Asia y África, territorios de expansión tras su compra por un grupo asiático; la venta no tendrá impacto laboral en Galicia, donde es la mayor concesionaria de servicios
19 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Era la joya de la corona del grupo ACS, el grupo de empresas de Florentino Pérez, con una facturación que este año se moverá sobre los 1.700 millones de euros.
Era. Porque desde hace unas semanas Urbaser es al 100 % de un conglomerado público-privado chino. El también presidente del Real Madrid tuvo que poner a la venta su gran empresa de servicios -limpieza, mantenimiento de espacios públicos, tratamiento de residuos, jardinería...- agobiado por la descomunal deuda que arrastraba (y aún arrastra) ACS. En el mercado se daba por seguro que Pérez tendría que hacer algún movimiento corporativo porque las agencias de calificación de deuda estaban a punto de bajar su nota, con lo que empeoraría su situación para lograr financiación. Al poderoso Florentino no le quedó otra que hincar la rodilla y desprenderse de Urbaser. Llevaba meses con el cartel de «En venta» y varios grupos interesados. Al final se lo llevó China Tianying, junto a otros socios chinos, a través de un holding con sede en Madrid. Ha pagado ya 1.000 millones y entre 160 y 330 más los ejecutará en función de los resultados.
Urbaser entra en una nueva etapa. Deja de ser una firma de capital español, aunque la sede social la sigue teniendo en Madrid y el grueso de su plantilla está en la península: emplea a 30.000 en todo el mundo, 17.000 en España. La inquietud que siempre provoca una venta está muy amortiguada: no se prevén despidos (no hay solapamiento alguno de negocios ni áreas) y hasta el nuevo presidente, Yan Shenjun, se atrevió a avanzar ante la prensa española que el objetivo es incrementar los salarios.
Esto es muy relevante en Galicia porque Urbaser es la primera empresa concesionaria de servicios públicos, y cualquier cambio afecta tanto a empleados directos (unos 900, según datos de la compañía), como a una veintena de grandes ayuntamientos en áreas muy sensibles como la recogida de basura, la limpieza o el mantenimiento de zonas verdes. Tiene contratos en cuatro de las siete grandes ciudades (A Coruña, Lugo, Santiago y Ferrol), en varios medianos (Narón, Carballo, Ames, Vilaba o Redondela), y un buen número de pequeños. Los empleados consultados aseguran que la dirección les comunicó el cambio de propietario, pero no ha habido otra repercusión. En los últimos años, la gestión de Urbaser ha provocado severos encontronazos laborales en algunas de las grandes ciudades.
Lo cierto es que aquí un pez chico se ha comido al grande. Menor en tamaño, en recursos y en plantilla (5.000 empleados), China Tianying se queda con Urbaser en un movimiento que le permitirá acceder a áreas de negocio en los que el grupo asiático está muy verde, o directamente no ha desarrollado, como el mantenimiento de espacios públicos o la recogida de basura (es un servicio este aún en manos del Estado). El grupo trata los residuos directamente a través de 19 plantas repartidas por el norte y el este de China, todas en ciudades costeras, y es pionera en el aprovechamiento de la energía resultante de la combustión de la basura. De Urbaser aprovechará una tecnología puntera que le ha permitido entrar en casi todos los continentes a través de su amplia carta de servicios. Y a Urbaser, el socio le facilitará acceder a un mercado que se le resiste: China. Y es clave, porque el país más poblado del mundo tiene un severísimo problema con sus basuras y está en pañales en el desarrollo de grandes zonas verdes. También será un puntal para acceder al mercado africano, por las buenas conexiones que tiene China con ese continente. «Todos ganamos», dicen en la cúpula española de Urbaser, que se mantiene intacta. Habrá que esperar para ver si finalmente se cumple.
Al comprador chino, más pequeño que el comprado, Urbaser le permite entrar en nuevas áreas de negocio