Los errores que cometes cuando lavas la ropa

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El 90 % de las prendas se tiran antes de lo necesario. Te damos algunos trucos para alargar la vida de tu armario y ahorrar en productos de limpieza

09 abr 2017 . Actualizado a las 09:33 h.

El 90 % de la ropa que se tira se hace antes de lo necesario y, al menos el 70 %, se debe al desgaste del color y de los tejidos de las prendas. No sabemos cuidar nuestras prendas. Eso es al menos lo que se desprende de varios estudios publicados por los expertos de asociaciones y empresas como AEG. Esta entidad ha lanzado la iniciativa Care Label Project, con la que pretende concienciar y educar a la sociedad sobre los hábitos de cuidado sostenibles y adaptados a los nuevos tiempos.

«Lo que buscamos es romper con los antiguos hábitos de lavado y contribuir a cambiar la mentalidad de la industria textil y de los ciudadanos, y así favorecer a que la ropa sea tratada correctamente», explica Ana Molarinho, directora de comunicación de AEG, que revela que el 70 % de los consumidores heredan de sus padres los hábitos de lavado y más de un tercio, nunca los han cambiado.

Según los datos de este estudio los hogares europeos lavan un promedio de 3,2 veces por semana: «Con cada lavado, las prendas se debilitan y se incide en el medio ambiente. A veces es suficiente con airear la ropa o simplemente refrescarla con un programa de vapor».

En la misma línea se mueve el diseñador de moda y embajador de la marca Juan Duyos, que incide en los tipos de limpieza que hay: «Muchas prendas que encontramos ponen 'limpieza en seco' y 'lavar a mano'. ¿Sabemos qué significa lavar a mano? Pues un gasto de agua enorme que además estira los tejidos. ¿Y limpieza en seco? Pues el uso de productos químicos con un efecto negativo para la naturaleza y para el propio tejido».

Los datos también revelan que los consumidores nos dejamos llevar mucho por las etiquetas a la hora de comprar ropa. Un 40 % evitan adquirir prendas de tejidos delicados cuando no están seguros de cómo tratarlas. 

El desconocimiento y los malos hábitos están acortando el ciclo de vida de nuestras prendas. Muchas de las fórmulas que creemos correctas o que están asentadas son un verdadero error. La Asociación de Empresas de Confección y Moda de Madrid (Asecom) también defiende que, con unos cuantos trucos, podríamos alargar la vida del armario durante mucho más tiempo del que creemos. Estos son algunos ejemplos.

1. Agua caliente, ¿sí o no?

El agua caliente favorece que las prendas pierdan su color original, por lo que es aconsejable lavar con agua tibia o agua fría (alrededor de los 30 grados) y evitar temperaturas altas siempre que las prendas no estén muy sucias.

Algo diferente es el caso de la ropa blanca, que, por lo general, se debería lavar a altas temperaturas. En este caso, la etiqueta cobra una importancia vital, puesto que si son 100 % algodón con estos programas podrían encoger. Los expertos de Asecom recuerdan se pueden obtener buenos resultados sin pasar de los 30 grados. «Es importante tener en cuenta que la etiqueta de las prendas indica la temperatura máxima soportada por la prenda y esta no tiene porque ser siempre la temperatura adecuada», señalan.

2. Las sobrecargas

Cargar la lavadora hasta arriba no es nunca una opción recomendable. Si introducimos demasiadas prendas, el detergente y el agua no conseguirán llegar a todas por igual, provocando que queden mal lavadas y aclaradas. Además, y como norma básica, se debería lavar toda la ropa del revés, lo que hará que los colores se desgasten menos. «La mayoría de las veces tendemos a utilizar siempre el mismo ciclo de lavado y, sin embargo, no siempre es el adecuado, lo cual contribuye al deterioro de las prendas», recomiendan desde la asociación.

3. Evitar las piezas desteñidas

La norma básica, y que en principio todos conocemos, apunta a la necesidad de separar la ropa blanca y de colores claros de la negra y oscura. De esta manera podremos conservar las prendas más blancas y regular mejor la temperatura de lavado y evitaremos que alguna pieza destiña y dañe al resto.

Pero para evitar que llegue el susto, los expertos también recomiendan lavar a mano las prendas nuevas que nunca hayan pasado por la lavadora. 

4. Cuidado con el detergente...

La lógica de muchos consumidores hace pensar que cuanto más producto se utilice, más limpia quedará la ropa. Nada más lejos de la realidad. El uso de demasiado detergente hace que las prendas salgan mucho más sucias. Desde Asecom explican que el exceso de espuma puede contener suciedad extraída de la ropa y quedar atrapada en áreas que no se enjuagan debidamente. La ropa no es la única afectada por el mal uso de este producto. Además de generar mal olor, el uso excesivo de detergente puede dañar el motor de la lavadora. «Es mejor que falte y no que sobre».

