«La visión de los inversores sobre España ha mejorado tras las elecciones»

G. Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

EDUARDO PEREZ

Víctor de la Morena asegura que la estabilización parlamentaria del Gobierno, unida al diferencial de crecimiento de la economía española y la mejoría en las cuentas públicas, favorece la captación de inversiones, mientras que en el plano internacional prevé una prolongación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que da munición electoral a Trump de cara a su reelección el año que viene

23 jun 2019 . Actualizado a las 05:12 h.

«En España el cliente tiende a ser muy conservador, nos gusta mucho el depósito y sacarnos de ahí duele». La radiografía la hace Víctor de la Morena, director de inversiones en España de Amundi, la mayor gestora de Europa, con un patrimonio gestionado que roza los 1,5 billones de euros. Un gigante que opera en España desde hace casi 35 años, no solo con productos propios, sino gestionando también fondos «marca blanca», que se comercializan bajo enseñas de terceras entidades, entre ellas ING.

-¿Cómo ven la situación económica en el mundo?

-Estamos viviendo una prolongación de un ciclo económico en su fase de madurez, que es la última, en la que las tasas de crecimiento son decrecientes. Llevamos muchos años en esta situación, porque hay factores que han prolongado este final de ciclo, como el impulso dado por Trump a la economía estadounidense y la labor de los bancos centrales, la liquidez que han aportado al sistema y los bajos tipos de interés. Nosotros no vemos que vaya a haber una recesión en Estados Unidos en los próximos 18 meses, pero es verdad que las tasas de crecimiento se reducen, y por eso las hemos revisado a la baja. En el caso de Europa, aquí el ciclo va con un poco de retraso, y pensamos que este puede ser el año que se toque fondo, pero puede haber un repunte en la segunda mitad del año o en el que viene. Pasaremos de tasas de crecimiento del 1 % a situarnos en el 1,5 %. Mientras en Estados Unidos se desacelera el crecimiento, en Europa podría haber una especie de desacoplamiento.

-¿Por qué ese menor impulso en Estados Unidos?

-La guerra comercial que mantiene con China está afectando a la confianza empresarial, porque hay una ralentización muy importante del comercio internacional. Es lógico. Cuando se empiezan a imponer aranceles de un lado y otro, y se cruzan mensajes agresivos -y más con el estilo Trump-, eso hace que si eres empresario te lo pienses un poco más.

-¿Ese fuego cruzado cómo le afecta a Europa?

-La economía europea es muy abierta, con mucho peso del sector exterior, exportamos mucho a Estados Unidos y también a China, y por ello somos muy sensibles a cualquier factor que afecte al comercio internacional. Se ha notado mucho en Alemania, que ha sido el motor del crecimiento en los últimos diez años, pero a la que esta crisis del comercio internacional le ha afectado de forma especialmente dura.

-¿Y China?

-El conflicto también está afectando mucho a la confianza, pero allí están en otro ciclo, con un crecimiento por encima del 6 %. Su economía tiene otra pautas.

-¿Cómo cree que evolucionará la guerra comercial?

-A largo plazo, un conflicto comercial es malo para todos, porque los aranceles perjudican a todo el mundo, pero es posible que se prolongue, porque están jugando a ver quién aguanta más. Hay que tener en cuenta que el año que viene hay elecciones en Estados Unidos y la guerra comercial está siendo un factor muy determinante en la política norteamericana, la gente la está siguiendo con interés y le está dando popularidad a Trump. Por lo tanto, podría entrar en su juego prolongarla o anunciar un acuerdo próximo a las elecciones. En el caso de los chinos, se lo pueden plantear a muy largo plazo, es verdad que son más sensibles a ese comercio bilateral con Estados Unidos, porque le venden más de lo que compran, pero no tienen el factor elecciones como Trump.

-Guerra comercial al margen, ¿qué análisis hacen de los otros factores desestabilizadores de la economía, como el «brexit»?

