El juego de acuerdos con Qualcomm e Intel retrasa la llegada de las redes de quinta generación al móvil de la manzana hasta el 2020. Apple fabricará en el futuro sus propios módem 5G
13 oct 2019 . Actualizado a las 21:24 h.Una nueva pantalla Super Retina XDR, la más brillante que jamás ha tenido un iPhone; el potente chip A13 Bionic; un sistema de triple cámara que abre la puerta a una experiencia fotográfica profesional, con resultados espectaculares en imágenes con poca luz y vídeos de la máxima calidad... La presentación de los nuevos iPhone 11 y 11 Pro en septiembre pasado trajo la consabida batería de innovaciones marca de la casa de la manzana, pero hubo algo que Tim Cook no explicó: ¿por qué los nuevos iPhone no están preparados para el 5G?
Mientras la competencia ya ofrece terminales con capacidad de conectarse a las redes de telefonía de quinta generación, tanto en el segmento premium (Huawei Mate 30 Pro, Samsung Galaxy Note 10+) como en la gama media (Xiaomi Mi MIX 3 5G), en Cupertino no parecen preocupados por quedarse atrás en la incorporación de la tecnología que está en boca de todo el mundo. Apple hace tiempo que decidió no ser la primera en adoptar las últimas soluciones y prefiere apostar por una estrategia «segura»; es decir, cuando implementa algún avance en sus dispositivos es porque está lo suficientemente probado como para que no dé fallos y no pueda perjudicar la famosa experiencia de usuario. En el caso del 5G se une además la realidad de que las redes disponibles son todavía escasas. En Galicia, por ejemplo, solo están operativas en A Coruña y Vigo (además de Tui, donde Vodafone impulsó una experiencia piloto) y ni siquiera en todo el perímetro urbano, sino en puntos concretos del centro de estas ciudades. Dotar a sus teléfonos de un chip 5G que la mayoría de sus usuarios no van a poder utilizar supone un gasto innecesario; por supuesto, para otras compañías es una buena inversión en márketing publicitario, pero Apple no lo necesita.
Sin embargo, detrás de la decisión última de lanzar los nuevos iPhone sin la máxima capacidad de conectividad hay razones empresariales mucho más poderosas. Tim Cook y compañía están mirando más a medio plazo de lo que lo hace tradicionalmente el usuario de tecnología de consumo, siempre preocupado por la inmediatez y por tener «lo último de lo último». Y el objetivo del presidente de Apple, que ya expresó hace diez años cuando Steve Jobs todavía vivía, es que su empresa sea propietaria y pueda controlar las tecnologías primordiales que están detrás de los productos que comercializa.
Esto no se consigue de la noche a la mañana, pero en el desarrollo de sus dispositivos móviles ha ido progresivamente despojándolos de componentes fabricados por proveedores externos. Todo empezó con el procesador A4, el corazón del iPad original, basado en arquitectura ARM y creado por PA Semi, una empresa de semiconductores adquirida ex profeso por Apple. Siguió con las GPU o unidades de proceso gráfico, que fabricaba Imagination Technologies hasta que el acuerdo caducó este año. Y el siguiente paso es diseñar sus propios chips 5G. Para ello, la compañía californiana compró este verano el negocio de módems para smartphones de Intel - incluyendo una cartera de 8.500 patentes y una plantilla de 2.200 empleados-, por el que desembolsó 1.000 millones de dólares. Esta división es la misma que Intel había comprado a la alemana Infineon (ex filial de Siemens, con sede en Múnich) en el 2011 y que el mayor productor de circuitos integrados del mundo no ha sido capaz de rentabilizar.
Guerra entre gigantes
La operación no le dará a Apple la capacidad de montar chips 5G con el sello de la manzana mordida el año que viene, pero tampoco puede permitirse el lujo de dejar sus teléfonos sin acceso a las redes ultrarrápidas durante dos años. Por eso no le ha quedado más remedio que firmar la paz con Qualcomm, otro gigante de las telecomunicaciones y responsable de la mayoría de los procesadores que están en el corazón de los móviles actuales. Ha desarrollado el primer chipset o plataforma 5G para smartphones, que es el que utilizan los rivales de Apple, y es una de las compañías con más patentes de esta tecnología (junto a Huawei, Nokia, ZTE, LG, Samsung y Ericsson). En Cupertino siempre han querido reducir su dependencia de Qualcomm y esto llevó a una guerra entre ambas con demandas cruzadas en los tribunales: Tim Cook acusó de abuso de posición dominante en el mercado del 4G al fabricante de chips, y este denunció a Apple por presuntamente haber proporcionado a Intel acceso al código fuente de los chipsets de Qualcomm. Además, le exigía cuantiosas sumas correspondientes a comisiones no satisfechas por el uso de patentes.
Finalmente, un acuerdo de 4.700 millones de dólares permitirá a Apple licenciar y usar los módems 5G de Qualcomm durante los próximos 6 años; tiempo suficiente para que en Cupertino se pongan las pilas y desarrollen los suyos propios. En unos años el iPhone y el iPad se convertirán en las primeras piezas de la nueva economía autárquica de Apple, dispositivos autosuficientes cuya producción no dependerá de agentes externos y que supondrá un alivio para las cuentas de la compañía. Además del coste de cada componente, los fabricantes de smartphones tienen que pagar un canon por cada unidad vendida, y esto es algo que todos, desde Apple a Huawei, pasando por Samsung, quieren ahorrarse.