Andrew Bailey pilotará el Banco de Inglaterra seguramente en el momento más trascendental de su historia
29 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Boris Johnson ya tiene gobernador para el Banco de Inglaterra (BDI). Y esta vez, no como tantas otras, el primer ministro británico se ha dejado llevar por la prudencia. Ha apostado por lo ya conocido. Y no por aquello del dicho: «Más vale...»
Ha elegido a Andrew Bailey, ahora al frente de la Autoridad de Conducta Financiera de la City londinense (FCA, por sus siglas en inglés, el equivalente a la CNMV española). Él será quien sustituya el próximo 15 de marzo al canadiense Mark Carney.
Hijo de un maestro y una magistrada, Bailey, que tiene sesenta años, conoce bien el Banco de Inglaterra. Trabajó en la autoridad bancaria británica durante 30 años, la mitad de su vida. Y hasta llegó a ser vicegobernador. Su reputación ganó muchos enteros cuando llevaba el timón de la Autoridad Macroprudencial a bordo de la vieja dama de Threadneedle Street (sobrenombre con el que se conoce al BDI en los mentideros financieros). Durante aquella etapa le tocó hacer frente a la crisis financiera y bancaria desatada en el 2008 y el 2009. Y salió airoso.
Un prestigio que le ha servido ahora para hacerse con la batuta de la política monetaria del Reino Unido, en un momento histórico: el del brexit. Y eso que su manera de gestionar los escándalos a los que ha tenido que hacer frente durante sus cuatro años al mando de la autoridad bursátil del país no ha sido la mejor. Sobre todo los relacionados con las malas prácticas del Royal Bank of Scotland, que atraparon a miles de pequeñas empresas en dificultades; y el hundimiento de Royal Capital & Finance, en el que casi 12.000 personas perdieron sus ahorros. Razón esta última por la que algunos diputados llegaron a pedir la cabeza de Bailey.
De hecho, hay quienes dudaban de sus posibilidades para alzarse como vencedor en la pugna para sustituir a Carney. En la carrera andaban también dos mujeres, Minouche Shafik, directora de la London School of Economics y ex vicegobernadora del BDI, y Shriti Vadera, actual presidenta de Santander UK y asesora de Johnson durante su época como alcalde de Londres.
El canadiense llegó al cargo en el 2013, después de haber sido gobernador del Banco de Canadá. Tenía que haberse ido hace tiempo. Pero ha tenido que prorrogar su mandato hasta en tres ocasiones. La razón: el tan traído y llevado brexit.
Lo último que se sabía era que iba a dejar el sillón el 31 de enero próximo, la fecha fijada oficialmente para la salida del Reino Unido de la UE. Pero se quedará hasta el 15 de marzo. Para que la transición vaya como la seda. O esa por lo menos es la intención.
«Continuaré la tarea que Mark Carney ha realizado. Para mí lo más importante es que el Banco de Inglaterra siga sirviendo a los ciudadanos a través del mantenimiento de la estabilidad monetaria y financiera y garantizando que nuestros bancos están saneados», aseguró Bailey nada más hacerse oficial su nombramiento. Y dijo también: «Es un gran honor ser elegido como gobernador del Banco de Inglaterra y tener la oportunidad de servir al Reino Unido, particularmente en un momento tan crítico para la nación como nuestra salida de la Unión Europea»
Por tan alta misión cobrará el próximo capitán del BDI la nada despreciable cifra de 580.000 euros anuales. Unos 18.000 más que su antecesor. Lo que está por ver todavía es si percibirá también los casi 300.000 euros que se embolsaba Carney cada año como ayuda para vivienda. Minucias. Preocupado anda el del apellido de licor.
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