Es deporte, es economía

Patricio Sánchez SUBDIRECTOR DEL FORO ECONÓMICO DE GALICIA

MERCADOS

Santi M. Amil

Más de 275 millones de euros de anuales, casi 2.200 empresas, un total de 280.000 licencias... El deporte gallego se ha configurado como una industria en crecimiento en Galicia, al extremo de que ya representa casi el 3 % del PIB de la comunidad. En consecuencia, su potencial como creador de empleo y riqueza ha de ser tomado en consideración de cara al futuro.

29 sep 2019 . Actualizado a las 05:12 h.

Hoy en día, el deporte supone algo más que una actividad lúdica con claros beneficios para la salud. Haciendo historia, hasta la década de los setenta el deporte era una práctica de ámbito local y dependiente del voluntariado. Esto motivaba que su importancia en términos económicos fuera reducida. Es a partir de la década de los ochenta cuando el deporte experimenta un notable crecimiento caracterizado por una mayor diversificación y la aparición de nuevas modalidades. Consecuentemente, la década de los noventa asiste al despunte de estas disciplinas como una actividad con creciente impacto económico, donde la industria del deporte intensifica las interrelaciones entre economía y deporte.

Con el comienzo de siglo, este binomio economía-deporte se refuerza, intensificando su flujo bidireccional. Así, el deporte favorece a la economía con la apertura de nuevos y rentables mercados en actividades tales como medicina deportiva, servicios deportivos, espectáculos deportivos o prensa. En sentido contrario, cabe mencionar que la economía dota al deporte de una estructura de pensamiento diferente para adoptar sus decisiones y evaluar las consecuencias de estas.

Todos estos aspectos configuran diferentes dimensiones del deporte que, pivotando en torno a su repercusión económica, se concretan en las siete siguientes: salud y bienestar, educación y cohesión social, tejido empresarial, espectáculo y ocio, instituciones deportivas, voluntariado, e I+D+i.

El deporte como economía peculiar y creativa

El heptágono descrito anteriormente muestra una relación entre economía y deporte definida por Walter Neale como «peculiar». Dicha peculiaridad ha evolucionado hasta lo que Jaume García, define como «relación peculiar, creativa y beneficiosa para ambas partes» donde la industria del deporte ofrece marcadas diferencias frente a otros sectores económicos tradicionales. El punto de partida de estos matices viene dado por dos conceptos íntimamente relacionados: la incertidumbre y el drama. La incertidumbre (del resultado) fue señalada ya a mediados del siglo pasado por Simon Rottenberg en su artículo seminal sobre economía del deporte. Por su parte, el valor dramático supone, en cierto sentido, una referencia genérica a los conceptos de suspense y sorpresa que aplican de lleno al espectáculo deportivo.

Todos estos componentes desembocan en uno de los conceptos más habituales en la economía deportiva que es el balance competitivo de una competición. Este concepto remite a la necesidad de igualdad entre los competidores (equipos deportivos) en torno a un objetivo (consecución del título). El interés de la competición será mayor cuanto más elevado sea este balance, esto es, cuanto más parejos sean los equipos que participan. Por el contrario, la falta de competitividad supondrá una competición sin interés ni alicientes.

La visualización del funcionamiento del balance competitivo se plasma en la denominada paradoja de Louis-Smelling, en referencia a los boxeadores del mismo nombre de los años treinta.

El resultado final, y principal motivo de esta peculiaridad, descansa en el hecho que el comportamiento de los equipos como empresas no refleja el habitual en otros sectores: la maximización de beneficios. Todo lo contrario, los beneficios son solo una parte (a veces pequeña) de su objetivo último, que es la maximización de los resultados deportivos. Es decir, no se trata después de tener muchos ingresos, sino de tener muchas victorias.

Escenario deportivo gallego actual

Según la Encuesta de Hábitos Deportivos de España, casi el 40 % de la población practica deporte semanalmente en Galicia (un 37,4 % en el último dato disponible correspondiente al año 2015). Quiere esto decir que más de la tercera parte de la ciudadanía tiene por costumbre dedicar parte de su tiempo a esta actividad. Además, la tendencia creciente de este hábito hace que se multipliquen las necesidades de consumo, de modo que en el 2017 se había gastado en Galicia en bienes y servicios deportivos un total de 275 millones de euros (casi el 1 % del total del gasto). Cuantificado en euros, fueron un total de 252 euros el gasto medio por hogar gallego en deporte en dicho año, lo que supone 102 euros por persona.

Por otra parte, las empresas vinculadas al deporte en nuestra comunidad superan las 2.000, según el directorio central de empresas (2.166 en el 2018). En términos relativos, esta cifra supone más del 6 % del total español. En cuanto al gasto público en esta materia, en el 2017 superó los veinte millones de euros (22,7) de gasto liquidado por parte de la Administración autonómica, acercándose a casi el 7 % del total estatal.

Otro indicador de la magnitud del sector es el referido al número de licencias, que refleja las personas con un nivel de práctica deportiva superior al cotidiano al estar bajo el amparo de alguna federación deportiva. El Anuario de Estadísticas Deportivas del CSD recoge que, en el 2018, fueron más de 280.000 las licencias tramitadas en Galicia (concretamente, 286.304). Esta cifra supuso un incremento del 14,4 % respecto a la temporada anterior. Igualmente, existen más de 5.000 clubes deportivos (5.303 al cierre del año pasado), lo que implica más del 7 % del total estatal y un incremento de casi 200 entidades con respecto al año anterior.

Impacto en el PIB de la comunidad

Finalmente, por lo respecta a su cuantificación en términos de PIB, no existen estudios oficiales sobre el impacto económico para nuestra comunidad. Mediante un análisis empresarial del sector deportivo a través de base de datos, el Anuario del Foro Económico de Galicia realiza una aproximación desde la perspectiva de la oferta. Concretamente, identifica los diez sectores económicos más vinculados con el campo deportivo y, a través de sus ingresos de explotación, extrapola al PIB de cada rama de actividad. El resultado es que el sector deportivo en Galicia representa casi un 3 % del PIB de la comunidad (un 2,6 %). Esto supone que, de cada 100 euros producidos en Galicia, casi tres están relacionados con los bienes y servicios deportivos.

Las líneas anteriores sirven para justificar que hablar de deporte es hablar de un sector económico con una contribución al valor añadido semejante, o incluso superior, al de otros sectores económicos tradicionales. A modo de ejemplo y a escala europea, cabe señalar que el deporte se equipara en términos porcentuales a la agricultura y equivale a 2,5 veces la contribución de las industrias extractivas.

Por tanto, la principal conclusión es que, a pesar de su «peculiaridad», el deporte se configura como un sector económico más. Por ello, hablar de deporte es hablar de economía puesto que nos encontramos ante un productor y consumidor de bienes y servicios como cualquier otra actividad, con especial incidencia como potencial generador de empleo y riqueza.