso de la de Triacastela. Hasta el momento, contabilizó 192 de estas construcciones en la Serra do Courel.

La entidad compró la alvariza a la familia de Pedro Pardo. Cuenta con unas dimensiones más grandes de lo común así que por su tamaño, y también su inclinación natural, al limpiarla de maleza surgió un anfiteatro. En las piedras donde se asentaban las colmenas, ahora hay bancadas de asientos para una capacidad de unas 50 personas.

Es por eso que la recuperación de esta singular alvariza se estrenó con un concierto. No uno cualquiera. Fue escenario del ciclo de actuaciones Resonando no Camiño, de Abraham Cupeiro. Los instrumentos ancestrales resonaron frente a las antiguas colmenas con un sonido excepcional. «É un sitio perfecto para música que non requira grandes volumes», asegura la alcaldesa de Triacastela, Olga Iglesias. Después de la exitosa inauguración, la música volvió a la alvariza en más ocasiones.

El concurso Interritmos Sons do Rural escogió esta ubicación para uno de sus conciertos de música tradicional en directo, por pertenecer al zona del Grupo de Desenvolvemento Rural Ribera Sacra-Courel. Además, recientemente, el Concello repitió el escenario en la celebración del San Mamede, que coincidió con la Festa do Peregrino. En medio de una ruta por la localidad, hicieron una parada en la alvariza que estuvo animada con una actuación de Música de Raíz.

Olga Iglesias defiende la particular construcción como una sede ideal para acoger actividades como recitales de poesía o música en directo. La regidora espera que sea un atractivo cada vez más frecuentado, aunque pertenece a la Fundación Oso Pardo. Recuerda además que la restauración y acondicionamiento hechos no impiden que, en cualquier momento, vuelva a utilizarse para la producción de miel.

Más allá de la cultura, por su valor patrimonial, también fue empleada por el programa «Actívate» de la Deputación de Lugo y por el colegio de Triacastela. El centro educativo llevó a los pequeños hasta el lugar para realizar un coloquio sobre la importancia de la apicultura y el oso.

La puerta de la alvariza siempre está abierta para poder visitarse, por lo que es un punto de interés turístico.

Camino de 1,5 kilómetros

Para llegar hasta el que fue refugio de la miel hay una antesala de naturaleza. Desde la propia plaza del Concello hay una distancia de 1,5 kilómetros que pertenecen a la ruta que discurre hasta la Ermida de San Mamede, creada y acondicionada recientemente. El itinerario está señalizado para ir al templo y transcurre por una senda entre los árboles del monte del Oribio. La distancia total es de 2,5 kilómetros, en los que se disfruta de vegetación, de una gran alvariza convertida en anfiteatro y, finalmente, de la histórica capilla.