Muras, el Concello con más parques de Galicia, subvenciona el recibo de 450 de sus 648 vecinos. Las eléctricas aportan un millón de euros vía impuestos, cuando el presupuesto municipal es de 1,8 millones
15 abr 2018 . Actualizado a las 18:19 h.«Xente rica non hai grazas aos muíños, pero cartos deron, e moitos», reconoce José Trastoy señalando hacia los gigantes que mueven sus brazos al son del viento que sopla en el concello lucense de Muras. Trastoy es el presidente de la comunidad que gestiona el monte vecinal Lombo de Madeiro. Donde antes pastaban vacas y yeguas, hoy hay molinos, levantados hace casi veinte años por Acciona e Iberdrola, los dos principales dueños del viento gallego. La treintena de propietarios que integran la comunidad forestal se reparten anualmente unos 30.000 euros por el arrendamiento de los terrenos. Son monte raso. El viento, fuerte y constante, mantiene a raya la vegetación.
Muras es ya Terra Chá. Pero de llana tiene más bien poco. Se trata de una zona montañosa con altitudes que van de los 720 a los 1.000 metros. Ahí, en plena Serra do Xistral, nace el río Eume, pero el maná no es el agua. Es el viento, el nordés. De calidad bien excepcional debe ser porque en ese ayuntamiento de tan solo 648 habitantes generan energía eléctrica veinte parques eólicos, sobre los que se erigen 381 molinos. Entre todos suman una capacidad de generación de 326 megavatios. Ningún otro concello gallego tiene tantos. El segundo es el vecino Abadín, también en la Terra Chá, con 228, según la información disponible en la web de Red Eléctrica de España (REE).
Muras atesora el 10 % de toda la potencia eólica construida en Galicia (3.300 megavatios). Aplicando esta proporción a la producción del viento gallego durante el 2017, resulta que en sus montes se generaron 700.000 megavatios hora. Sus 648 habitantes habrán consumido, como mucho, 2.300, teniendo en cuenta que una familia media tiene una demanda anual de 3,5.
O sea, Muras produce 300 veces más energía de la que necesitan sus habitantes. Pero no es suya, es de todos. Aparte de las rentas anuales que puede proporcionar el arrendamiento de los terrenos a las eólicas, poco provecho más pueden sacar los vecinos de tanta electricidad que se produce en su municipio.
Aunque Manolo do Pico Verde ha dicho basta. Así conocen los vecinos de Muras a su alcalde, a Manuel Requeijo. El alcume familiar de Pico Verde hace referencia al lugar de donde procede su familia. Manolo ha vuelto a sus orígenes tras varios años viviendo en Lugo, donde trabajaba en el ámbito social. Hace tres consiguió la alcaldía para el BNG.
«Producimos moita enerxía, pero vai toda para fóra. Alcoa debería pagar moito menos pola luz», dice el alcalde
Entre las primeras medidas que adoptó fue dedicar una parte del millón de euros de ingresos municipales extra que le proporciona el cobro de impuestos municipales a las eólicas (Acciona, Iberdrola, Endesa y Norvento) a subvencionar la factura de la luz de sus convecinos. Una medida de lo más revolucionaria, no exenta de polémica porque raya competencias estatales, que no se ha atrevido a aplicar ningún otro ayuntamiento gallego generador de energía.
Los beneficiarios son familias censadas en Muras y los descuentos en el recibo van en función de su renta. Las que ingresan menos de 11.000 euros anuales no pagan nada por la luz hasta un límite de 500 euros al año. De 200 es la ayuda más rácana y está reservada para las familias que cobren más de 22.000 euros.
Manuel Requeijo explica que el 70 % de los vecinos de Muras, o sea, unos 450, se benefician de esta especie de bono social eléctrico municipal, que para las arcas municipales supone un gasto anual de entre 130.000 y 150.000 euros. «Intentamos fomentar o asentamento dos veciños, erradicar a pobreza enerxética e ao mesmo tempo que os ingresos dos muíños revirtan directamente na xente», resume el regidor nacionalista.
El Concello de Muras también se puede permitir el lujo de dar becas a todos los niños, las actividades extraescolares son gratuitas (en el colegio hay diez alumnos), el núcleo urbano tiene alcantarillado, traída, hay alumbrado público... Aunque le cuesta, Requeijo reconoce que un aspecto positivo de albergar tantos parques eólicos «é que temos ingresos extra que nos permiten facer moitas cousas, pero os muíños teñen impacto visual e acústico e só crearon catro postos de traballo directo».
«Producimos moito, pero vai todo para fóra, Alcoa debería pagar moito menos pola luz», reivindica este alcalde de 44 años, que en una mano sostiene el bastón de mando y en la otra aperos de labranza que usa en la granja familiar de vacas.
Durante el recorrido por el parque de Lomba, Trastoy, en cambio, confiesa que los aerogeneradores no han traído «nada malo» a Muras. «Estamos contentos, pero algo menos debería pagar pola luz eh», concluye.