Por paradójico que parezca, la coyuntura económica de Galicia ha mejorado y empeorado en los últimos diez años. El análisis minucioso de los datos de Eurostat así lo demuestra. Y es que si la comparativa con el conjunto de los territorios europeos revela un deterioro de la posición gallega respecto de la que tenía antes del 2008, lo cierto es que a nivel estatal esos mismos indicadores dan fe de avances que han permitido a la comunidad converger con el promedio nacional y las autonomías más ricas.
08 dic 2019 . Actualizado a las 05:11 h.¿Cómo le ha ido a la economía gallega en esta última década de crisis? Con seguridad, en algún momento hemos planteado esta pregunta obteniendo, dependiendo del interlocutor, respuestas diferentes. Para ayudar a su respuesta y disponer de la información lo más contextualizada posible, basta con acudir a la principal referencia oficial de estadística europea: Eurostat. Esta oficina nos proporciona, entre otra mucha información, datos sobre las regiones del Viejo Continente que nos permiten su valoración y su comparación con el resto de territorios. Su Anuario Regional nos facilita una amplia gama de temas estadísticos agrupados en 12 bloques que van desde la demografía y la política hasta aspectos más transversales como innovación, sociedad digital o transporte.
Uno de estos bloques está dedicado específicamente a la economía de las regiones, contando con información sobre aspectos tales como los ingresos de los hogares, el empleo, la productividad laboral y la inversión. Una revisión a estos, ayudada por la herramienta de mapas que está disponible en la web, nos permite tener una idea algo más que aproximada de cuál es nuestra situación y de cómo hemos evolucionado.
Si queremos simplificar este ejercicio y, al tiempo, poder concretar la respuesta a la pregunta inicial, bastaría con seleccionar el indicador más adecuado. Y este no es otro que el producto interior bruto (PIB), que cuenta con casi un siglo de tradición como principal magnitud para medir el crecimiento de una economía. Prueba de ello es que sigue siendo una clara referencia para agentes decisores políticos y económicos.
Complementariamente, si lo relacionamos con el número de habitantes para obtener la medida en términos per cápita, y así poder realizar comparaciones homogéneas, que no se vean alteradas por la dimensión regional, estamos en condiciones óptimas para visualizar la situación económica y social. A partir de ahí ya es decisión nuestra qué queremos comparar y con qué queremos hacerlo.
En este sentido, debemos aprovechar la perspectiva europea que se nos ofrece y la posibilidad de observar cómo se inserta Galicia en el conjunto de las regiones de los 28 países miembros de la Unión. Además, Eurostat nos ofrece en su última edición los datos oficiales del 2017, de tal modo que disponemos exactamente de diez años que, además, coinciden con el comienzo de la crisis económica.
Una primera aproximación a través del PIB
Lo primero que se comprueba en términos de PIB regional es que no fue hasta el 2017 cuando se recuperaron los niveles precrisis. Fueron, por tanto, diez años los que tardó Galicia en recuperar el nivel de riqueza generada. De hecho, hasta el año 2014 la tendencia del PIB fue decreciente y solo en el 2015 comenzó la recuperación. En consecuencia, y sin riesgo a equivocarse, podemos afirmar que la economía gallega se encuentra recuperada. No obstante, nuestra curiosidad nos debería incitar a profundizar un poco más en los datos. Así, por ejemplo, cuando trabajamos con datos per cápita y comparando con la media anual de las regiones europeas, nos encontramos con dos situaciones totalmente antagónicas.
La primera de ellas, en sentido negativo es que, si bien la recuperación se ha producido en términos nominales, la distancia que nos separa (tanto a Galicia como a España) de la media europea no ha recuperado su nivel anterior a la crisis. Hasta el 2015 este indicador experimentó un fuerte retroceso y solo a partir de entonces ha comenzado una lenta recuperación que aún nos sitúa a casi cinco puntos porcentuales de los niveles del 2008.
Por el contrario, la noticia positiva tiene que ver con la comparativa a escala estatal y cómo se ha comportado Galicia con respecto al resto de comunidades. Así, mientras que en el 2008 Galicia ostentaba el demérito de estar entre las seis regiones españolas con un PIB per cápita más bajo, su posición ha mejorado notablemente diez años después. En concreto, en el 2008 estábamos 12 puntos por debajo de la media española y a más de 40 puntos de la comunidad más rica (Madrid) mientras que, en el 2017, solo eran nueve los puntos que nos separaban de la media estatal y 38 nuestra distancia con los madrileños.
Profundizando en los datos
En el caso de que la respuesta no fuera aun totalmente satisfactoria, bastaría con completar la información echando un vistazo a las estadísticas laborales y analizando cuál ha sido el comportamiento del mercado de trabajo. Nuevamente, el Anuario Regional de Eurostat resulta de gran ayuda poniendo a Galicia en perspectiva europea a través de dos indicadores principales: la ocupación y el desempleo. En ambos casos, sus respectivas tasas nos permiten relativizar los datos y, de este modo, poder hacer comparaciones entre territorios.
La primera conclusión que se extrae incide en lo señalado anteriormente con respecto a la recuperación puesto que, en este caso, aún no se han alcanzado niveles anteriores a la crisis ni en tasa de ocupación ni en tasa de desempleo. Esta circunstancia es especialmente grave en lo que se refiere al paro, puesto que aún son más de cuatro puntos los que nos separan de los niveles de referencia.
De igual manera que se realizó con el PIB, es posible profundizar un poco más en los datos para tener una visión más completa. Además, los resultados obtenidos concuerdan con los ya comentados tanto en su vertiente favorable como en la más desfavorable. Así, la distancia de Galicia con respecto a la media europea se ha incrementado en la última década, encontrándonos ahora más alejados que a comienzo de la crisis en ambas variables (más de seis puntos porcentuales en ambos casos).
Por el contrario, el comportamiento a escala estatal del mercado laboral gallego ha mejorado ligeramente, partiendo de la situación de que Galicia contaba con una tasa de ocupación y de desempleo mejor que el conjunto de España ya en el 2008. La crisis le ha permitido consolidar dicha situación, si bien a notable distancia de las comunidades que ocupan los primeros puestos (Madrid, Cataluña, Navarra y País Vasco).
En conclusión
Los datos macro para Galicia evidencian que la crisis ha pasado y que, aunque desde hace no mucho, las principales magnitudes económicas están por encima de los niveles anteriores al año 2008. Sin embargo, conviene recordar que algunas consecuencias de la citada crisis persisten y se han agravado. En concreto, nos estamos refiriendo a que la brecha con el conjunto de Europa se ha incrementado y el diferencial que nos separa de la media de las regiones europeas mantiene, en lo que se refiere a PIB y mercado laboral, una distancia considerable. Esto contrasta con el hecho de que, dentro de España, Galicia ha mejorado posiciones y niveles.
En definitiva, se puede hablar sin estar contradiciéndonos de que se ha mejorado y empeorado a la vez. Esto es así porque se avanza si el foco es estatal, pero se retrocede cuando se amplía a lo continental. Otra lección más que la crisis nos ha hecho aprender y que conviene tener presente.