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«Es necesario volver a comprar poca ropa pero que sea buena»

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

SANDRA ALONSO

Estudió ADE en Santiago y cuando pensó en crear un negocio propio, echó mano de su pasión por la moda y el diseño. Ella y su hermana María abrieron un espacio multimarca que hace tres años completaron con un atelier de costura. Ana Verde se encarga de los números, pero reconoce que practicar la psicología es fundamental en su empresa.

14 nov 2019 . Actualizado a las 13:10 h.

Ana Verde (Logrosa-Negreira, 1975) echa de menos aquellas costureras que, como su abuela, hacían y deshacían hasta que el tejido se convertía en una prenda artesanal hecha con cariño. Las echa de menos porque las necesita para un negocio hecho a su medida en el que la exclusividad, la discreción y la confianza con el cliente son su bandera.

-¿Cómo acabó en la moda una experta en Administración y Dirección de Empresas?

-Hice ADE en Santiago, en la especialidad de Finanzas, y luego hice un curso de márketing en Dinamarca, y ya entonces tenía en mente montar un negocio. Mi padre me dio un dinero y me dijo que lo invirtiese como me pareciese mejor, podía hacer un máster o montar un negocio, y como siempre me gustó la moda, empecé a tantear marcas, a ir a tiendas, y en el año 2002 abrí en Bertamiráns un espacio multimarca de gama media-alta enfocado para una mujer profesional que no tiene tiempo y tiene que solucionar y donde se puede vestir de arriba abajo: textil, calzado y complementos. Mi hermana María estudió en A Coruña dos ciclos de diseño y patronaje y al año siguiente se incorporó. Siempre nos entendimos bien y estamos contentas.

-No se conformaron, porque más tarde abrieron un atelier...

-Mariana lleva mi nombre y el de mi hermana. El atelier de costura, Juana Rique, lleva el nombre de mis sobrinos. Nació hace tres años, a raíz de la crisis. Empezó a notarse en ese presupuesto que nuestras clientas destinaban a una ocasión, a un capricho... Unas marcas cerraron y otras bajaron de nivel y apareció la venta online. Nos plantearon que por qué no abríamos en redes sociales. Decidimos que no, que si en algo se basa esto es en la discreción. Pero como las ventas bajaron y teníamos más tiempo libre pensamos en alternativas, y decidimos crear el atelier Juana Rique, de moda nupcial y ceremonia. Íbamos a ferias internacionales y traíamos productos exclusivos, pero eran caros y no satisfacían a nuestras clientas porque eran prêt-á-porter, y nos pedían exclusividad y calidad.

-¿El secreto está en llevar bien las finanzas, en acertar en el producto o un poco de todo?

-Es un misterio, un reto y un riesgo. ¿Cómo sabes lo que va a gustar, cómo lo enfocas, cuál es el nicho de mercado, dónde lo publicitas? Es una empresa, claro, pero aparte de llevar el tema contable y financiero tienes que saber de qué va el sector, además trabajas mucho con circulante pero no hay activo fijo, y este negocio tiene mucho de psicología, tienes que conocer el cliente para saber lo que quiere, tienes que percibir los cambios en el estilo de vida y en los patrones de consumo y los giros que va a dar la economía de aquí a dos años.

-¿Y cómo ve ese futuro?

-Es necesario volver a comprar poca ropa pero que sea buena. Por ecología, por sostenibilidad, para evitar las compras compulsivas y porque es de sentido común.

-¿Ha valido la pena?

-Van allá 18 años y estoy muy contenta, aunque es un trabajo muy exigente que requiere vocación. Pero lo más bonito es que entre prueba y prueba, acabas haciendo amistades, por eso lo que mejor funciona es el boca a boca, nuestras clientas vienen a propósito desde toda Galicia.

Ana Verde se envuelve en el encanto de sus vestidos de novia. sandra alonso

planes de futuro: conocer áfrica y aprender a volar

el detalle

«¿Qué hago cuando no trabajo? Pero si yo estoy trabajando siempre, trabajo incluso cuando estoy callada». Bromas aparte, le gusta disfrutar de la familia y jugar con sus sobrinos. Y cuando el tiempo se lo permite, viajar con su marido, Ángel. «Cuando íbamos con la mochila porque no había para más, teníamos tiempo, y ahora lo que nos falta es tiempo». Pero no desiste; de hecho, uno de sus planes de futuro es conocer África, además de colaborar con algún proyecto humanitario. Pero su principal reto es sorprendente: aprender a volar. «Antes de empezar la carrera les dije a mis padres que quería hacer aviación, y mi padre llamó a un amigo que tenía un hijo que lo había estudiado. Escuché la conversación y él le dijo que no le parecía bueno para una mujer. Además, había que hacerlo en la escuela militar. Y me quedé con eso...

«En la serie ‘Vivir sin permiso’, por giros de guion, echaron mano de nuestra colección»

Disfruto mucho con mis sobrinos; aquí estoy desayunando con Enrique, Juana aún no había nacido»

El bache de la crisis las obligó a reinventarse, y ahora empiezan a recoger los frutos de ese esfuerzo y de no haber dejado de confiar nunca en su intuición.

-¿En qué momento dieron el salto al mercado nacional?

-En el 2016 estuvimos en Atelier Couture. Fue la primera pasarela de moda nupcial y ceremonia que se hizo en el Palacio de Fernán Núñez, en Madrid, centrada en el diseño artesanal, a medida y de calidad. Íbamos a presentar diez o doce modelos, pero les gustó mucho y al final se hicieron 25 prendas y fue un esfuerzo económico tremendo porque cada una de ellas es exclusiva y cuesta mucho hacerlas, pero supuso posicionarnos en el mercado nacional, lo que nos permitió hacer showrooms en Madrid. Y hace poco, el 15 de noviembre, presentamos un avance de la nueva colección en el Pazo da Peregrina que tuvo mucha repercusión.

-¿Colaboran también con medios de comunicación?

-Nos piden colaboraciones de medios y de editoriales y les prestamos las muestras, y también en series de televisión, sí. En Vivir sin permiso, por giros de guion, echaron mano de nuestra colección, y vestimos a Nerea Barros para el pregón que dio en el Apóstol.

-¿No se plantean aprovechar ese tirón para crecer?

-Podríamos plantearnos abrir en Madrid, por ejemplo. Pero es que mi hermana y yo nunca tuvimos dependientas, las clientas nos quieren a nosotras. Ya no se fijan en la marca sino en lo que nosotras les ofrecemos.