Entonces, ¿cuánto detergente debemos echar? Los expertos en textil lo tienen claro: «Es aconsejable seguir las indicaciones establecidas por el fabricante, aunque la cantidad perfecta depende de muchos factores como la dureza del agua o el volumen de agua utilizado, las lavadoras más modernas cada vez usan menos».

Hay que recordar que no todos los tipos de detergente son iguales. El que viene en polvo tiende a ser más económico y eficaz contra las manchas, pero se necesita una temperatura superior a los 30 grados para que se mezcle bien con el agua. Por su parte el líquido suele ser más caro, pero se disuelve completamente aunque optemos por un programa de agua fría. Este producto es, además, mucho menos abrasivo con la ropa por lo que conserva mejor los colores de las prendas y es más respetuoso con el medio ambiente.

«El detergente líquido es la mejor opción para la ropa de color, coladas negras y tejidos delicados como la lana o la seda; mientras que el detergente en polvo es más adecuado para coladas blancas de prendas con tejidos menos exigentes», resumen.

5. ...Y con el suavizante

Al suavizante le pasa algo parecido a lo que sucede con el detergente. No por mucho gastar sacaremos mejores resultados. De hecho, aumentando la dosis recomendada hay textiles que pueden perder sus propiedades, como las toallas que dejan de absorber de la misma forma.

Desde la cadena de tintorerías 5àsec, recomiendan limpiar la cubeta de la lavadora en la que va el suavizante al menos una vez al mes, consiguiendo así que no se obstruyan los conductos que lo transportan hasta la carga. Además, recuerdan que el vinagre blanco destilado es un excelente suavizante natural, especialmente adecuado para las toallas. 

6. La lejía, ¿daña la ropa?

La lejía es uno de los mejores desinfectantes y blanqueadores que existen en el mercado, pero la realidad es que desgastan y dañan la ropa. Asecom recuerda que su uso puede realizarse siempre que sea en prendas blancas y para rescatar ropa con manchas en las que ya no funcione ninguna otra opción. «Para evitar dañar la ropa hay que mantener una temperatura de lavado inferior a los 50 grados».

7. Secar o tender, esa es la cuestión

Las secadoras antiguas dañaban las prendas demasiado rápido. Conscientes del problema que eso suponía, muchos fabricantes se pusieron las pilas para sacar al mercado máquinas menos agresivas con los tejidos. Parece que van por el buen camino. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), a día de hoy hay secadoras que son más respetuosas que el secado convencional, previniendo el desgaste y la decoloración de nuestra ropa. Además, pueden llegar a ser hasta un 75 % más rápidas que el secado tradicional, disminuyen las arrugas en la ropa y facilitan o incluso evitan el planchado.

8. Lavar a mano, depende del tejido

Hay prendas que, por su composición, merecen un trato más cuidadoso por parte de los consumidores. Hablamos de la lana, la seda o el rayón, que deben ser lavadas a mano utilizando un detergente de pH neutro, sin lejía y sin echar mano de agentes abrillantadores. «Poner la ropa a remojo es una forma de quitar las manchas, pero no todas las prendas, como por ejemplo la lana, pueden resistirlo», añaden desde la Asecom.

9. Las más delicadas

Cuando metemos una prenda delicada a la lavadora debemos tener especial cuidado con los programas y algunos otros detalles que pueden marcar la diferencia. Las prendas de algodón y los tejidos resistentes se pueden poner en el programa más largo, que tiene un centrifugado normal; mientras que los sintéticos o las mezclas de diferentes tipos tienen un programa más corto, con un centrifugado reducido. 

Por su parte, las prendas de lana o delicadas tienen un programa específico, con una fase de centrifugado muy corto o prácticamente inexistente. «Es aconsejable usar bolsas de lavado para las prendas de lana, medias, lencería y corsetería, trajes de baño y elásticos, a una temperatura máxima de 30 grados», recuerdan.

10. Proteger la ropa de la plancha

 El último paso antes de que la ropa llegue de vuelta al armario puede ser muy agresivo con los materiales. Para evitar daños en los tejidos, es mejor dar la vuelta a la ropa y plancharla un poco húmeda. «Es aconsejable mover la plancha sin cesar y que la presión sea ligera. Demasiada presión aplasta la lanilla de la fibra y estira zonas reforzadas como los bolsillos», añaden desde Asecom.