La senda de Vilalba que es mucho más que un atajo para coches

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

VILALBA

PALACIOS

El Paseo dos Condes, que bordea el sur de la villa, tiene a su alrededor una gran vegetación, aunque le faltan servicios

09 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si alguien teclea en un buscador de Internet ‘Paseo dos Condes Vilalba’, puede localizar el itinerario y ver que se trata de una zona de los alrededores de la capital chairega de abundante vegetación. Si pretende, en cambio, llegar a la zona orientándose por los indicadores, tendrá muchas dificultades, puesto que no hay en las inmediaciones señales que informen de la presencia del paseo.

Con unos 600 metros de longitud, al paseo le corresponde una función natural de enlace entre la salida de Vilalba hacia Lugo y la salida hacia Baamonde. Una gran cuesta lo caracteriza, como ocurre con todas las vías de la localidad que empiezan o acaban cerca del Magdalena.

Sin embargo, tanto sus características como sus posibilidades van más allá de constituir un atajo para pasar de la carretera de Lugo (LU-541) a la de Santiago y de A Coruña (N-634), aunque la cercanía de la zona escolar -con el IES Peña Novo, el CEIP Mato Vizoso, el CEIP Insua Bermúdez y la escuela infantil en la cercana Rúa de Cuart de Poblet- lo convierte en lugar de paso de vehículos. De hecho, el tráfico está regulado, y solo se permite transitar en sentido ascendente, de la N-634 a la LU-541.

La cercanía con el casco urbano se nota en detalles como el firme de la parte más cercana a la Avenida de Lugo, con un adoquín similar al de otras calles. También hay alumbrado, aunque personas que recorren el paseo se quejan de su funcionamiento y dicen que a veces está apagado: así ocurría, por ejemplo, pasadas las siete y media de la tarde de ayer. Salvo el pequeño tramo con firme de adoquín, el paseo tiene zahorra, colocada hace cuatro años para intentando frenar habituales desperfectos; sin embargo, un año después de las obras el PSOE consideraba que su ejecución había sido deficiente.

Si el paseo invita a caminar, se debe sobre todo a la vegetación que lo rodea y a la tranquilidad que ofrece, que hace olvidar la cercanía a calles y a carreteras. El que se desee pararse podrá detenerse en las márgenes aunque no sentarse, porque no hay bancos. Otra carencia es la falta de papeleras, si bien los que pasean por este lugar no parecen tirar muchos desperdicios al suelo por lo que se observa al recorrer todo el tramo.