«La inteligencia, la natural o la artificial, se adueñará de todo»

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

RAFA MILLARES

Las matemáticas han pasado de ser un laboratorio de «raritos» a ser una de las profesiones más versátiles en la que casi no hay paro. Sus aplicaciones en la industria y en la tecnología tienen mucho que ver, pero también el esfuerzo de sus científicos por divulgarla. Como Peregrina Quintela, aunque la catedrática, modesta, le reste valor, que ya se sabe que hasta los números son interpretables

04 jun 2018 . Actualizado a las 12:19 h.

Catedrática de Matemática Aplicada por la Universidade de Santiago; directora del Instituto Tecnológico de Matemática Industrial; presidenta de la Red Española Matemática-Industria y tesorera de su versión europea EU-Maths-In, Peregrina Quintela Estévez (Vigo, 1960) tiene mucho que ver con el éxito de una especialidad que hace poco no tenía otra salida laboral más que la docencia y que ahora se ha hecho imprescindible en la industria, en la medicina, en la banca y en otras muchas profesiones. «Sí, estamos de moda -reconoce-. Ponga un matemático en su vida».

-¿Es la profesión del futuro?

-Es una profesión con futuro.

-Se lo habrán preguntado muchas veces, pero, ¿por qué estudió Matemáticas?

-Siempre me gustaron mucho las ciencias y como quedé finalista de la Olimpiada Matemática me ofrecieron una beca para estudiar Matemáticas, lo que terminó orientándome hacia ellas. De hecho, a mí me gustaba también la Física y simultaneé Matemáticas con el primer ciclo de Física, que completé en Santiago.

-Es un orgullo que casi no haya paro en la profesión, ¿no?

-Lo es, pero no ha sido fácil. Ha sido gracias al esfuerzo de mucha gente, tanto en el contexto nacional como en el internacional, que ha trabajado para acercar las matemáticas al mundo real, hacerlas visibles y conseguir que los titulados, en lugar de dedicarse en bloque a la docencia, sean ahora valorados, apreciados y muy solicitados por empresas y administraciones de todo tipo. Hasta no hace mucho las empresas ni siquiera consideraban como una opción contratar a un matemático; hoy en día son conscientes de su polivalencia, capacidad de análisis y de resolución de problemas de muy diversa índole.

-Todo ello está relacionado con la cuarta revolución industrial. ¿En qué consiste?

-Se trata de combinar la digitalización de todos los procesos de la empresa con el uso de algoritmos avanzados. Esto permite, por ejemplo, tratar de forma global todos los fenómenos involucrados en un proceso industrial, o el uso de datos previos para una toma de decisiones más acertada y así, optimizar los procesos, mejorar la calidad de los productos y reducir costes. Con los avances tecnológicos actuales se da en un año un salto innovador que antes requería 30 o 40. Hay empresas que sí han conseguido adaptarse y han sobrepasado claramente la cuarta revolución, mientras que a otras les puede costar más, pero será muy difícil sobrevivir obviando esta realidad.

-¿Y el «big data»?

-Un concepto que está muy en boga y que también forma parte de la cuarta revolución industrial. Muchas empresas tienen una cantidad ingente de datos almacenados; en inglés, big data. La explotación de los mismos para ofrecer, por ejemplo, productos o servicios personalizados, o desarrollar sistemas de prediagnóstico fiables, requiere un tratamiento matemático muy sofisticado si se quiere extraer el máximo provecho de los mismos.

-¿Todo esto podría ser posible sin las matemáticas?

-Las matemáticas juegan un papel fundamental. El diseño de algoritmos avanzados, rápidos y robustos forma parte de nuestro ADN. Están prácticamente detrás de todo aunque muchas veces sean invisibles.

-Coches que andan solos, casas inteligentes... ¿Se ha quedado corta la ciencia ficción?

-Sin duda. Si echamos la vista al pasado y a series o películas que parecían pura ficción hace 20 años, vemos que ya se ha alcanzado e incluso superado lo que entonces eran auténticos sueños.

-¿Cómo será el trabajo en el futuro?

-No lo sé; pero la inteligencia, la natural o la artificial, se adueñará de todo.

Peregrina Quintela compatibiliza su trabajo en la USC con la transferencia de la matemática a la empresa. | R. millares

conciliar, una ecuación difícil

el detalle

En el 2016 recibió con orgullo el premio Wonenburger, que resalta la trayectoria de la mujer en el ámbito de la ciencia y la tecnología, un mundo mayoritariamente masculino que se complica para quien, como Peregrina Quintela, es además madre de dos hijos. Ella, de Vigo; su marido, de Ferrol. No tenían abuelos en Santiago y conciliar fue una ecuación difícil incluso para quien está acostumbrada a resolverlas. «La fórmula ha sido aprovechar todos los segundos que tiene el día. Conseguir armonizar los horarios de mis hijos con los míos y los de mi marido ha sido un auténtico desafío». Ahora, con los chicos criados, tiene más tiempo para viajar, que le gusta; a veces, cuando puede, en familia, con sus hijos y con sus parejas. También le gusta practicar senderismo con el grupo que hay en la Universidade de Santiago y recorrer de noche las mágicas calles del Santiago histórico. «Y cocinar, cuidar mis plantas, escuchar música, leer un libro... Lo que no puedo es estar parada».

De senderismo, como en la imagen, camino del Faro de Fisterra, me olvido de todo; por eso me gusta practicarlo»

«Cuando trabajo, disfruto. No estoy esperando a tener días libres; eso es un verdadero lujo»

«Cuando trabajo, disfruto. No estoy esperando a tener días libres; eso es un verdadero lujo». Quizás eso explique que pueda compatibilizar su trabajo como experta en la aplicación industrial de las matemáticas con la dirección del Instituto Tecnológico de Matemática Industrial (Itmati) y con la presidencia de la Red Española Matemática-Industria.

-¿Cuál es la labor de Itmati?

-Es el resultado de un acuerdo entre las tres universidades gallegas para unir a unos 150 investigadores con una fuerte vocación hacia la transferencia efectiva del conocimiento desarrollado en sus universidades. Durante sus escasos cinco años de funcionamiento ha tenido resultados notables. En el último año ha facturado más de un millón y medio de euros, que llevan a una cifra de negocio de más de cuatro millones de euros, desarrollando unos 60 proyectos de transferencia para 40 clientes distintos, de los cuales diez son internacionales. Luego está la labor de proyección hacia las empresas de nuestros contratados: el 51 % de los investigadores que han dejado el centro están trabajando actualmente en empresas o centros tecnológicos.

-¿Y la Red Española Matemática-Industria?

-Había que hacer un esfuerzo para que las empresas tomaran conciencia del gran potencial de las matemáticas, algo que muchas desconocían. Eso se convirtió en un reto para nosotros, que estábamos buscando una forma de mostrar, con casos prácticos y un lenguaje sencillo, la capacidad de las matemáticas para proporcionar soluciones adaptadas a cada demanda de la industria. Así es cómo se lanzó la red, y hoy en día, una treintena de grupos de investigación de casi 20 universidades y centros de investigación españoles son miembros de la red Math-in, lo que significa que más de 450 investigadores españoles están trabajando de forma coordinada.

-La música es también matemática. ¿Le gusta?

-Sí me gusta, pero como arte que es, prefiero sentirla y no racionalizarla.

-¿Es de cálculo rápido como los concursantes de la tele?

-Hacer cálculos con rapidez es una habilidad que se puede entrenar. Yo, desde luego, no creo que ganase un concurso por ello.