Fernando Blas regenta, con su familia, O Almacén. Se halla en el municipio de Cervo y es el establecimiento de turismo rural más antiguo de Galicia, algo que comparte con otro reducido grupo que abrió sus puertas al mismo tiempo.
-¿En qué cambió el turismo?
-No cambió tanto en general. Cambió más en el turismo rural la oferta y la promoción. A nosotros nos tocó hacer, como pioneros, las primeras promociones de publicidad, no solo a nivel autonómico sino también nacional e internacional, hasta la aparición de Turgalicia.
?¿Varió el concepto?
-En las primeras reuniones, allá por los 90, se hablaba de sachar en la huerta y de ordeñar las vacas. Hoy se habla de rutas y ofertas complementarias, que es lo razonable.
-¿Y con relación a A Mariña?
-En estos años hubo una mejora considerable de las infraestructuras, se consiguió la demanda de un turismo medio-alto, rompiendo así la fuerte estacionalidad acusada en toda Galicia y no solo aquí, pasando la ocupación a los fines de semana en temporada baja.
-¿Objetivo conseguido?
-Necesitamos hacer promoción en las proximidades, Castilla y León, Asturias, norte de Portugal...
-¿Qué más puede hacer la Administración en este terreno?
-Los pazos y caseríos gallegos pagan muchos impuestos. Lo más importante que puede hacer es la eliminación total y absoluta del de sucesiones patrimoniales, como en otras autonomías. Todos los gallegos minufundistas somos propietarios de algo, por lo tanto autónomos. Esta ley nos descapitaliza en una sola generación, manipulando descaradamente nuestro valor patrimonial.
-¿Y los hosteleros?
-Debemos profesionalizar cada vez más el sector trabajando con un objetivo claro de mantenimiento de la calidad, así como dinamizar la comercialización de productos gallegos en las casas de turismo rural.