Comedor gratis, pádel, piscina y, ahora, semana de cuatro días

Manuel Varela Fariña
M.Varela REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

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La firma Software Delsol, de Jaén, es la primera en España que fija esta reducción de jornadas. «Todos vienen con ganas de trabajar», apuntan desde la empresa

19 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Justo todavía no sabe a qué dedicará los viernes. Desde que empezó el año, él y el resto de compañeros de departamento en Software Delsol, en Jaén, libran todos los viernes. «Llevamos solo dos semanas y nos tenemos que adaptar aún. Con el tiempo iré moviendo actividades que hago fuera del trabajo, como un curso de restauración de muebles que pasaré ahora para los viernes», comenta por teléfono desde su oficina, donde también cuenta con gimnasio, piscina, comedor gratuito y un seguro privado facilitado por la empresa. «En mayo hay compañeros que aprovechan el descanso para bañarse en la piscina», comenta. En su empresa, todas las encuestas de satisfacción -anónimas entre los empleados- rozan el diez.

Los casi 200 empleados de la compañía pasan en el 2020 a trabajar 36 horas en horario de invierno y 28 en horario de verano. Los sueldos no solo se mantienen, sino que el año pasado se incrementaron en un 3%. A cambio de ir un día menos a la oficina, los empleados suman una hora más a sus jornadas laborales. «La gente viene con ganas a trabajar», afirma Juan Antonio Mallenco, responsable de comunicación y relaciones institucionales de la empresa. Es una experiencia pionera en España y nace con vocación de extenderse al resto de compañías.

«La dirección tiene mucha iniciativa. Los compañeros del comité de empresa también hacen sus demandas, pero la dirección se preocupa mucho por dar un valor añadido al trabajo», apunta Justo. En la plantilla coinciden en que la medida es un acierto, porque consideran que viven «un puente cada semana» y vuelven al trabajo «con las pilas cargadas».

Cuando él llegó a Software Delsol, hace cinco años, la jornada podía extenderse desde las nueve de la mañana hasta las ocho y media de la tarde. «Poco a poco se fue reduciendo y ahora, como tarde, nos vamos a las seis y media», subraya. La empresa continúa otorgando facilidades a los trabajadores con la experiencia de que cada una de las medidas implementadas en este sentido han tenido un efecto positivo en la productividad.

Aún es pronto para medir las consecuencias en términos de productividad -más allá del convencimiento de los empleados de que así está siendo-, pero otras pruebas en Europa o Japón lo confirman. En el 2018, Microsoft llevó a cabo el experimento en este país, dando a sus trabajadores una semana laboral de solo cuatro días. Los resultados probaron que la productividad aumentó en un 40 % y nueve de cada diez empleados afirmaron que estaban contentos con el programa. También supuso ahorros para la compañía: el número de trabajos impresos se redujo a más de la mitad y el consumo de electricidad se laminó en un 23 %.

En Europa hay iniciativas similares que llevan varios años aplicándose. Una de ellas se desarrolla en un centro de Toyota en Gotemburgo, Suecia, donde sus trabajadores llevan 13 años realizando una jornada de seis horas. Allí, los beneficios crecieron en un 25 %. Otra prueba saldada con éxito se realizó en Nueva Zelanda, en la empresa Perpetual Guardian, de 240 empleados. La dirección decidió que todos sus trabajadores hiciesen siempre la misma jornada de 32 horas durante dos meses. Como resultado, la productividad se mantuvo al mismo nivel que antes y la satisfacción de los profesionales mejoró: pasaron a faltar menos y eran más puntuales.