
La empresa consignataria Antón Martin Shipping cumple 125 años; al frente de la firma que opera en Ferrol y A Coruña se encuentra hoy la cuarta generación de dos familias
01 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Al frente de la compañía consignataria ferrolana Antón Martin Shipping se encuentra hoy en día la cuarta generación de dos familias que en el siglo pasado decidieron unir sus esfuerzos para dedicarse plenamente al negocio marítimo. Rompiendo estereotipos de la empresa familiar, la firma celebra este 2017 su 125 aniversario con una salud de hierro. Fue en 1892 cuando, en la calle San Francisco, del barrio de Ferrol Vello, el de entrada por la fachada portuaria de la ciudad, Guillermo Ventura Martín y Emilio Antón Yboleón fundaron Antón Martin y Cia, volcados en prestar todo tipo de servicios a los barcos que arribaban a Ferrol.
Décadas después, la firma ya se había convertido en un referente para los astilleros de la ría y también para los armadores que se encargaban de enviar, por vía marítima, la maquinaria necesaria para la central térmica de Endesa en As Pontes. «Había una relación muy estrecha con Astano y Bazán y también con la Armada», recuerda Tomás Antón Lorca, uno de los tres administradores actuales de la firma, junto a Eduardo Antón Viscasillas y Guillermo Martín Irago. Son los herederos de una tradición que iniciaron los mencionados Guillermo y Emilio y que continuaron, en segunda generación, Matías Antón Palacios, Tomás Antón Palacios y Luis Martín García, y en tercera, Gonzalo Antón Miranda, José Martin Yusti y Tomás Antón Díaz del Río.
Como representantes del armador en la ciudad, los consignatarios tienen que hacer frente a un sinfín de tareas y prestar un amplio abanico de servicios. Sigue siendo la esencia de este negocio, aunque las formas han cambiado mucho. «Antiguamente no había las comunicaciones que hay ahora. Los barcos llegaban, fondeaban y esperaban instrucciones del armador. Los consignatarios iban en lancha a la carrera a los fondeos para contratar los barcos. Nosotros hemos sido por muchos años agentes de Lloyd’s, lo que nos daba prestigio ante los armadores», subraya Tomás Antón.
Localizados las 24 horas
En su casa, como en la del resto de los socios, el teléfono podía sonar a cualquier hora del día o de la noche. «Hoy, estás localizado con los móviles las 24 horas del día, se trabaja mucho», afirma. Como en el resto de los sectores, la caída de los márgenes comerciales ha sido una constante. «Es un mundo muy globalizado y con mucha competencia. Antes atendíamos al 80 % de los barcos que entraban a reparar a los astilleros, y ahora no llegamos al 50 % y para facturar lo mismo que antes tienes que llevar el doble de buques», explica.
Consulados
Antón Martin Shipping ha tenido siempre una estrecha relación con la vía diplomática y sus miembros han sido o todavía lo son cónsules de distintos países. En este sentido, Tomás Antón Lorca es cónsul honorario de Estonia, mientras que su padre lo es de Irlanda.
La empresa presta servicios tanto en Ferrol -para firmas destacadas como Navantia, Forestal del Atlántico o Reganosa- como en A Coruña, para la refinería de Repsol. Atiende a una media de 250 barcos al año, lo que genera demandas de trabajo de todo tipo. «Hacemos de todo, hasta de oficinas de turismo», explica el administrador, quien atesora también un buen puñado de anécdotas en su trayectoria en la empresa, en la que cada socio tiene derecho a dar el relevo a uno de sus hijos. «Tuve que ir a buscar un cura un sábado por la noche porque se había muerto un tripulante de un barco. Aunque yo no quería entrar en donde estaba, al final tuve que hacerlo y actuar como de monaguillo y traducir todo lo que estaba diciendo el cura al resto de la tripulación. También recuerdo regalarles todas las semanas pescado a unos marineros filipinos a los que habían dejado tirados en su barco aquí», evoca.
«Nos diferenciamos por la atención personalizada»
Tomás Antón sostiene que el trato directo es la principal seña de identidad de su empresa y lo que ha permitido que haya llegado a cumplir 125 años de historia. «Nos diferenciamos por la atención personalizada. Visitamos los barcos todos los días, le sacamos muchas horas al sueño», afirma. Sostiene que ese servicio constante les ha permitido tener «referencias muy buenas», lo que propicia que los clientes vuelvan a confiar en ellos. En relación con las perspectivas del negocio marítimo, insiste en que ve el futuro «trabajando mucho». Así, sostiene que «la generación de mi padre y de mi abuelo casi no tenían que ir a buscar el trabajo, pero ahora hay que buscarlo hasta debajo de las piedras».
El incremento de la competencia también los obliga a redoblar los esfuerzos. «Ahora hay que hacer mucha actividad comercial, ir a ver a mucha gente y no parar ni un minuto», afirma. Hace 18 años que forma parte de la compañía y tiene claro que dominar idiomas, «saber algo del mundo» y tener don de gentes, además de cuidar a toda la cadena logística, son claves para continuar en el negocio.