Un amplio y olvidado pulmón verde en pleno centro urbano de Vilalba

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

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La finca de Crespo se eligió para ubicar la primera guarderia, pero diferencias sobre el precio tumbaron el plan

28 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un pulmón verde por el que Vilalba apenas respira. Así puede definirse la situación de la conocida como finca de Crespo, un terreno de más de media hectárea, unos 7.000 metros cuadrados, en el centro de la localidad, junto a la calle Domingo Goás, y con un cómodo acceso desde otros lugares del casco urbano. La zona está catalogada como zona verde, y en ese detalle se apoya el Concello para esperar que la tramitación del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) abra la puerta a buscar un uso público para el terreno.

La situación del terreno es prácticamente la misma desde hace más de 20 años. El Concello, a mediados de la década de los noventa, llegó a pensar en la finca como emplazamiento para la guardería que finalmente se instaló entre las calles Ribadeo, Nevado Bouza y Basanta Silva. La razón por la que finalmente se rechazó la ubicación fue económica: el Concello ofrecía algo más de 200.000 euros (entonces, 35 millones de pesetas), pero la valoración efectuada por técnicos de la Xunta situó el precio en torno a 540.000 (90 millones de aquellos años).

Para entender esa diferencia de valoración es preciso entender que el solar pertenece a una entidad, la Fundación Rosendo Crespo Millor, cuyo patronato tuvo que atender un requerimiento de la Xunta sobre la actualización del precio del terreno. La fundación fue creada por impulso de un vecino del municipio para ayudar a jóvenes en sus estudios, y un hermano suyo, Manuel, fue directivo de la Unión Villalbesa, creada en Cuba por emigrantes de la zona. La fundación aprobó en los años noventa nuevos estatutos, que se inscribieron en el registro de la Xunta, pero la actividad de la entidad es nula desde hace tiempo.

 Árboles municipales

El Concello no es dueño del terreno, pero sí tiene una parte de propiedad en la parcela. Los árboles fueron adquiridos hace años, ya antes de poner la vista en la finca como emplazamiento idóneo de la guardería, y la compra se decidió para garantizar su conservación, puesto que estaba previsto talarlos.

La intención municipal sigue siendo la de poder conseguir que el terreno sea usado por los vecinos. En ese sentido, la consideración de zona verde hace que se disipe la sombra de su desaparición, víctima de una nueva fiebre del ladrillo como la que se dio hace años. Por ahora, sentarse o pasear a la sombra de los árboles es una ilusión.