-El brexit está en un punto totalmente abierto. Después de la dimisión de May se han vuelto a abrir todas las posibilidades. Podemos tener un nuevo líder del Partido Conservador que unifique el partido y firme un acuerdo, o que salga sin acuerdo, o que convoque elecciones generales... Y ahí ya puede pasar de todo, incluso un segundo referendo. Está todo más abierto que nunca, pero también es cierto que la probabilidad de no acuerdo, de un brexit duro, es mucho mayor. En cuanto a Europa, las elecciones han ido muy en línea con lo que anticipaban las encuestas. El cambio más sustancial es que los acuerdos entre los socialdemócratas y la centroderecha moderada, que han permitido gobernar Europa en los últimos años, ya no es suficiente. Van a necesitar un tercero. La buena noticia es que ese tercero pueden ser los liberales o los verdes, que son europeístas. El mayor riesgo, que era el auge del populismo o del antieuropeísmo, no se ha producido, ya que no tiene capacidad de gobernar o de influir.

-En España, después de cuatro años de inestabilidad política, ¿qué análisis hacen del resultado de las últimas elecciones? ¿Creen que se retomará la agenda reformista que se dejó de lado en los últimos años?

-A nivel exterior, los resultados de las dos jornadas electorales en España han gustado mucho. No porque se prefiera un partido u otro, sino porque refuerzan un Gobierno que antes de las elecciones estaba muy débil, necesitaba muchos apoyos y de hecho tuvo que convocar elecciones porque no podía gobernar con fluidez. Los inversores internacionales no miramos el color del partido, sino la responsabilidad con las cuentas públicas y las reformas, y la visión de España ha mejorado después de las elecciones. Estamos en un ciclo económico más fuerte que nuestros vecinos, crecemos más que la media europea y que las tres grandes economías y eso nos da una ventaja de cara a la inversión. Además, han mejorado las cuentas públicas y se reduce el déficit, aunque sin presupuestos siempre es más fácil cumplir, porque ingresas más y gastas lo mismo. Esa confianza se ve en el bono español.

-¿Ese diferencial de crecimiento español se va a mantener?

-Pensamos que sí, es cierto que la aceleración se va a ir reduciendo, de crecer en el entorno del 3 % pasaremos a un 2 %, pero siempre por encima del 1-1,5 % de Europa. España aún tiene una tasa de paro alta, por lo que tiene recorrido para seguir creando empleo y subiendo salarios sin generar inflación.

-En este entorno de volatilidad, ¿cuáles son las mejores alternativas de inversión?

-El mercado de renta variable no lo vemos barato. Sin embargo, en el de renta fija los mensajes que llegan de los bancos centrales apuntan a un mantenimiento de tipos, incluso una bajada en Estados Unidos. En ese entono, la inversión en bonos es segura, son rentabilidades bajas pero con poco riesgo. La búsqueda de una rentabilidad extra obligaría a asumir más riesgos, ya sea asumiendo plazos más largos o aceptando emisores con calidad crediticia algo inferior.

-Esas políticas no convencionales de los bancos centrales están provocando burbujas en otros activos, como la vivienda...

-Eso es consecuencia de que en Europa, sobre todo en el norte, existe mucho ahorro acumulado. Y en este entorno de bajos tipos de interés, los activos alternativos han ganado protagonismo, en busca de una mayor rentabilidad. Entre ellos, el inmobiliario, con rentas estables y afectado por los tipos de interés a la baja, que facilitan la financiación.

-En el caso del petróleo, ¿qué podemos esperar de los precios este año?

-No hemos cambiado, creemos que seguirá en torno a los 60 o 70 dólares, porque en el mercado hay elementos estabilizadores y desestabilizadores que se compensan. Puede haber más volatilidad, porque hay ruido geopolítico, pero en cuanto pasa el ruido hay factores que estabilizan el petróleo.